Muchas personas creen que el amor es un sentimiento que se agota cuando no es correspondido. Pero ¿todos los amores son iguales?
Para comenzar, recordemos que hay distintos tipos de amor, los cuales no se refieren específicamente a relaciones sentimentales. Por ejemplo, uno de los amores más fuertes y menos correspondidos es el de los padres hacia los hijos, en comparación con el de los hijos hacia los padres. Es así como los hijos no suelen ser conscientes de los esfuerzos y sacrificios que se han hecho por ellos y en ocasiones se rebelan con malos tratos y actitudes.
Sin embargo, así como los hijos no reconocen el esfuerzo de los padres, existe un mal mucho mayor y es la necesidad de muchos papás y mamás de ejercer control y recibir amor, a través de algún tipo de coacción. Estas situaciones se presentan principalmente cuando quien provee el dinero al hogar se asegura que los demás miembros de la casa le den este reconocimiento.
Otro caso muy común es la victimización, utilizada como elemento de coacción, en el que los padres se victimizan desmedidamente por la ingratitud de sus hijos y suelen recordárselo todo el tiempo, para que a través de la lástima se haga lo que el padre o la madre quieren.
Este tipo de relaciones tóxicas entre padres e hijos, en donde se vicia el sentimiento de amor desinteresado, dañan las relaciones familiares y corrompe la imagen entre Dios y nosotros. Después de todo, como padres, somos la primera imagen de autoridad que tienen nuestros hijos.
Por ejemplo, nuestro Padre del cielo nos da todo como un regalo, pero si hemos recibido amor condicionado de nuestros padres, difícilmente vamos a reconocer este regalo como tal. Por el contrario, iremos viendo cada situación negativa de la vida como un castigo, más no como una prueba a superar.
De igual forma, cuando una persona que ha vivido en un ambiente tóxico a causa de los “regalos” que recibe de sus padres, difícilmente puede exigir una mejor remuneración en un trabajo o un mejor trato de su pareja en un futuro.
Es por esta razón que nuestra misión como adultos responsables es darle amor a nuestros hijos en la forma más parecida que nos lo ha dado Dios, y esa es totalmente gratis y sin reproches.
¿Cómo dar el amor que nunca recibí?
Si nunca recibiste amor de parte de tus padres y quieres darles a tus hijos un amor genuino como el que recibes de Dios, primero debes ser consciente de ese amor de tu Padre. De lo contrario, ¿cómo podrías dar algo que no sientes haber recibido?
Es por esta razón que conocer a Dios a través de Jesús tiene mucho sentido para sanar heridas emocionales de abandono, agresión o de abuso sexual, ya que es en este modelo de maestro y amigo podemos encontrar ese amor desinteresado que luego podremos darle a nuestra familia y amigos.
Este es el proceso con el que trabajo con los alumnos del Diplomado en Sanación Interior, en el que sanamos con Jesús estas heridas emocionales de la infancia que nos limitan en nuestras relaciones con los demás.
Si quieres dar lo mejor de ti, para dar y recibir amor genuino, inicia hoy este programa y sana la falta de amor de tus padres con el amor de Jesús. Ingresa a mi sitio octavioescobar.org y empieza ahora.