* Según el ‘mariólogo’ Stefano Cecchin, presidente de la Pontificia Academia Mariana…hoy no puede aceptarse la imagen de una Virgen “obediente y sumisa”.
* La pregunta al ‘mariólogo’ sería: ¿acaso incluso la Madre de Dios debe ceder a las modas ideológicas del mundo?
“He aquí la esclava del Señor”, las palabras con las que la Virgen María respondió al mensaje del Arcángel Gabriel, iniciando así el camino de nuestra Redención, no casan bien con el pensamiento feminista dominante. Un católico normal pensaría que tanto peor para el pensamiento feminista dominante. Pero Stefano Checchin, recientemente nombrado presidente de la Pontificia Academia Mariana, no parece verlo así.
Según Cecchin, que concedió una entrevista a El Debate, “ciertas imágenes de María como mujer obediente, esclavizada, sumisa, ya no son comprensibles hoy, ni pueden ser recibidas”.
Pero Cecchin tampoco es partidario de resaltar el aspecto aparentemente opuesto, es decir, la Reina de Todo lo Creado. “En el pasado siempre hemos hecho hincapié en la mariología de las glorias, con una Virgen vestida de oro, de luz, de estrellas”, se lamenta Cecchin. “Para llegar al cielo, María era en cambio una niña, una mujer, que sufría por su hijo, que vivía, que lloraba, que reía. Debemos recuperar la imagen de María caminando con nosotros”. Es decir, una María sinodal.
Pero María, le guste o no al padre Cecchin, es todo eso, y es, cuando menos, triste que no se puedan transmitir al fiel de hoy esos dos aspectos esenciales que, por lo demás, son el uno consecuencia del otro, como ella misma proclamó en el pasaje evangélico que recoge la alocución más larga de la Virgen:
“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
«Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
«Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
«Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.”
Por Carlos Esteban.
Lunes 16 de octubre de 2023.
InfoVaticana.