El Cardenal Juan Omella, de 77 años, de Barcelona, España, no conocido por ser católico, hizo una visita a los fieles de la Misa Romana en Barcelona el pasado domingo. El sacerdote encargado convocó a los fieles a una reunión a las 12 del mediodía. La capilla estaba llena, incluidos muchos jóvenes.
Expresó su «afecto y aliento pastoral» y su deseo de que la diversidad de ritos, en alusión a los ritos mozárabe y ambrosiano, tenga su lugar pleno en la Iglesia.
En cualquier caso, nunca ha puesto obstáculos a las tres iglesias de Barcelona donde se celebra el rito romano. Oriol Trillas, en germinansgerminabit. narra lo sucedido.
Respaldo de Omella a la Misa tradicional
Enero 29, 2024.
Este domingo acudió el cardenal Omella a la capilla de Nuestra Señora de la Merced y San Pedro Apóstol, sita en calle Laforja 21 de Barcelona, correspondiendo a la invitación de Mn. Carlos Barba Olmos, que se encarga de la misma y celebra en ella dos veces por semana Misa tradicional; los domingos a las 12’30 h. Mn. Carlos convocó a sus feligreses a las 12 h para que estuviesen presentes y recibir al arzobispo diocesano.
En la pequeña capilla no cabía un alfiler a esa hora y allí compareció puntualmente el cardenal. Nos dijo que él no se podía quedar a celebrar, que tenía otra misa a las 13 h, pero que estaba encantado de departir con los fieles y ofrecerles su afecto y aliento pastoral.
La respuesta de estos fue de una devoción filial tan inequívoca y visible, que cuando el cardenal solicitó que le preguntasen lo que considerasen oportuno, ni un solo feligrés levantó la voz. Al contrario, lo único que recibió fue el obsequio de una cerámica conmemorativa de la visita con su escudo episcopal.
El propio Mn. Barba manifestó en su introducción que allí tenía el cardenal a uno de los grupos diocesanos más fieles y obedientes a quién es el sucesor de los apóstoles en esta iglesia particular.
Omella estuvo amable, cercano, satisfecho del recibimiento que se le dispensaba e incluso manifestó que no se quedaba a celebrar porque tenía otro compromiso, aunque añadió que, aunque quisiese, no estaba seguro de seguir bien el rito antiguo y que mejor lo haría Mn. Carlos. Un poco despistado con el tempus litúrgico del día, eso sí, pues ignoraba que era domingo de Septuagésima.
Con todo, en estos tiempos post Traditionis Custodes, mostró sus respetos por el seguimiento de la misa tradicional y manifestó que la diversidad de ritos (aludió al mozárabe y al ambrosiano) tenía plena cabida en la Iglesia, si se hacía desde la comunión y la unidad. Ningún asiduo a la Misa tradicional ha dejado de respetar jamás la comunión y la unidad.
Sí pudo observar nuestro cardenal como en aquella pequeña capilla se hallaba presente una afluencia de gente joven muy superior al de otras comunidades.
El incremento del seguimiento de la Misa tradicional es un hecho incontestable en muchos países y en Barcelona también se aprecia esa tendencia. Junto a la capilla de Laforja, en la que únicamente se celebra misa por el rito antiguo, también se puede seguir el misal romano de San Pio V en las parroquias de San Juan Bautista de Santa Coloma de Gramenet y Sant Jordi de Vallcarca.
Cabe decir que Omella no ha puesto jamás ni un pero a esas tres comunidades, a pesar de los aires romanos nada proclives y a las ostensibles reticencias de otras diócesis.
Es de suponer que el ambiente que calibró ayer en la capilla de la Merced ayudará a esa percepción positiva, no solo por el calor filial con que se le recibió, sino por la composición de esa misma feligresía. Desde el nonagenario Sr. Ribé, que acude dos veces por semana desde Valls, a los matrimonios jóvenes que acuden con sus hijos y al buen número de chicos y chicas que hincan sus rodillas en los reclinatorios.
Si en el fondo no existe un laicado más obediente a la jerarquía eclesiástica que el adepto a la Misa tradicional. Lo cual no significa que abdique de sus derechos; en especial de seguir la misa con el rito que espiritualmente le deja más huella y estima que con él da mayor gloria a Dios. Con respeto a todos los otros. Que el devoto a esa misa goza también de la virtud de la cordialidad y la educación.
Incluso lo recordó el propio Omella cuando les habló de tres de los Universales de Aristóteles (veritas- bonum- pulchrum) como guía de nuestra vida cristiana. Los tres se cumplen de manera significativa en la capilla de Laforja. Y el pulchrum en su liturgia en grado sumo.
Satisfecho quedó también Mn. Carlos Barba que recibió los parabienes arzobispales. Un merecido reconocimiento a una labor abnegada que ha sabido continuar el estandarte del bueno de Mn. Mariné que, desde qué se jubiló como párroco de San Félix Africano en 1988, se hizo cargo de aquella pequeña capilla, que se hallaba casi en desuso y la consagró en exclusiva a la celebración del rito tridentino.
Tanto la prolongada vida sacerdotal de Mn. Mariné como el entusiasmo actual de Mn. Barba han hecho posible que ese oratorio permanezca en pie y gracias a la disposición testamentaria de su antigua propietaria, a favor del Instituto del Oasis de Jesús Sacerdote, haya resistido la voracidad de la especulación inmobiliaria que se cernía sobre su privilegiada ubicación.
Oriol Trillas.
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