En la actualización puntual de las condiciones de salud, Francisco Moreno Barrón, arzobispo de Tijuana, da cuenta del duro proceso que ha debido afrontar el pasado domingo de Ramos en el que fue intervenido para drenarle líquido del pulmón.
Ya en comunicados anteriores, el arzobispo había informado del tratamiento oncológico que está en sus fases iniciales. En el sexto comunicado publicado el 17 de mayo, el arzobispo reconoce padecer cáncer, un mesotelioma epiteliode, el cual, según la literatura médica es una enfermedad que desarrolla células malignas en la pleura o capa delgada de tenifo que reviste la cavidad torácica y recubre los pulmones y que el prelado reconoce pudo haber sido provocada por el contacto que, en el pasado, tuvo con el asbesto.
Sin embargo, el sentido comunicado revela un episodio que pudo terminar con la vida de Moreno Barrón cuando el 23 de abril, en Ciudad de México, tuvo que ser intervenido por un absceso en la zona perianal que lo tuvo al borde de caer en choque séptico, es decir, la infección de la sangre.
En el detallado testimonio que es a la vez un agradecimiento a Dios por el don de la vida, el prelado cuenta, durante el traslado para iniciar sus tratamientos, lo que debió ser un tranquilo traslado se convirtió en un pesado viaje cuando en el vuelo hecho el 19 de abril, sus manos y pies se hincharon con un incremento de dolor. Fue hasta el 21 de abril cuando se ordenó la hospitalización del prelado a fin de realizar los estudios y determinar las causas de las dolencia. Hasta el 23 de abril se ordenó la cirugía para drenar un absceso en la zona perianal que arrojo 300 ml de pus que aquejaban al paciente.
El prelado fue hospitalizado del 21 al 30 de abril, período en el cual los médicos dieron los pormenores de la delicada situación que afrontó. Así lo cuenta cuando los galenos expresaron: “Lo que usted traía era algo más terrible porque si el absceso reventaba y agarraba un vaso sanguíneo, vendría una afección sistémica, es decir, el choque séptico con la infección de la sangre y todo quedaría en las manos de Dios”.
Tras la intervención, el también administrador apostólico de la diócesis de Mexicali reconoció la notable mejoría. “Mi vida estuvo a punto de terminar”, dice en el anexo del comunicado reconociendo que este capítulo pudo superarse gracias a la oración de los fieles. Para el arzobispo, el acontecimiento es trascendente y afirma: “No podía guardarlo a solas en mi corazón, si bien esperé el momento oportuno para madurarlo y compartirlo abiertamente, con la única finalidad de darle gloria a Dios y mostrarles a ustedes mi profunda gratitud”.
Ahora, el arzobispo Moreno Barrón tiene por delante los tratamientos para acabar con el cáncer diagnosticado en los que repartirá su ministerio episcopal en Tijuana y terapias con traslados constantes a la Ciudad de México. De acuerdo con el comunicado, estará en Tijuana el 20 de mayo confiando en la oración de los fieles en la que, afirma, el prelado tiene “la firme esperanza que Dios me dé la fortaleza que iré necesitando y la gracia de la curación si es su santa voluntad”.
Recientemente, el arzobispo Moreno Barrón participó, a través de una videograbación desde la Casa Sacerdotal ubicada en Ciudad de México, en el III Congreso Nacional de Equipos Parroquiales de Liturgia organizado por la Dimensión Episcopal para la Pastoral Litúrgica de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el 15 de mayo y también dirigió un saludo y bendición a través de redes sociales de la arquidiócesis de Tijuana y de la diócesis de Mexicali y que se puede ver aquí.