Alumbra la Vida

Pablo Garrido Sánchez
Pablo Garrido Sánchez

El día veintiocho de diciembre, al atardecer, en distintas ciudades de España e Hispanoamérica nos reuniremos en concentración, en distintas plazas y lugares públicos para testimoniar que la Vida Humana es única en el conjunto de las manifestaciones de vida. Con toda intención realizamos esta acción simbólica con la conmemoración de los Santos Inocentes, que acertadamente celebramos dentro del tiempo de Navidad. No estamos en las fiestas de invierno como pretenden algunos. Nuestra cultura todavía mantiene bases católicas y la Navidad hace memoria celebrativa del nacimiento de JESUCRISTO: ÉL es la Vida y la Luz. La plataforma Actúa Familia y la Agencia Católica de Noticias -ACN-, venimos convocando por segundo año a los defensores de la Vida Humana en la fecha antes señalada para significar nuestro apoyo incondicional a la Vida del hombre en cualquiera de las fases de su desarrollo, desde su concepción hasta su finalización con una muerte digna, en la que la persona trasciende este plano físico de la existencia.

Son muy importantes los símbolos como factores de intercambio y comunicación en las relaciones personales y sociales. No es batalla cultural, de lo que se trata en realidad es de una contienda espiritual en toda regla, a la que es preciso hacer frente. No nos engañemos, la muerte de los no nacidos, de los niños destinados al tráfico sexual y el mercado de órganos; la sutil violencia ejercida sobre los niños para hormonarlos y someterlos posteriormente a cirugías que les amputarán los órganos reproductores de forma irreversible; las inducciones al suicidio y la incentivación de la eutanasia como solución final, marcan una línea trágica de muerte, oscuridad, sombras, sin sentido y desesperación para muchas personas con graves repercusiones sociales. La muerte desplegada en todas estas formas conocidas se difunde con los tonos siniestros que cantan la mentira despiadada y asesina, aunque como gran mentira se revista de apariencia de conmiseración, progreso o avance social. Esta gigantesca mentira es poderosa y cuenta con mucho dinero, respaldo político y legal en la mayoría de los casos. La colosal mentira que siega las vidas de millones de seres humanos encuentra un campo abonado en medio de una sociedad adormecida, que ni siguiera sabe percibir, en muchos casos particulares, el dolor y sufrimiento que le infringe el veneno letal de la gran mentira y opta por el suicidio. No exageramos en lo más mínimo: a cada una de las afirmaciones anteriores es posible acompañarla de datos concretos perfectamente cuantificables. En medio de todo, la persona que desee despertar sólo tiene que asomarse a los datos de alguna publicación honesta sobre el tema, y si cumplirá el dicho: “dato, mata relato”, el que la gran mentira agita como espantajo con su propaganda.

Los símbolos y los rituales a favor de la Vida y la Verdad nos perfeccionan y humanizan. Una vela encendida en compañía de otras personas en sintonía por la misma causa es la manifestación viva de personas que afirman la vida Humana por encima de cualquier otra manifestación de vida en este mundo. La palabra estará presente en este acto conjunto y leeremos un manifiesto. La creatividad y la Fe también encuentran un buen momento para expresarse en este gesto por la Vida Humana, pues lo hacemos coincidir con la celebración ese día de los Santos Inocentes, que fueron víctimas del odio psicópata de un rey, que ha quedado como referencia de todos los psicópatas asesinos de niños tanto dentro como fuera del vientre de la madre. Algunas concentraciones se realizarán después de la celebración de la Santa Misa por la Vida Humana, allí donde sea posible. Otras concentraciones contarán con la breve proclamación de un texto bíblico, que nos ayude a reconocer que en definitiva la Vida Humana es un don de DIOS, y sólo ÉL es nuestro dueño y SEÑOR. Con esta Fe fundante daremos firmeza a una acción cívica y los símbolos adquirirán pleno sentido.

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