El 28 de febrero de 2023 , el Dalai Lama Tenzin Gyatso asistió a un evento en el templo Tsuglagkhang en Dharamshala , al norte de India, donde fue invitado a hablar ante un grupo de estudiantes.
Durante el evento, el líder religioso se dirigió a un niño, diciéndole que primero lo besara en los labios y luego que le «chupe la lengua». Todo esto sucedió frente a los presentes que aplaudieron y rieron. Gyatso sazonaba el momento con risas, haciendo de todo esto un verdadero abuso, un momento de juego.
Nada se ha escrito en la prensa nacional e internacional . Ningún periodista se escandalizó.
Recién el 10 de abril de 2023, los medios dieron la noticia porque el líder religioso publicó un tuit en el que se disculpaba por lo ocurrido. Las disculpas llegaron solo porque la gente a nivel local y en las redes sociales subrayó la gravedad del acto.
Abuso normalizado
Este evento debería llevarnos a reflexionar sobre algunos aspectos muy preocupantes del fenómeno del abuso.
En primer lugar, el aura de santidad que envuelve a ciertos sujetos conduce a la justificación de cualquiera de sus actitudes. De hecho, tan grave comportamiento fue refrendado por todos los presentes. ¿Por qué? Porque es el Dalai Lama. Todos aplauden y ríen. Nadie se escandaliza.
En segundo lugar, mire el comportamiento del líder que se ríe mientras hace algo que sabe que no está bien. Es una risa destinada a exorcizar la vergüenza. El niño claramente confía en la persona que tiene delante y probablemente a pocos metros también tenía a sus propios padres que, como todos los que pertenecen a sectas, no pudieron oponerse a este loco gesto e incluso aplaudieron. El hombre santo no contesta, haga lo que haga, porque es idolatrado.
La prensa escribe para los que pagan
Finalmente, sorprende la actitud de la prensa. Numerosos artículos periodísticos se han sucedido en las últimas horas. Como de costumbre, este es un artículo copiado y pegado. Todos tienen el mismo título: «El Dalai Lama se disculpa». No se trata, por tanto, de un artículo de denuncia sino de un reportaje. Se dice que el líder religioso se está disculpando, no que haya hecho algo grave. Los artículos no tienen fecha del 01 de marzo sino del 10 de abril, día en que el abusador se disculpa.
Es claro que este comportamiento llama la atención, sobre todo si se piensa en la picota mediática que algunos periódicos hacen hacia los sacerdotes católicos que son acusados, no condenados, de actos de violencia o pedofilia.
Basta pensar en el periódico Domani que, estando en crisis por los escasos ejemplares vendidos, ha optado por confiar a una especie de «periodista» la investigación de los abusos en la Iglesia. Por supuesto, esta es una encuesta pagada por los lectores, eso sí. Lástima que Federica Tourn no acertó y continúa con una serie de artículos llenos de opiniones pero nunca de hechos. Basta pensar en la cuestión de Santa Maria Maggiore y Francofonte , donde la mujer contó una serie de falsedades. Por no hablar de muchas otras situaciones en las que los jóvenes que han tenido relaciones consentidas con sacerdotes, luego optaron por denunciarlos acusándolos de violencia solo porque tenían vergüenza de salir del armario con su propia familia.Todas situaciones que, no sólo no han encontrado condena en los tribunales, sino que además son relatadas de forma distorsionada por el “reportero”. Sin embargo, no tenía palabras para escribir sobre el expediente de los focolarinos ni sobre este grave escándalo.
Culpar a la víctima
Entre estos periodistas, no hubo ninguno que destacara la seriedad del comunicado publicado por el Dalai Lama.
El texto dice: “Ha estado circulando un video que muestra un encuentro reciente en el que un niño le preguntó a Su Santidad el Dalai Lama si podía darle un abrazo. Su Santidad quisiera disculparse con el niño y su familia, así como con sus muchos amigos en todo el mundo, por cualquier dolor que sus palabras puedan haber causado.
Su Santidad a menudo se burla de las personas que conoce de una manera inocente y juguetona, incluso en público y frente a la cámara. Se arrepiente del incidente».
La narrativa cambia y se invierte. Hablamos de «muchacho joven» no de «niño». La víctima es culpable de pedir un abrazo. Se culpa al niño , que probablemente fue empujado al escenario . Incluso si lo fuera, ese niño puede haber pedido un abrazo, ciertamente no por «chuparse la lengua» de un hombre de 87 años.
La misma nota de prensa, pues, no habla del problema pero, de hecho, menciona el abrazo, que no tendría nada de escandaloso.
Una vez más, por lo tanto, nos encontramos ante una narrativa que sigue dos caminos bien diferenciados. Quién sabe por qué nadie en estas horas ha pedido la dimisión del Dalai Lama, quién sabe por qué nadie ha definido a este hombre como un pedófilo.
Por supuesto, el Dalai Lama no es un sacerdote católico, por lo que incluso a algunos periódicos no se les paga para arrojarle barro. Después de todo, ya lo hemos explicado varias veces, a nadie le importan los niños. Alguien , especialmente los llamados profesores que aman pontificar, están interesados en nada más que vender unas pocas copias de algún libro escrito sobre el abuso clerical.
SÍ.
Ciudad del Vaticano.
Martes 11 de abril de 2023.
Silere non possum.
