El Seminario Mayor de Mérida-Badajoz cerrará sus puertas el próximo curso. Así lo comunica el arzobispo de la archidiócesis, Celso Morga, en una carta dirigida a los sacerdotes, de fecha 9 de junio, a la que ha tenido acceso InfoVaticana.
Ubicado en la ciudad de Badajoz, la historia del Seminario Metropolitano San Antón se remonta al 26 de octubre de 1754 y por sus puertas han pasado cientos de seminaristas. En él, también se ubica el seminario menor de la archidiócesis, que, a juzgar por la misiva del arzobispo, no se tocará; el seminario menor cuenta con 10 seminaristas. La situación del seminario mayor es peor: cuatro seminaristas y dos en el propedéutico.
«Os escribo acerca de un asunto de la mayor importancia para la vida de nuestra Iglesia particular», comienza escribiendo el arzobispo de 73 años. «Como bien sabéis, contamos en estos momentos con cuatro seminaristas mayores», continúa el prelado. «No he dejado de reflexionar y preguntarme ante el Señor, sobre todo en estos últimos meses, sobre el mejor modo de atender a su sólida formación, que debe ser, en esto, la ley suprema», asegura.
Morga comenta que la Iglesia sugiere, «con particular insistencia en estos últimos tiempos», que, cuando una diócesis no puede «asegurar convenientemente una sólida formación en el propio territorio», se una a otras diócesis «para fomentar Seminarios comunes».
«La realidad con la que nos encontramos en nuestra Archidiócesis ahora aconseja unirnos a otras Diócesis para asegurar esa sólida formación que, en esta materia, debe ser la razón de más peso para tomar la decisión. Por otra parte, nuestra Provincia Eclesiástica, tras haberlo reflexionado juntos recientemente, no tiene ahora mismo capacidad para establecer un Seminario de la Provincia», escribe el arzobispo.
Morga ha decidido, «con gran dolor» en su «corazón», que los seminaristas mayores se trasladen al Teologado de Ávila, que tiene su sede en Salamanca, para que continúen allí su formación integral, mientras realizan sus estudios teológicos en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca.
«Pido ardientemente al Señor que esta decisión sea para bien de los seminaristas y, en consecuencia, para bien de toda la Archidiócesis. Dicha decisión de ningún modo puede retraernos de fomentar más intensamente en nuestra Archidiócesis las vocaciones sacerdotales», indica el prelado. «Pido la limosna de vuestra oración para que esta grave decisión sea para el bien del rebaño que el Señor me ha encomendado», ruega a los sacerdotes de la archidiócesis.
La situación de los seminarios españoles dista mucho de ser esperanzadora. En el último curso del que se conocen estadísticas, 2020-2021, la Conferencia Episcopal no ha aportado los datos por diócesis por segundo año consecutivo, como era habitual. Simplemente publicó los datos nacionales: 1.066 seminaristas; 215 ingresos; 126 ordenaciones.
Hay que remontarse al curso 2018-2019, donde vemos que había cinco seminaristas, uno más que en 2021; en el curso 2001-2002 eran 23 los seminaristas.
Les ofrecemos la carta completa del arzobispo de Mérida-Badajoz:
Queridos hermanos sacerdotes:
Os escribo acerca de un asunto de la mayor importancia para la vida de nuestra Iglesia particular. Me refiero a nuestro Seminario Mayor, “corazón de la Diócesis” (OT 5). Como bien sabéis, contamos en estos momentos con cuatro seminaristas mayores. No he dejado de reflexionar y preguntarme ante el Señor, sobre todo en estos últimos meses, sobre el mejor modo de atender a su sólida formación, que debe ser, en esto, la ley suprema. He oído al Consejo presbiteral, como era mi obligación (can. 500 §2), y a los profesores del Centro Superior de Estudios Teológicos. Asimismo, he consultado a diversos sacerdotes y laicos sobre el mismo tema, y otros me han enviado su parecer.
La Iglesia nos sugiere, con particular insistencia en estos últimos tiempos a través de la Ratio de la formación sacerdotal, tanto universal como la referida a España que, cuando una Diócesis no pueda asegurar convenientemente una sólida formación en el propio territorio, se una a otras Diócesis para fomentar Seminarios comunes. La realidad con la que nos encontramos en nuestra Archidiócesis ahora aconseja unirnos a otras Diócesis para asegurar esa sólida formación que, en esta materia, debe ser la razón de más peso para tomar la decisión. Por otra parte, nuestra Provincia Eclesiástica, tras haberlo reflexionado juntos recientemente, no tiene ahora mismo capacidad para establecer un Seminario de la Provincia.
Por tanto, examinadas atentamente todas las circunstancias, he decidido con gran dolor en mi corazón, que los seminaristas mayores se trasladen al Teologado de Ávila, que tiene su sede en Salamanca, para que continúen allí su formación integral, mientras realizan sus estudios teológicos en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, a la cual, desde hace años, está afiliado nuestro Centro Superior de Estudios Teológicos.
Pido ardientemente al Señor que esta decisión sea para bien de los seminaristas y, en consecuencia, para bien de toda la Archidiócesis. Dicha decisión de ningún modo puede retraernos de fomentar más intensamente en nuestra Archidiócesis las vocaciones sacerdotales. Me dirijo a toda la comunidad de los fieles para que, entre todos, procuremos, con una vida más intensamente cristiana, el fomento de estas vocaciones. Es responsabilidad de todos. A las familias cristianas, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, a los maestros y profesores, a los responsables de las Asociaciones y Movimientos apostólicos, a todos me dirijo para que creemos un clima que propicie este fomento de las vocaciones al ministerio sacerdotal.
Para que esto no quede en buenas intenciones, es mi propósito dotar a la Delegación Episcopal para las vocaciones sacerdotales de un equipo bien decidido a trabajar en esta dirección, junto con un renovado equipo de formadores del Seminario: D. José Juan López Zambrano, como Rector y especialmente encargado de la formación de los seminaristas mayores, en coordinación con el Teologado de Ávila; D. Feliciano Leal Cáceres, como Director espiritual, y D. Jacinto Ruiz-Roso, que continúa como formador del Seminario menor. Asimismo, D. Francisco Orán Muñoz será el nuevo Delegado episcopal para las vocaciones sacerdotales.
Pido la limosna de vuestra oración para que esta grave decisión sea para el bien del rebaño que el Señor me ha encomendado. Me acojo a la intercesión de la Santísima Virgen, nuestra Madre de Guadalupe, Estrella de la nueva evangelización.
Con mi bendición,
Celso Morga Iruzubieta
Arzobispo de Mérida-Badajoz.
FERNANDO BELTRÁN.
INFOVATICANA.
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