Ahora Francisco se nombra «Patriarca de Occidente», en contraposición a lo establecido por Benedicto XVI

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* El Papa Francisco volvió al título de Patriarca de Occidente. En 2005, el Papa Benedicto XVI lo había eliminado.

El título de Patriarca de Occidente – Patriarca dell’Occidente – fue eliminado por el Papa Benedicto XVI en 2005 como un título que correspondía únicamente a la realidad histórica anterior.

Los cristianos cismáticos de Oriente creían que el Papa, como patriarca de Occidente, podía ser considerado igual a los patriarcas ortodoxos.

Sin embargo, Francisco, sin ningún anuncio previo al respecto, decidió restaurarlo.

Este puede ser el resultado del acercamiento que Francisco ha buscado, entre otros, con el Patriarcado de Constantinopla y el Patriarcado de Moscú.

Es posible, sin embargo, que la decisión de la Santa Sede de restaurar el título de Patriarca de Occidente se haya tomado como resultado del rechazo generalizado de las iglesias ortodoxas a la promoción de Francisco de bendecir a las «parejas homosexuales», a través de la declaración denominada Fiducia supplicans .

Esta declaración pro LGBT del Vaticano provocó una crisis sin precedentes en las relaciones mutuas, porque los ortodoxos aseguran que Francisco y el cardenal Fernández han violado gravemente la doctrina cristiana al introducir bendiciones para las parejas LGBT en la Iglesia católica.

Así que restituir el título histórico pudiera ser entendido por algunos como un intento de satisfacer sus necesidades y aliviar tensiones.

En 2020, el propio Francisco también renunció a varios títulos papales, entre ellos Vicario de Cristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Primado de Italia, Arzobispo y Metropolitano de la Provincia de Roma, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, Siervo de la Siervos de Dios y Pontifex maximus de la Iglesia universal.

Críticos – como Cardinal Gehrard Müller- han señalado que tal decisión de Francisco se trata de un error, porque títulos históricos (como Primado de Italia) se yuxtaponían a títulos teológicos de facto (como Vicario de Cristo).}

Silere non possum, por su parte, expone con toda claridad la fundamentación de la decisión de Bnedicgo XVI:

El Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos afirmó: 

«Sin pretender considerar la compleja cuestión histórica del título de Patriarca en todos sus aspectos, se puede afirmar desde el punto de vista histórico que los antiguos Patriarcados de Oriente, establecidos por los Concilios de Constantinopla (381) y Calcedonia (451), se referían a un territorio bastante claramente circunscrito, mientras que el territorio de la Sede del Obispo de Roma seguía siendo vago.

En Oriente, dentro del sistema eclesiástico imperial de Justiniano (527-565), junto con los cuatro Patriarcados orientales (Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén), el Papa fue incluido como Patriarca de Occidente. Por el contrario, Roma favoreció la idea de las tres sedes episcopales petrinas: Roma, Alejandría y Antioquía. Sin utilizar el título de «Patriarca de Occidente», el Cuarto Concilio de Constantinopla (869-870), el Cuarto Concilio de Letrán (1215) y el Concilio de Florencia (1439) incluyeron al Papa como el primero de los entonces cinco Patriarcas.

El título de «Patriarca de Occidente» fue utilizado en el año 642 por el Papa Teodoro I. Posteriormente apareció sólo en raras ocasiones y no tenía un significado claro.

Su florecimiento se produjo en los siglos XVI y XVII, en el contexto de la multiplicación de los títulos papales; en L’Annuario Pontificio apareció por primera vez en 1863.

Actualmente el significado del término «Occidente» recuerda un contexto cultural que no sólo se refiere a Europa Occidental, sino que se extiende desde los Estados Unidos de América hasta Australia y Nueva Zelanda, así diferenciándose de otros contextos culturales.

Evidentemente este significado del término «Occidente» no pretende describir un territorio eclesiástico ni puede utilizarse como definición de un territorio patriarcal.

Si queremos dar al término «Occidente» un significado aplicable al lenguaje jurídico eclesial, éste sólo podría entenderse en referencia a la Iglesia latina. Por tanto, el título «Patriarca de Occidente» describiría la relación especial del Obispo de Roma con este último, y podría expresar la jurisdicción particular del Obispo de Roma para la Iglesia latina. En consecuencia, el título «Patriarca de Occidente», poco claro desde el principio, quedó obsoleto y prácticamente ya no se podía utilizar a medida que evolucionaba la historia.

Aparece por lo tanto, no tiene sentido insistir en arrastrarlo.

Esto es tanto más cierto cuanto que la Iglesia católica, con el Concilio Vaticano II, encontró para la Iglesia latina, a través de las Conferencias Episcopales y sus reuniones internacionales de Conferencias Episcopales, el orden canónico adecuado a las necesidades de hoy.

Omitir el título de «Patriarca de Occidente» claramente no cambia nada en el reconocimiento, tan solemnemente declarado por el Concilio Vaticano II, de las antiguas Iglesias patriarcales (Lumen Gentium 23). Menos aún esta supresión puede significar que implique nuevas demandas.

La renuncia a este título pretende expresar el realismo histórico y teológico y, al mismo tiempo, ser la renuncia a una pretensión, una renuncia que podría ser beneficiosa para el diálogo ecuménico».

Hoy el Papa Francisco lo reincorpora entre los títulos históricos en los que también aparece como «Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano», cargo que sin embargo parece mantener con más convicción que todos los demás.

La elección parece estar dictada – según los círculos cercanos al patriarca Bartolomé – por el viaje emprendido con Bartolomé de Constantinopla después del encuentro que tuvo lugar en 2014 en Jerusalén con motivo del 50º aniversario de la revocación conjunta de los anatamas entre ambos. Iglesias de Atenágoras I y San Pablo VI.

ESNEWS/SILERENONPOSSUM

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