“Condenamos enérgicamente este horrible acto de asesinato bárbaro, cruel y despiadado. Las fuerzas de seguridad tienen que hacer todo lo posible para detener a los criminales que están detrás de este asesinato y llevarlos ante la justicia. No se debe permitir que los delincuentes deambulen libremente dentro de nuestras comunidades. Esto los alienta a seguir cometiendo más y más delitos”.
Tales fueron las palabras de monseñor Lucius Iwejuru Ugorji, arzobispo de Owerri y presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Nigeria (Cbcn), en una nota enviada a SIR sobre el brutal asesinato del padre Isaac Achi, párroco de la parroquia de los Santos Pedro y Pablo, en Kafin- Koro, ayer por la mañana en la diócesis de Minna en Nigeria, en el Estado de Níger.
El padre Achi fue quemado vivo por un grupo de bandidos armados que prendieron fuego a su casa parroquial mientras dormía profundamente.
Su asistente, el padre Collins Chimuanya Omeh, logró escapar pero recibió un disparo y resultó herido y ahora está hospitalizado en estado grave.
El arzobispo Lucius Iwejuru Ugorji hace un llamamiento al gobierno para que “sea más proactivo a la hora de garantizar la seguridad de todos los nigerianos en todos los rincones del país. Esta es su primera responsabilidad. No hace falta decir que un gobierno que fracasa en el sector de la seguridad ha fracasado lamentablemente”.
El padre Achi también había sido párroco de la iglesia católica de Santa Teresa Madalla, también en el estado de Níger, bombardeada por terroristas de Boko Haram el 25 de diciembre de 2011, en la que murieron 44 personas.
MINNA, NIGERIA.
AGENSIR.