* Los ciudadanos estadounidenses deberían instar a ‘sus representantes en el gobierno a reconocer la total indignidad de Joe Biden para ocupar un cargo institucional’ tras su mensaje de Pascua promoviendo el transgénero.
Nota del editor: La siguiente es una declaración del arzobispo Carlo Maria Viganò, ex nuncio apostólico en los Estados Unidos, “sobre la escandalosa proclamación del 31 de marzo como ‘día de la visibilidad transgénero’ por parte del ‘presidente’ Joe Biden”.
La palabra Apocalipsis, en griego, significa develamiento, revelación. Esta revelación, en la Sagrada Escritura, se refiere ante todo a la realidad objetiva del bien y del mal, es decir, a la conciencia colectiva de la guerra en curso entre Dios y Satanás, entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas.
La proclamación sin precedentes y escandalosa del 31 de marzo como “Día de la Visibilidad Transgénero” por parte del autodenominado presidente estadounidense Joe Biden –que se atreve a declararse católico– constituye una ofensa gravísima a Dios y a millones de católicos y cristianos en Estados Unidos y en todo el mundo. mundo, ante el cual es imposible no reaccionar con la debida firmeza.
Insto a los ciudadanos estadounidenses y a sus representantes en el gobierno a que reconozcan la total indignidad de Joe Biden para ocupar un cargo institucional, para lo cual, como es bien sabido, utilizó acciones fraudulentas y manipuladoras en las elecciones presidenciales de 2020. Pido a mis hermanos en el episcopado y a los sacerdotes que reconozcan que Joe Biden ha incurrido en excomunión latæ sententiæ y, como tal, debe ser expulsado de las iglesias y no admitido a la Comunión. Hago un llamado a los católicos y a todos los cristianos a orar para que, en este solemne día de Pascua, el Señor resucitado tenga misericordia de los Estados Unidos de América y ponga fin a los ataques de las fuerzas infernales desatadas hoy más que nunca.
Toda la humanidad está despertando de un letargo que ha durado demasiado tiempo:
- las vidas de inocentes están amenazadas por el aborto, la eutanasia, la manipulación y el abuso;
- la salud de los ciudadanos se ve comprometida deliberadamente por sueros experimentales que se revelan como un arma biológica de aniquilación de la población;
- la corrupción moral total de los niveles más altos de la autoridad civil, esclavizados por grupos de presión criminales en un golpe global, ahora es evidente;
- la exhibición cada vez más arrogante de adoración a Satanás por parte de los medios de comunicación y el mundo de la cultura y el entretenimiento nos muestran un mundo inundado de perversiones execrables que claman venganza al Cielo;
- la loca provocación de un conflicto mundial se cobra vidas para enterrar los horrendos escándalos sexuales y financieros de una potencia que ahora es enemiga de sus ciudadanos.
El odio luciferino hacia Dios y Nuestro Señor Jesucristo ya no se puede ocultar ni negar. Esta es la revelación develada ante nosotros, de la cual los servidores de las tinieblas se burlan provocativamente al celebrar las perversiones y los vicios en el día santo en que honramos la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Los cristianos son progresivamente desterrados de la sociedad civil y considerados una amenaza al proyecto subversivo del Nuevo Orden Mundial, mientras una minoría de viciosos y pervertidos pretende erigir sus desviaciones como norma universal. Aquí está la “visibilidad” de Biden y la ideología del despertar, celebrando una macabra y loca danza hacia el abismo.
Levántense, hijos de la luz: levántense y alcen la voz, porque ante estos crímenes el silencio se convierte en cómplice. Levántense, cristianos: levántense para evitar los flagelos que se ciernen sobre las naciones a causa del poder usurpado y pervertido. Dios os llama a ser sus testigos, a luchar por el bien y a denunciar la conspiración de una autoridad abiertamente subordinada a Satanás.
Que Cristo resucitado, triunfante sobre la muerte y el pecado, os inflame de fe, de caridad y de santa valentía en esta etapa crucial de la historia humana. Surrexit Dominus vere: ¡aleluya, aleluya!
+Carlo Maria Viganò, Arzobispo.
