El Papa Francisco también tiene preocupaciones debidas, de manera más prosaica, a la inflación, a la recaudación de donaciones, a la necesidad de llegar a fin de mes en el pequeño Estado Pontificio.
Esto es lo que se desprende del último presupuesto de la Santa Sede, que, según informa La Repubblica, muestra un déficit operativo que aumenta sólo 5 millones respecto al año anterior, contenido gracias al recorte del gasto y a la valorización de los activos inmobiliarios.
Si bien las donaciones se han mantenido estables en el último año, a medio plazo han ido disminuyendo constantemente.
Y en el futuro el déficit no hará más que aumentar, a menos que el Papa y sus hombres inicien una dieta para adelgazar.
La Santa Sede no tiene impuestos ni política monetaria. Los únicos ingresos son las donaciones: las que envían cada año a Roma las Iglesias más ricas (Estados Unidos, Italia, Alemania, España y Corea del Sur) y las que pagan al Papa los fieles de todo el mundo a través del Óbolo del Santo. Pedro. En 2023, 48,4 millones entraron en las arcas de Pence (fueron 43,5 en 2022) pero, aprovechando las reservas, 90 salieron para apoyar a la Curia.
Sin embargo, a lo largo de la década, las donaciones de Pence han disminuido […]
En los últimos años, el escándalo del palacio londinense ciertamente ha tenido repercusión y las polémicas surgidas en torno a algunas decisiones del Papa Francisco, como la bendición de las parejas homosexuales, que probablemente ha molestado a los fieles más conservadores, probablemente hayan pesado.
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En el corto plazo, el desafío era, más simplemente, la inflación. Según los datos contenidos en el último presupuesto de la Santa Sede, recientemente aprobado por el Consejo de Economía presidido por el cardenal Reinhard Marx, el déficit operativo para 2023 fue de poco más de 83 millones de euros: ingresos de 1.152 millones de euros, gastos operativos de 1.236 millones los gastos de explotación.
El panorama mejora si tenemos en cuenta los resultados financieros, que sin embargo pueden no concretarse: el déficit asciende a 68 millones. El déficit de 83 millones es sólo cinco millones superior al del año anterior – cuando la Santa Sede, en realidad, no publicó el presupuesto – de 78 millones. El año pasado los ingresos aumentaron en 28 millones, pero los gastos también crecieron en 33 millones. La inflación obligó al Estado Pontificio a aumentar los salarios y gastar más debido a los altos precios de la energía.
Los cálculos del ábaco van acompañados, en el Vaticano, de conflictos más o menos sutiles. Incluso antes de que concluyera el juicio por fraude en la venta del edificio en el centro de Londres, el Papa transfirió a la APSA los fondos que hasta entonces gestionaba de forma independiente la Secretaría de Estado. Una decisión que ha creado cierto descontento dentro de las Murallas Papales, pero que va en la dirección de centralizar y controlar mejor las inversiones.
El déficit, que casi siempre ronda los 50 millones, sería mucho mayor si en los últimos años el Papa no hubiera asumido una contención decisiva de los costes (contratos de obra, licitaciones) y una mejora significativa de los ingresos.
Por Iacopo Scaramuzzi
Viernes 26 de julio de 2024.
extracto.