Cardenal papable beatifica a viejo agitador. Pero los fieles huyen…

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San Lucas y Beato Lucas: ¡cuántos Lucas en la Iglesia!

San Lucas y Beato Lucas: ¡cuántos Lucas en la Iglesia! 

Siempre hemos conocido a San Lucas: es el autor de un Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, a quien está dedicado del magnífico santuario que domina Bolonia. Pero en cambio, el beato Luca, de apellido Casarini (foto), es una novedad absoluta: su beatificación, muy rápida, sin investigación, sin abogado del diablo, sin milagros, saltándose todos los pasos canónicos, tuvo lugar el otro día en el periódico italiano Corriere della Sera. A través de la entrevista de Aldo Cazzullo al cardenal Zuppi, arzobispo de Bolonia, presidente de la CEI, muy leal al Papa y candidato al papado en el próximo cónclave

El periodista preguntó muy tímidamente: ¿pero no fue [el agitador marxista] Luca Casarini el hombre [líder de los disturbios] del mono blanco en el G8 en Génova [reunión de Jefes de Estado G8 en esa ciudad]?

Pero el cardenal lo absolvió con mucha autoridad: «Ha cambiado, hace cosas para la vida». 

Aquí está el alborotador antiglobal, aquel que en 2001 declaró formalmente la guerra a los gobiernos del mundo, transformándose en un nuevo hijo pródigoAunque esta vez la prodigalidad parece más bien la de los obispos que financiaron su ONG dedicada a la inmigración (ilegal, según las acusaciones) con el dinero del 8 por mil, es decir, de los fieles

Esta certeza granítica resulta extraña en un prelado habitualmente muy ambiguo, un hombre de los bosques y de la costa, capaz de frecuentar centros sociales y misas en latín sin adoptar nunca posiciones demasiado clarasSin embargo, para sorpresa de todos, resulta que esta vez no hay duda: ¡Casarini está bendecido! 

Se extasia tanto el cardenal Zuppi cuando habla del portavoz de la ONG «Mediterránea», que llega incluso a contradecir el Nuevo Testamento: «Casarini ha presentado una denuncia contra sus acusadores. Veremos cómo termina». Aunque Jesús en el Evangelio, no de Lucas sino de Mateo, advierte:

«Haz pronto un acuerdo con tu adversario mientras vas con él en el camino, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez a la guardia, y te encarcelado». 

En resumen, Jesús desaconseja las quejas y Zuppi las alienta.

San Pablo, en la Primera Carta a los Corintios, dice que presentar demandas es algo vergonzoso. Y Don Bosco prohíbe categóricamente las denuncias:

«¡No lleven los asuntos ante los tribunales seculares!». 

No hay nada que hacer, se muestra desconcertado el cardenal: «La justicia aclarará las cosas». No suenan como las palabras de un sacerdote, suenan como las palabras de un abogado. Zuppi se viste como un sacerdote, pero no habla como un sacerdote, pues el cardenal asegura:

«El Evangelio no es una destilación de la verdad». 

¿Oh, no? ¿Es acaso entonces un cuento de hadas? 

Esta dolorosa afirmación del cardenal Zuppi, con inconfundible olor a herejía, me recordó la afirmación del actual jefe de los jesuitas, el padre Sosa: «En tiempos de Jesús no había grabadoras». Como si dijera que la Biblia es una colección de viejas leyendas, menos mal que los bergoglianos estamos ahí para establecer las nuevas verdades. 

Y pensar que los creyentes no están nada entusiasmados con esta Iglesia…que es indiferente a la persona y a la palabra de Cristo: en misa ahora sólo veo cabezas blancas y seminarios vacíos, leo que están en subasta. 

Y este último escándalo del dinero católico utilizado para financiar la islamización (más desembarcos, más mezquitas, en perspectiva) no aumentará ciertamente el importe de la ofrenda dominicalPero ya lo vemos con estas declaraciones del cardenal: Zuppi no ve el peligro de disgustar a otros fieles y beatifica a Casarini contra todo y contra todos

Dios ciega a los que quieren perder, lo sabemos.

Por Camilo Langone.

Ciudad del Vaticano.

Il Giornale.

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