Adviento es una persona que viene y que vendrá.

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

Nuestra sociedad contemporánea ha realizado conquistas estrepitosas e incalculables en el campo de la tecnología, pero parece que ha retrocedido a la caverna oscura con el ruido apabullante y la fría indiferencia frente al que está a nuestro lado. Hasta parece que se promueve intencionalmente, desde todos los niveles de la vida, la trivialidad, la bastedad, la descompostura, desmesura y la agresividad hacia los demás y hacia la naturaleza. No es recomendable disolver lo mejor de nosotros en la indiferencia creciente, el egoísmo calculador, el consumismo desbocado y mentira sistemática que nos conducen a la insatisfacción, al deterioro de la cercanía y calidez humanas que nos enfrentan y dividen como sociedad mexicana y veracruzana.

Ante las dificultades y problemas que vivimos, el Adviento cristiano ha llegado a nuestros días decembrinos. El Adviento es un tiempo y un espacio sagrado para la oración, la reflexión y la reconciliación, pero, ante todo y sobre todo, es la persona de Jesucristo que sale a nuestro encuentro para curarnos, renovarnos y revitalizarnos en lo más profundo de nuestro ser. Adviento es la persona de Jesucristo que viene para limpiar nuestro rostro y dar brillo a nuestros ojos que nos permitan valorar altamente a todos los que están cercanos hasta reconocerlos como invaluables compañeros de camino hacia la plenitud personal y comunitaria.

Adviento es la persona de Jesucristo que se hace frágil y pequeño para que recordemos que cualquier proyecto, por perfecto que sea, es provisional y perfectible. Adviento es la persona de Jesucristo que lava nuestra historia personal y comunitaria para vernos todos como hermanos de una misma patria, de una misma sociedad y de un destino común. Adviento es la persona de Jesucristo.

Pbro. Juan Beristain de los Santos

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