La nueva ley fundamental de Chile, elaborada durante casi un año por una asamblea constituyente de ciudadanos, será sometida a referéndum el 4 de septiembre.
De aprobarse el texto, colocará a Chile en las antípodas de Estados Unidos que acaba de revocar el derecho federal al aborto: el derecho a la «interrupción voluntaria del embarazo» (IVG) quedará entonces grabado en la nueva Constitución.
El aborto aún suscita debate en Chile, pero ya quedaron atrás los días en que la Iglesia Católica usaba todo su peso para impedir cualquier desarrollo. La mayoría de los chilenos (73%) ahora están a favor del aborto, incondicionalmente (41%) o bajo condiciones (32%), según una encuesta de Ipsos de septiembre de 2021.
Actualmente, el aborto está autorizado en casos de violación, peligro para la vida de la madre o malformaciones fetales.
Dentro de la Asamblea Constituyente, que es totalmente paritaria, algunos habían dudado inicialmente de la conveniencia de mencionar explícitamente el aborto en la Ley Fundamental, por temor a antagonizar a la derecha en todo el texto.
Pero el movimiento feminista dio el impulso decisivo al recoger las 15.000 firmas necesarias para poner la propuesta en la agenda.
Este último fue presentado «sin ningún eufemismo», cuenta a la AFP Alondra Carrillo, integrante del movimiento feminista 8m y electa a la Asamblea Constituyente.
“El avance histórico del movimiento feminista nos ha permitido decir que era absolutamente necesario expresar las cosas […] para que cambie la historia de las niñas en nuestro país”, agrega esta psicóloga de 30 años.
Boric a favor del aborto
Así, el artículo 16 del proyecto de Constitución que, de aprobarse en septiembre, reemplazaría a la actual heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), establece que el Estado garantiza los derechos sexuales y reproductivos sin discriminación.
En este sentido, asegura «el acceso a la información, la educación, la salud y los servicios y prestaciones necesarios para tal efecto, asegurando que todas las mujeres y personas en edad fértil tengan las condiciones para el embarazo libre y protegido, la interrupción voluntaria del embarazo, el parto y maternidad».
El texto no menciona un límite de tiempo, lo que inmediatamente llevó a los movimientos antiabortistas a afirmar que la Constitución permitiría el aborto “hasta los nueve meses”.
Janise Meneses, titular de la Comisión de Derechos Fundamentales dentro de la Asamblea Constituyente, niega: es «completamente falso decir que hemos aprobado» en el proyecto un aborto «sin límite de tiempo» o «hasta el día anterior al nacimiento».
“No se menciona el plazo porque no es un dato constitucional. Es la ley la que debe especificar en qué plazo se puede ejercer este derecho”, insiste Janise Menses.
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En 2017, bajo la presión del movimiento feminista y mientras la Iglesia estaba enredada en numerosos escándalos de pedofilia, el país de 18 millones de habitantes acabó finalmente con la prohibición total del aborto.
Menos de dos años después, el levantamiento social contra la desigualdad de 2019 volvió a poner en la agenda el tema de los derechos sexuales y reproductivos.
Así se votó el matrimonio homosexual en 2021 y los chilenos dieron una amplia mayoría al joven presidente de izquierda, Gabriel Boric, quien durante su campaña dijo claramente que estaba a favor del aborto, frente a su rival de extrema derecha.
Si se aprueba la Constitución en septiembre, Chile podría ser uno de los primeros países del mundo en incluir el aborto en la Constitución, con Francia donde el partido en el poder, apoyado por el gobierno, quiere presentar rápidamente un proyecto de ley en ese sentido.
Pero la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos revive la esperanza de los movimientos antiabortistas chilenos. “No debemos tener una Constitución que establezca el derecho al aborto”, reclama Bernardita Silva, presidenta de la Fundación “Chile Siempre”.
Por PAULA BUSTAMANTE
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