Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima

OCTAVA DE NAVIDAD: Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

Canónigo Juan de Dios Olvera Delgadillo
Canónigo Juan de Dios Olvera Delgadillo

Del santo Evangelio según san Lucas: 2,16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.

Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.

Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido.

Palabra del Señor.  R. Gloria a ti, Señor Jesús.

COMENTARIO:

  1. El misterio que contemplamos en la Navidad, es decir, la encarnación del Hijo de Dios y su nacimiento -sin dejar de ser Dios- como hombre verdadero, es de tal profundidad y excelcitud, que la contemplación de este misterio, nunca nadie podría agotarla. La encarnación del Hijo de Dios es el acontecimiento más trascendente y maravilloso en toda la historia de la humanidad.
  2. La Iglesia nos ha invitado a contemplar solemnemente el misterio de Cristo hecho hombre en la liturgia del día de Navidad, pero nos ha propuesto continuar dicha contemplación durante ocho días en lo que se llama litúrgicamente la octava de Navidad, meditando el misterio de la encarnación desde varios aspectos, para culminar dicha octava con la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, es decir, contemplando el misterio de Cristo desde el misterio de la maternidad divina de la Virgen santísima por obra del Espíritu Santo.
  3. El misterio del Hijo de Dios hecho hombre verdadero, no puede entenderse, en el plan de Dios, sin mencionar el papel esencial que en ese misterio ha tenido la Virgen Santísima, pues ella es elegida para que por obra del Espíritu Santo sea la Madre del Salvador. En efecto, los santos evangelistas no omiten mencionarla para explicar el misterio de Cristo: Cristo vino al mundo de la siguiente manera…” (Mt 1,18) y a continuación se explica como Cristo nace de la Virgen santísima; los evangelios nos presentan a la Virgen santísima como la que da a luz al Emmanuel: Dios con nosotros (cf. Mt 1,23).
  4. La expresión “Madre de Dios” (“Theotokos”, en griego) no es para nada una expresión casual, meramente devota o poética. Es un título absolutamente sopesado por la Iglesia y proclamado con total solemnidad, seriedad y precisión en el Concilio de Éfeso en el año 431; si bien la doctrina de la Virgen santísima como Madre de Dios ya existía desde siempre en la fe del Pueblo de Dios, en el Concilio de Éfeso se hace oficial para toda la Iglesia, y para siempre. Entra así a formar parte esencial de la fe cristiana, conforme a la fe de la Santa Iglesia de Cristo.
  5. “…los pastores fueron a toda prisa hacia Belén…”Jesús nace en Belén de acuerdo a las profecías (cf. Mt 2,4-5); movidos por el anuncio que el ángel hace a los pastores (cf. Lc 2,11), ellos se dirigen a contemplar al Salvador que ha nacido. Van presurosos y contentos, tal y como nosotros debemos ir llevando a los demás la buena nueva del nacimiento de Cristo.
  6. “…y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre: los pastores adoran al “Rey de reyes (Dn 2,37; Ap 17,14), nacido de la Virgen santísima a quien los pastores tienen el privilegio de ver cuidando, como su madre, al recién nacido Niño Dios, recostado con toda humildad en un pesebre.
  7. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón: Nadie como la Mamá de Cristo para contemplar de corazón y en profundidad todo el misterio del Señor, para asimilarlo y meditarlo en su interior. Ella inspira como modelo a toda la Iglesia a custodiar íntegro el misterio de Cristo y su poder salvador, así como a mantener  ardiendo siempre, en el corazón de la Iglesia, el Evangelio íntegro de Cristo.
  8. “…y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel…”: Jesús es el cumplimiento de todas las profecías mesiánicas, Él es el Mesías esperado; Él es el único camino, verdad y vida (cf. Jn 14,6) para todo hombre, y para toda la humanidad.
  9. A propósito de esta solemnidad, en la oración del Ave María decimos siempre, junto con toda la Iglesia Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros: la intercesión de la Virgen Santísima es poderosísima cual Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive…” (Nican Mopohua n. 26), a Ella debemos acogernos y encomendarnos, Ella nos guía en el camino de la fe.
  10. No deja de ser significativo que podamos iniciar el año civil bajo la protección de la Madre de Dios en todo el mundo; en todo el mundo abundan los problemas, algunos muy complejos o acuciantes; la presencia de la Virgen en medio de este mundo es una auténtica bendición, y sólo la intercesión de la excelsa Madre de Dios tal puede guiar al mundo a encontrar a Cristo, único camino de salvación para la humanidad (cf. San Juan Pablo II, Carta Encíclica Redemptor hominis nn. 13-14; 18).
  11. Que la Madre de Dios muestre a toda la Iglesia el camino de la verdadera buena noticia, a saber,  que en Cristo somos incondicionalmente amados, e invitados a la vida eterna de los hijos de Dios.
  12. Reflexión para el fin del año y el inicio de un año nuevo. Que al terminar el año 2022, la Virgen Santísima de Guadalupe, nos ayude a agradecerle a Dios todos sus beneficios en el año que termina, que podamos recordar agradecidos uno a uno sus amorosos beneficios y favores, en nosotros, en nuestras familias y seres queridos. Si alguno de ellos se nos ha adelantado, que Dios nos ayude igualmente a dar gracias por la vida concedida a ese ser querido, y por la que ahora esperamos se le otorgue en el cielo, en la eternidad. Que la esperanza supere nuestras tristezas, que la fe se sobreponga a toda dificultad. Que sepamos también reconocer nuestras fallas y pecados, que con la  intercesión de nuestra Madre santísima podamos también humildemente hacernos los propósitos de año nuevo que verdaderamente sean para nuestro bien, sobre todo los de conversión espiritual que son garantía de felicidad en esta tierra y en la vida eterna, tales como hacer una buena confesión, cambiar de vida, amar a nuestros hermanos, gozar del perdón de Dios, recibir el “pan de vida eterna” en el banquete de la comunión eucarística.

Que con la bendición de Dios y la intercesión de la Virgen Santísima de Guadalupe comencemos, con humilde confianza y esperanza en Dios, un nuevo año en compañía de nuestros seres queridos y en disposición de hacer el bien a nuestros hermanos que Dios ponga en nuestro camino, aunque no los conozcamos.

Que día a día pidamos la bendición de Dios, su luz y su amor. Que siempre sepamos ser humildes para pedir a Dios su ayuda para la realización de todos nuestros proyectos, que siempre nos conceda alegría, paz, amor y felicidad, aunque las cosas no siempre nos salgan como quisiéramos, quizá Él amorosamente nos está evitando un mal. Confiemos que Él siempre nos ama, y busca nuestro bien. Que este año 2023 sea siempre de confianza en el Señor con la intercesión de nuestra Madre santísima.

¡¡¡ Santa María de Guadalupe, salva nuestra Patria y conserva nuestra fe !!!

¡¡¡ FELIZ AÑO NUEVO 2023 EN CRISTO Y BAJO EL AMPARO DE SU SANTÍSIMA MADRE!!!

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