Las extorsiones a sacerdotes por redes sociales aumentaron debido al confinamiento causado por la pandemia de Covid-19, señala el Centro Católico Multimedial (CCM).
De acuerdo con el Reporte Anual 2021 Situación de la Iglesia Católica ante la violencia en México, elaborado por el CCM, el confinamiento por el Covid-19 obligó a que las misas y actividades parroquiales se realizaran a distancia por medio de recursos virtuales, como las redes sociales, lo que implicó una apertura sin la debida regulación y abrió la puerta a “novedosas” formas de extorsión contra obispos, sacerdotes y agentes de evangelización.
El padre Omar Sotelo, director del CCM, dijo en entrevista con El Sol de México que las extorsiones contra el clero en México se concentra en la Ciudad de México, Chihuahua, Veracruz, Guerrero y Michoacán, estos dos últimos estados con alta presencia del crimen organizado que devasta no solo a la Iglesia Católica, sino a las comunidades más apartadas.
“Los sacerdotes como actores de estabilización social, son el objetivo del crimen organizado” en zonas complejas, donde la delincuencia trata de lograr el control, explicó.
Comentó que con el aislamiento obligado por la Covid-19 en 2020, varios miembros de la Iglesia buscaron mantener sus actividades eclesiásticas por medio de internet; sin embargo, también los criminales comenzaron a utilizar diversas plataformas para extorsionar a los clérigos e incluso tuvieron conocimiento que en Tik Tok se dieron casos de mensajes para amedrentar o pedir dinero a los sacerdotes.
Sotelo Aguilar comentó que por lo efímero de los mensajes y la renuencia de las autoridades a dar seguimiento a estas amenazas, se omiten las denuncias. Además, dijo el director del CCM, la mayoría de los casos, por la edad avanzada de los sacerdotes, caen en los engaños de los delincuentes, aunque los más jóvenes hacen caso omiso a estas amenazas.
Explicó que el modus operandi común de los delincuentes es enviar mensajes pidiendo dinero o algún otro recurso a los sacerdotes, por medio de mensajes de Whatsapp, que van desde amenazas de muerte, causar robos, disturbios en las iglesias o generar escándalos entre la feligresía para afectarlos.
Otro problema es que por lo efímero de los mensajes, es complicado documentar todos los casos de amenazas y extorsión.
Sotelo comentó que en sus investigaciones el CCM se ha enfocado en las agresiones que se han cumplido. El dato más reciente de extorsiones que tiene documentado el CCM es de 2019, cuando se registraron 880 casos.
Pero resaltó que esto fue antes de la pandemia, por lo cual estimó que estos casos se multiplicaron exponencialmente durante y después de 2020.
El Reporte Anual 2021 del CCM indica que en diciembre de 2021, el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Ramón Castro Castro, advirtió que “desde hace meses en varias diócesis de nuestro país se han venido suscitando casos de extorsión con diferentes modus operandi dirigidos hacia nuestros sacerdotes, religiosas y feligreses. Nos preocupa que estos hechos ocurren cada vez de manera más frecuente, por ello los invitamos a que puedan informar a su comunidad para que no se dejen engañar”.
A su vez, Alfonso G. Miranda Guardiola, obispo auxiliar de Monterrey, denunció en Twitter intentos de extorsión usando su nombre: “siguen los intentos de extorsión en la iglesia: diócesis y curia. Por favor estén alertas, y repórtenlo”, alertó.
Mientras que otros obispos también dieron cuenta de estos hechos, como José Acosta Beltrán, quien denunció en redes sociales las llamadas hechas para obtener dinero con el pretexto de cubrir los gastos de salud por la enfermedad de sacerdotes. “No hemos tenido necesidad de pedir algún apoyo” argumentó el obispo quien así se deslinda de estos intentos fraudulentos.
El CCM indica que no se conoce la cifra relativa a las pérdidas económicas, ni qué grupos están dedicados a la extorsión y si se trata de bandas del crimen organizado; tampoco se conoce una cifra o censo de parroquias que hayan denunciado el pago del derecho de piso o de servicios de protección de grupos contra bandas rivales.
En este sentido, la Conferencia del Episcopado Mexicano hizo un llamado urgente para que se articulen esfuerzos con el fin de llevar un registro preciso de estos delitos y concentrar los datos concretos de las formas e incidencias.
El informe del CCM indica que México es uno de los países en Latinoamérica más peligrosos para los sacerdotes católicos. “México sigue siendo un país peligroso para ejercer el sacerdocio en América Latina. 79 atentados contra miembros de la Iglesia Católica así lo señalan”, indica.
El reporte indica que estos atentados son: uno en contra de un cardenal, 61 sacerdotes, un diácono, cuatro religiosos, nueve laicos y una periodista católica y hay dos sacerdotes desaparecidos. Mientras que hay cuatro homicidas de sacerdotes en lo que va de la presente administración, tres de estos ocurrieron este 2021.
El padre Gumersindo Cortés González del clero de la diócesis de Celaya; Fray Juan Antonio Orozco Alvarado, OFM, prestaba su ministerio en la Prelatura del Nayarit y, el del padre José Guadalupe Popoca Soto, de la diócesis de Cuernavaca son las víctimas de homicidio.
Asimismo, señala que la impunidad prevalece en las denuncias que presentan sus integrantes, ya que ni las fiscalías estatales o la Fiscalía General de la República (FGR) dan respuesta clara a este fenómeno; sino que, por el contrario, “las investigaciones son irregulares y con grandes vacíos”, debido a que más de 80 por ciento de los casos de asesinatos, extorsiones, ataques y robos contra templos católicos no han sido resueltos.
Respecto a los asesinatos contra sacerdotes, aunque el estudio advierte que disminuyeron, con relación a los primeros tres años del sexenio anterior, estos crímenes no se detienen: en el gobierno del expresidente Enrique Peña hubo 14 homicidios, mientras que con Andrés Manuel López Obrador se han registrado cuatro casos; sin embargo, tres de estos homicidios se registraron en este 2021.
Otro delito que preocupa a la Iglesia católica son los agravios a sus templos, pues se incrementan gravemente. Se registran más robos, lo que trae consigo “el agravio a objetos de fe y devoción con el sacrilegio a especies eucarísticas”.
Rafael Ramírez.
El Sol de México.