«Aquí oró Colón» antes de partir. La fe del navegante lo llevó a desembarcar en el Nuevo Mundo

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Nunca se sabrá si el éxito de Cristóbal Colón tuvo algo que ver con su fe, o fue más su experiencia de navegación, o quizás un golpe de suerte que llevó a sus tres carabelas a desembarcar en el Nuevo Mundo. Una serie de afortunadas casualidades y una cadena de errores finalmente bienaventurados llevaron a La Niña, La Pinta y la Santa María a las Américas en 1492 desde la isla canaria de La Gomera, en un trayecto de 2.400 millas que pensó que le llevarían a Japón.

La suerte de Colón tuvo algo de divino, y fue precisamente a su fe a la que se encomendó para que Dios le protegiese en tan larga travesía. «Aquí oró Colón», se puede leer en una de las placas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en San Sebastián de La Gomera, que más allá de la anécdota histórica es un auténtico museo de arte sacro.

Posiblemente con temor, con nerviosismo y con ansias de embarcarse, Cristóbal Colón rezó antes de partir en esta iglesia de La Gomera, una isla que le enamoró, con una plegaria para que ese no fuese el último puerto de su vida. Sin embargo, esta iglesia en la que rezó Colón antes de cambiar el rumbo de la historia esconde más de un secreto.

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Su suelo original de piedra y su pila bautismal dan pistas de la edad del templo, el más antiguo de la diócesis de San Cristóbal de la Laguna, que abarca parte de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro. Aunque la pequeña ermita de barro y piedras que conoció Cristóbal Colón era mucho más humilde que la actual, su nave central se mantiene como entonces, con construcciones posteriores que la convierten en la iglesia de mayores dimensiones de la isla, considerada monumento histórico. El origen de este templo se remonta al siglo XV, en tiempos del primer Hernán Peraza, y durante mucho tiempo fue la única parroquia de la isla de La Gomera. Sobrevivió a ataques de ingleses y saqueos de piratas del norte de África y es un ejemplo de cómo la isla se fue construyendo de forma mestiza, mezclando los estilos que llegaban a este puerto de escala de naves de todo el mundo. De carácter gótica, con señas mudéjar y barrocas y con una fachada blanca de origen portugués, las paredes de esta iglesia sencilla escucharon las preocupaciones de Colón antes de partir al viaje de su vida.

La Gomera fue el lugar de avituallamiento de Colón y su tripulación, de donde se llevaron cerdos, cabras, ovejas, caña de azúcar, agua, plantas… las primeras que pisaron el nuevo mundo fueron de esta isla canaria. Muchas especies que hoy se conservan en Puerto Rico o Santo Domingo son herencia de aquel viaje trasatlántico. Se dice que Cristóbal Colón tuvo una aventura amorosa con la señora de la isla, Beatriz de Boadilla, y que se enamoró de la isla desde que la pisó el primer día. Regresó dos veces más, en 1493 y en 1498.

La iglesia donde oró Colón antes de partir hacia el Nuevo Mundo
CEDIDA POR CARLOS BRITO

Lugar de secretos, promesas e incógnitas

Este Iglesia no solo guarda el secreto de las confesiones de Colón antes de embarcar, es guardiana de rezos de grandes navegantes, capitanes, reyes, un lugar de culto lleno de historia.

También se encomendó a la Asunción el capitán que custodiaba la isla, Diego Bueno, de origen herreño y al servicio del conde. Aunque había prometido a la Virgen del Pilar que levantaría una capilla en su honor, no había cumplido su palabra hasta que un momento crítico le hizo replantearse la importancia de su compromiso. Cuando estaba a punto de marcharse de la isla, una pequeña flota de ingleses decididos a hacerse con La Gomera empezaron a ganar terreno en un avance crítico para una isla débilmente protegida en aquel entonces. El capitán renovó entonces su promesa con la Virgen del Pilar a la que, después de ganar la batalla y poner nuevamente a salvo a la isla no pudo fallar.

La iglesia donde oró Colón antes de partir hacia el Nuevo Mundo
CEDIDA POR CARLOS BRITO

Diego Bueno construyó la capilla y la dotó por completo, con una reproducción de la talla de la Virgen, retablo, decoración, artesonado y un mural que recuerda el origen de la construcción y la batalla crucial contra los ingleses de la que salieron victoriosos. «Por mi patria, por mi ley y por mi rey, he de perder la vida y, así, el que tuviere más fuerza vencerá».

Esta promesa estuvo acompañada de un mural, que en la actualidad de acuerdo a fuentes literarias, no se conserva completo. Se presume que se ha perdido una franja de su parte inferior, pero se desconoce el porqué de este corte y aún más del paradero de este trozo de pintura perdida, que podría ser el mural más antiguo de Canarias.

Por LAURA BAUTISTA

San Sebastián de La Gomera, España.

ABC.

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