El 10 de enero, el hospital de Wuhan a pocos kilómetros del mercado de Huanan, considerado el epicentro de la pandemia de coronavirus, se llenó de pacientes pero el gobierno chino impidió que los médicos no solo lo dijeran, sino que también llevaran una máscara. Así lo declara por primera vez un médico de un hospital a la BBC en un nuevo documental que se emitirá esta noche. «La situación estaba fuera de control y nos entró el pánico».
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«TODOS SABÍAMOS»
Al 10 de enero, el gobierno había declarado oficialmente solo 41 casos de coronavirus y, con el apoyo de la OMS, seguía repitiendo que la enfermedad no se podía transmitir de persona a persona. Por eso impidieron que los médicos usaran máscaras. Lástima que “todos supiéramos que se transmitía de persona a persona, hasta un loco lo habría sabido. Esto nos arrojó a un estado de confusión e ira ». En unos pocos días, los infectados eran cientos de miles.
Incluso el médico entrevistado por la BBC explica que las autoridades del hospital le prohibieron advertir a la población de Wuhan y a todo el país del peligro. Intentos similares a finales de diciembre de los médicos Li Wenliang y Ai Fen habían terminado de la misma forma: amenazas del comité del partido dentro del hospital, obligación de guardar silencio y retractarse de las declaraciones realizadas anteriormente.
«LA VERDADERA HISTORIA DEBE SER CONTADA»
Beijing admitió la verdad sobre la transmisión del virus solo el 20 de enero, pero ya era demasiado tarde. El 23 de enero, cuando Wuhan entró en bloqueo, el Hospital Central de Wuhan ya estaba recibiendo 2.500 pacientes al día. “Es posible que muchos pacientes no hayan muerto. Pero no podíamos hacer nada, no teníamos recursos suficientes », explica el médico a la BBC. “Creo que es necesario contar la verdadera historia de cómo fue. Debemos aprender de los errores cometidos para que todo esto no vuelva a suceder ».
El documental de la BBC, sin embargo, no solo culpa al régimen comunista, que ha sacrificado a millones de personas por razones de estado, permitiendo que el virus se propague por todo el mundo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud, que inexplicablemente apoyó a China durante la primera fase de la pandemia (e incluso después), también está en el banquillo. De hecho, la OMS continuó diciendo que no había peligro de transmisión del virus a pesar de no tener pruebas, solo para no contradecir a Beijing.
LAS GRAVES FALTAS DE LA OMS
En un audio de las reuniones internas de la OMS, obtenido por Associated Press y que será transmitido esta noche por la BBC, los funcionarios discuten cuánto se parece el virus al SARS y cómo «están tratando desesperadamente de obtener noticias de China». El jefe de emergencias de la OMS, Michael Ryan, declaró en una de estas reuniones a principios de enero: “No podemos decir que no haya evidencia de transmisión humana. Tenemos que ver los datos nosotros mismos, tenemos que poder determinar la distribución geográfica nosotros mismos, el tiempo y todo ». En respuesta, al día siguiente, la OMS repitió que no había peligro y elogió la respuesta de China, justo cuando el gobierno silenció por la fuerza a otro médico que quería revelar la verdad a Wuhan.
Todos aquellos que, en política y en los medios de comunicación, elogian el «modelo chino» y no se preocupan por la progresiva conquista de los puestos de poder en los organismos internacionales por parte de Beijing, deben recordar que es precisamente el sistema autoritario del régimen comunista el que ha permitido que el virus se propague por en todo el mundo, no solo silenciando a sus médicos, sino aprovechando el inexplicable y cómplice silencio de la OMS.
Con información de Tempi/Leone Grotti
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