Las acusaciones contra el cardenal Robert Prevost, Prefecto del Dicasterio para los Obispos, no cesan.
Tres denunciantes afirman que «encubrió» casos de abusos cuando era obispo de Chiclayo, Perú, a pesar de que el sacerdote en cuestión admitió los hechos. Sin embargo, dos de las denunciantes son anónimas, lo que reduce mucho su valor.
Ana María Quispe, que formaba parte de un grupo de niños misioneros, declaró a los medios de comunicación que cuando tenía nueve años en Chiclayo fue agredida por el reverendo Ricardo Yesquen, sacerdote auxiliar de su parroquia, que la sentó en su regazo y empezó a besarla.
Años después, fue presuntamente abusada por el párroco Eleuterio Vásquez Gonzales, cercano a su familia. Según ella, Vásquez Gonzales la invitó a una misión en las afueras de Chiclayo. Cuando terminó la misión, fue a buscar una casa para pasar la noche, las obligó a compartir la misma cama, se acostó y la abrazó, sujetándola con sus brazos y piernas.
El asunto fue denunciado al entonces obispo de Chiclayo, monseñor Robert Prevost, quien desestimó el caso en 2022.
Otra denunciante, una ex catequista, dijo que Vásquez Gonzales la abrazó y la tocó por debajo de su polo cuando ella tenía 11 años en una misión similar en Cueva Blanca.
La tercera acusadora dice que fue atacada en una capilla cuando tenía 13 años, donde Vásquez Gonzales intentó besarla.
El sacerdote acusado admitió el abuso ante Prevost, pero sólo fue transferido a otro lugar.
La diócesis de Chiclayo dijo que la investigación había sido remitida a la Santa Sede. Al sacerdote acusado se le ha ordenado vivir en su casa familiar y no ejercer su ministerio sacerdotal.
El Ministerio Público ha archivado el caso por prescripción y falta de pruebas.
CIUDAD DEL VATICANO.
MIÉRCOLES 11 DE SEPTIEMBRE DE 2024.
ESNEWS.
