El amor líquido, que solo se amolda a lo conveniente, eventual, espontáneo y carente de madurez, es la causa de las agresiones y crímenes pasionales entre parejas, lo que ha influido en la disminución de los matrimonios religiosos, consideró el obispo Hilario González García.
Tras manifestar sus expectativas para que el amor sea más fuerte, recalcó que hoy en día muchas parejas llegan al matrimonio, pero carecen del respeto a esa unión, al compromiso y a la madurez afectiva, ya que llegan con un “chip divorcista”.
“Muchos de estos crímenes son por el desorden en las pasiones, a veces se sienten muy agresivos y muy celosos. No hay esa madurez afectiva relacional y no pueden respetarse mutuamente en lo que se prometen el matrimonio. Esta situación, a la que ahora llaman amor líquido, se va acomodando y se va dando”, dijo.
El Obispo de la Diócesis de Saltillo comentó que ese amor líquido se amolda, ya que estas relaciones son eventuales y espontáneas, y una vez que se derrama al no existir es cuando acaba la “relación”.
Ante esta situación, la Diócesis de Saltillo, desde el humanismo y la fe, propone relaciones afectivas de pareja.
Hilario González externó que hoy en día las agresiones se dan también de los hijos hacia los padres y viceversa.
“Los padres golpean a los niños y ahora también es al revés, cuando los hijos les pegan a sus papás, les roban e incluso también lo hacen con sus abuelos. Quiere decir que hay algo en la psicología y estructura de personalidad que necesita acompañamiento, sanación y mejores caminos”, indicó.
Finalmente, aseguró que esta situación deriva en una baja de los matrimonios ante Dios.
Amor líquido
El concepto fue creado por el sociólogo Zygmunt Bauman, en 2003, para describir las relaciones que se desarrollan en la posmodernidad, las cuales se caracterizan por la falta de solidez, calidez y una tendencia a ser cada vez más fugaces, superficiales y con menos compromiso.
Por Sonia Pérez.
