El Vaticano se suma a la acción absurda de los activistas climáticos. Con motivo de la Hora del Planeta, organizada el sábado 22 de marzo por WWF, las luces de la cúpula de la Basílica de San Pedro se apagarán entre las 20:30 y las 21:30 horas. Pedro en el Vaticano.
Los entusiastas de la idea argumentan que esta acción simbólica es un recordatorio de la necesidad de cuidar el medio ambiente natural de la Tierra.
En su encíclica “Laudato Si’”, el Papa Francisco sitúa la cuestión del cuidado de la naturaleza en un plano moral. Escribe que la ecología debe situarse en el centro de la ética y la justicia social y que lo que está sucediendo con la Tierra, «nuestra casa común», es un desafío sin precedentes a nuestra responsabilidad hacia los demás y hacia las generaciones futuras. A este enfoque lo llama conversión ecológica.
La acción de los activistas del WWF se presenta cada año como un ejemplo de actividad ecológica descuidada y dañina.
Los expertos aseguran que apagar las luces en muchos lugares a la vez no provocará que las centrales eléctricas dejen de funcionar. Por el contrario, supone un gran shock para toda la infraestructura energética, que puede dar lugar a numerosos fallos.
Además, parar repentinamente y luego encender repentinamente de nuevo las luces genera, paradójicamente, más demanda de energía y, por tanto, más emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.
CIUDAD DEL VATICANO.
SÁBADO 22 DE MARZO DE 2025.
KAI.
