Era el mes de diciembre del 2019, casi nadie imaginaba los alcances de la pandemia mundial. En México comenzaron los embates sobre todo el sector más vulnerable, inmediatamente en el mes de marzo del presente año, los indigentes pagaron caro esa factura. Antes de que comenzara a golpear sin piedad a ese sector de la población, el P. Benito, de la Iglesia de la Santa Cruz y la Soledad, podía cubrir hasta mil 500 raciones de alimentos, que son las que se daban por semana.
Cumplía con toda la demanda para que ninguna persona afectada por la pobreza se quedara sin comer, pero este templo católico que se ubica en la calle Santa Escuela, Colonia Centro, alcaldía Venustiano Carranza, se comenzó a ver rebasado.
El Padre Benito, cuenta con estudios de bioética y psicoanálisis, esto le ha servido para ser más eficiente en su labor de enaltecer la dignidad de la persona y saber escuchar las huellas del dolor del ser humano para ayudarlo a salir de esa pesadilla que es la indigencia. Pero es un reto muy complicado, sobre todo en estos últimos meses.
Hoy las raciones llegan a ser insuficientes para el abasto de las largas filas de gente que no tiene recursos.
Tan solo el año pasado, recibía todas las noches un promedio de 230 personas en situación de calle que asistían para dormir en naves acondicionadas con colchonetas y cobijas, además se les otorgaba un desayuno diario.
Hoy, el sacerdote Benito Torres Cervantes, quisiera que “los olvidados” tuvieran muchos más programas sociales; no solo temporales, que alcanzan un periodo de un día y con suerte una semana, pero después quedan desamparados.
Los indigentes “están perdidos en la oscuridad, no de la violencia, sino en la de la soledad y de sus mismos problemas existenciales que traen”, dijo visiblemente triste, a la Agencia Católica de Noticias (ACN).
En un recorrido efectuado por ACN, se constató que en su totalidad, sus más de 8 naves, a las que se suman dos capillas, fueron habilitadas para hacer un sitio mucho más digno que las brutales calles y para servir a las personas en situación de calle.
El Padre Benito habló del exitoso programa que se dio a la tarea de dar vida: “Saciando al Pobre A.C.”, trinchera con la que comenzó no sólo a alimentar al más vulnerable; sino a cambiar vidas y construir nuevas personas, al brindar sonrisas de esperanza, término que aquí no se queda en un discurso.
“Con ayuda de vecinos de la misma comunidad de La Merced, así como de fondos de la Fundación “Carlos Slim” (que apoya para ciertos eventos en la parroquia); Fundación Salmerón; Cosmopolitan (empresa que opera en la Central de Abastos, que envía raciones para 18 personas); “Bancos de alimentos, para todos”, Mensajeros de la Paz de España, y voluntarios, todas se unen para hacer posible esta acción.
Pero aún hacen falta mayores recursos y donaciones, es por eso que el P. Benito, solicita de la ayuda de fieles y laicos para cumplir con la misión de alimentar a mayor número de necesitados por lo que exhortó a la población a llevar víveres y ropa a parroquia ahora más afectada por los efectos del coronavirus.