Aprendan de mi, que soy manso y humilde de corazón

Pbro. Crispín Hernández Mateos
Pbro. Crispín Hernández Mateos

«EL QUE SE ENGRANDECE A SÍ MISMO SERÁ HUMILLADO»

La soberbia viene del diablo y es un pecado capital, que consiste en pensar y creer que sé es más que los demás, de quienes no se necesita nada. Pensar que valgo más que otra persona me deja en una posición de jefe no de hermano. La persona que tiene esta actitud siempre pensará que merece todo: los primeros lugares, los mejores espacios, las primeras atenciones, quiere acaparar todo. Lo peor es que piensan que los demás no valen nada, que están para servirlos y cumplir su voluntad. Estas personas tratan a los demás sin escrúpulos, con un sentido de superioridad. Pensar así, solo refleja la pobreza y podredumbre que llevamos por dentro.

«EL QUE SE HUMILLA A SÍ MISMO, SERÁ ENGRANDECIDO»

La humildad viene de Cristo, el Salvador y Redentor, que haciéndose hombre, se humilló a sí mismo para salvarnos (cf. Fil 2,8). Cristo renunció a sus prerrogativas divinas para hacerse uno como nosotros (cf. Fil 2,7a). Cristo se anonadó a si mismo y encarnó para salvarnos (cf. Fil 2,7b). María, su madre, fue una mujer humilde y servicial (cf. Lc 1,48). San José, su padre, fue un varón casto y humilde. Jesús, como cordero llevado al matadero (cf. Is 53,7), en actitud de humildad, no profería palabra alguna contra sus agresores.  Jesucristo nunca se sintió superior a sus hermanos ni tenía aires de grandeza, al contrario, decía que si alguien quería ser el primero, que fuera el último y el servidor de todos (cf. Mc 9,35). Tú eres ¿humilde o soberbio?

«CUANDO DES UN BANQUETE INVITA A LOS POBRES»

Compartir tus bienes con el más necesitado es un signo de humildad, compartirlos con el más rico será signo de presunción, orgullo y vanagloria. El más pobre no tiene con qué pagarte, con que devolverte, con qué agradecerte. Por eso, de Dios recibirás tu recompensa, que no consistirá en cosas materiales sino en bienes espirituales. La comida es un signo de comunión, de hermanos, de igualdad. Si invitas a los más pobres, ellos se sentirán felices, valorados y agradecidos.  Tú ¿Cuándo invitarás a una persona pobre a comer a tu casa? 

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