El Cardenal Gregory de Washington reafirmó en una carta del 30 de julio su decisión de prohibir una Misa Romana ya aprobada, programada para el 14 de agosto en el Santuario Nacional con el Arzobispo Thomas Gullickson.
El organizador y financiador de esta misa, el Instituto Paulus, pidió a Gregory en una carta del 29 de julio que reconsiderara su prohibición.
Un autoritario Gregory respondió que supuestamente tiene la «competencia exclusiva» para autorizar las misas en latín según el Misal Romano de 1962. La misa del 14 de agosto «puede celebrarse en latín según el Misal Romano promulgado por San Pablo VI y revisado por San Juan Pablo II» – como si el «latín» fuera el problema.
Gregory fingió «lamentar» que su decisión «haya sido una fuente de decepción».
Es más complaciente con los políticos pro-muerte o con los sacerdotes homosexuales. En 2018 invitó «personalmente» al pseudo cura activista homosexual James Martin a hablar sobre el ministerio jesuita gay.
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El cardenal electo Gregory asegura que permitirá a Biden cometer sacrilegio
Recién designado cardenal, el arzobispo de Washington, Wilton D. Gregory, ha asegurado que no negará la comunión al ultraabortista Joe Biden, que con su apoyo público al aborto provocado sin restricciones se opone frontalmente a la doctrina católica y a la propia ley natural.
Wilton Gregory, arzobispo de Washington y cardenal electo, dará la comunión al aspirante a presidente electo Joe Biden a pesar de la radical postura abortista de éste, reiterada y ampliada en la reciente campaña electoral, ha asegurado el prelado en declaraciones al Catholic News Service, agencia financiada por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
“Espero que se dé un verdadero diálogo, porque creo que ese es el mantra del Papa Francisco, que debemos ser una iglesia en diálogo, incluso con aquellos con los que tenemos serios desacuerdos”, dijo Gregory, como si aprobar leyes que garanticen la licencia para matar niños en el vientre de sus madres fuera un mero “desacuerdo” que permite tomar el Cuerpo de Cristo sin cometer sacrilegio.
Las razones aducidas por el prelado para adoptar esta postura son que Biden lleva recibiendo la comunión durante toda su vida política y que, dado que los católicos conocen bien la postura de la Iglesia sobre la “sacralidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural”, no hay posibilidad de escándalo. Más aún, Gregory cree incluso que es su deber participar en este sacrilegio. Por el diálogo, ya saben.
Su Santidad ha realizado numerosas declaraciones tajantes relativas a cuestiones como el aborto, la actividad homosexual o la teoría de género, que concuerdan con la doctrina moral perenne de la Iglesia Católica. Por eso sorprende que con tanta frecuencia sus gestos y, sobre todo, nombramientos, parezcan contradecir sus claras palabras.
Es el caso de Wilton Gregory, de la camarilla de McCarrick, uno de los obispos norteamericanos más en sintonía con el lobby LGTB y más representativos del ala ‘progresista’ de la Iglesia de Estados Unidos.
Infovaticana.