Católicos satanistas.

Pbro. Hugo Valdemar Romero
Pbro. Hugo Valdemar Romero

Hace algunos días el pensador Agostino Nobile publicó un artículo deslumbrante por su claridad y sencillez en el que afirma que vivimos tiempos revueltos en el que los medios de comunicación han modelado nuestras sociedades. La llegada de la radio y aún más la televisión, ha supuesto una revolución que está alcanzado su apogeo en los tiempos de la información global. Este aparente mundo caótico tiene sus intereses ocultos y trabaja para la implantación de un modelo de sociedad impulsada por los ‘guardianes’ del Nuevo Orden Mundial.

La táctica que usan es señalar con palabras venenosas a quienes no están alineados con el pensamiento mediático y entonces los etiquetan de fascistas, retrógrados y oscurantistas. De esta forma, cualquier debate constructivo queda paralizado y se priva al acusado de expresar su pensamiento. El calumniador es parte de esa tipología humana que considera la honestidad, la dignidad y el respeto los peores obstáculos para sus objetivos, estamos hablando de personas malvadas con tintes diabólicos.

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Satanás es considerado el padre de la mentira, capaz de difamar a personas inocentes hasta el punto de condenarlas a muerte. Desprecia todo lo humano, se goza en ver a gente honesta calumniada y martirizada, ver a millones de criaturas perseguidas por su fe, le alegra ver a los ancianos, los discapacitados y los débiles —los preferidos de Dios— sacrificados, ver a millones de individuos reducidos a un nivel inferior al de los animales.
Debemos aprender a llamar las cosas por su nombre, continúa Agostino Nobile y hoy nos enfrentamos a verdaderos satanistas. No hay católicos adultos, demócratas, fascistas, moderados o comunistas, solo hay quienes respetan la vida y quienes la odian, cristianos y satanistas. Actuar en la sombra con la mentira y la calumnia es satánico. Se vive bajo las alas negras de Satanás, pero se presentan como partidarios de la libertad y de los derechos de los más débiles, cuando en realidad quieren debilitar a todos, eliminar la dignidad infundida por Dios y luego humillar y controlar. El satanista es la figura más traicionera y aberrante de la creación, un ser vil, un fanfarrón egocéntrico, un calumniador muy peligroso que se erige como el único poseedor de la verdad. Destructor de vidas, adulador, charlatán, impostor, villano y asesino.
Así pues, una persona que se diga católica y que a su vez sea promotora del aborto, de la eutanasia, de los matrimonios homosexuales, del relativismo, del libertinaje sexual, de la ideología de género, del feminismo, el sacerdocio de las mujeres y mil aberraciones más no es un católico abierto de mente o liberal, sino un verdadero agente activo de Satanás y de la construcción de su reino, enemigo de Dios, de su orden natural y de sus mandamientos.

 

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