Fue sin duda el momento del cardenal Jorge Mario Bergoglio. En mayo de 2007, seis años antes de ser elegido Pontífice de la Iglesia católica, el arzobispo de Buenos Aires, con 70 años, fue nombrado presidente de la comisión encargada de elaborar el documento final de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
Ya como Papa Francisco, Bergoglio cita habitualmente este documento que se conoce como Documento de Aparecida, ya que fue en ese santuario brasileño donde tuvo lugar el encuentro en el que participaron unos 300 obispos.
Por tanto, como pueden deducir, el entonces cardenal Bergoglio tuvo un peso decisivo en la elaboración de las conclusiones del encuentro, plasmadas en el citado documento, cuya enorme extensión abarca 554 puntos, algo que recuerda a los largos documentos de Francisco como Santo Padre.
¿A qué vienen estos recuerdos? Estos días, se está viviendo un intenso debate entre los prelados estadounidenses, que se encuentran celebrando su Asamblea plenaria. El centro de las fricciones lo está teniendo la cuestión de negar, o no, la comunión a los políticos que impulsen y apoyen medidas como el aborto.
El presidente del episcopado de Estados Unidos, José Horacio Gómez quiso sacar un documento a debate en la Asamblea; Ladaria, cardenal prefecto de Doctrina de la Fe, le envió una carta diciendo que se pensara bien este tema, que llegaran a un acuerdo, un consenso entre todos los obispos.
Ahora volvemos a Aparecida: “No entiendo por qué es tan difícil para los obispos estadounidenses seguir el claro ejemplo del Papa Francisco y prohibir que los políticos pro-aborto reciban la Comunión. Basta copiar esta sección del documento de Aparecida, cuyo comité de redacción estuvo encabezado por el entonces cardenal Bergoglio”, dice Catholic Sat en Twitter.
Y es que, en el documento de Aparecida, podemos leer lo siguiente en el punto 436: “Esperamos que los legisladores, gobernantes y profesionales de la salud, conscientes de la dignidad de la vida humana y del arraigo de la familia en nuestros pueblos, la defiendan y protejan de los crímenes abominables del aborto y de la eutanasia; ésta es su responsabilidad. Por ello, ante leyes y disposiciones gubernamentales que son injustas a la luz de la fe y la razón, se debe favorecer la objeción de conciencia. Debemos atenernos a la “coherencia eucarística”, es decir, ser conscientes de que no pueden recibir la sagrada comunión y al mismo tiempo actuar con hechos o palabras contra los mandamientos, en particular cuando se propician el aborto, la eutanasia y otros delitos graves contra la vida y la familia. Esta responsabilidad pesa de manera particular sobre los legisladores, gobernantes, y los profesionales de la salud”.
¿Entendemos ya cual es la postura del Papa al respecto?
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