Por: Jeffrey M. Kihien
El movimiento MAGA- Make America Great Again-Hacer EEUU Grande Nuevamente-, se formó específicamente para quebrar la corrupción política oligárquica dentro del Partido Republicano, es un movimiento de bases, de trabajadores de manufactura, agricultores, madres de familia, cristianos, y, de la clase media, que observan como los Estados Unidos se suicida, el veneno es entregado por las elites políticas de ambos partidos, que sirven intereses del comunismo corporativo que financian sus campañas políticas y los mantienen en el poder. Con Bill Clinton, la globalización elitista se impuso, la manufactura en Estados Unidos fue cerrada y trasladada a países con costos de producción menores y sin restricciones de gobierno, pero los productos manufacturados regresaban al país. Las ganancias para las corporaciones eran demasiado atractivas para no subirse en el barco y llevar las fabricas a China. Mientras que la presión tributaria y las restricciones contra la pequeña y mediana empresa dentro del país crecen constantemente. Los reclamos de MAGA eran validos y buscaron un candidato que los representara. Donald Trump, millonario de la industria de la construcción, famoso por el show “El Aprendiz,” fue el personaje que aceptó la invitación y el reto de enfrentarse a las elites políticas y económicas globales. Aun antes de confirmar su participación en las primarias del 2015, Trump era el mas atacado por la prensa corporativa y toda la oligarquía política. Un civil, un mortal, un plebeyo millonario que no pertenecía al hermético club de la oligarquía democrática irrumpía con discurso incendiario. Con facilidad ganó las primarias Republicanas, compitiendo con el clan Bush, al cual ridiculizó en público. Era un fenómeno político que se alimentaba de los ataques de la oligarquía política.
En 2016 compitió contra la candidata Demócrata Hillary Clinton, derrotándola, algo que no se esperaba, ya que todas las encuestadoras menos una, la daban como ganadora segura de la presidencia de los Estados Unidos. Presa de su arrogancia, la señora Clinton imaginó el pueblo americano históricamente tradicional y conservador cristiano, olvidaría la inmoralidad de su esposo Bill, el mismo que inició la globalización para las megacorporaciones.
La señora Clinton nunca aceptó su derrota en las urnas, mucho menos la oligarquía de la democracia global, y desde antes que Trump juramentara como presidente, iniciaron feroz campaña para fabricarle un golpe de estado blando, con la historia de la interferencia rusa en las elecciones, produciendo falsas pruebas como a quedado comprobado. Lo mas grave de este juicio político, el primero de dos, fue la colaboración de las agencias de gobierno para fabricar la mentira. El estado profundo, le llamaba Trump, que existe. Prueba de ello es que, en Washington, DC, la nominación Republicana la ganó Nikki Haley, los republicanos funcionarios de gobierno y contratistas del estado votaron por ella, también le llaman el pantano. El segundo juicio político fue por la supuesta insurrección de enero 6, 2020, esta vez Trump fue acusado de provocarla. Ambos juicios políticos no pasaron en el Senado, que los archivó.
El mismo día de la inauguración de Trump el 2016, apareció un grupo de sediciosos vestidos de negro que se dedicó a atacar y destruir propiedad publica y privada, se hacían llamar Antifa, ideológicamente marxistas, actuaron con impunidad, no les sucedió nada, y continúan activos financiados por donaciones de los super ricos. Al mismo tiempo , se normalizó el llamado a la violencia contra los simpatizantes de Trump. Lideres políticos lo hacían constantemente, Hillary Clinton los llamaba deplorables. Otros; locos, fanáticos, ultra derechistas, fanáticos religiosos, neo nazis, fascistas, racistas, en constante llamado a la violencia. A pesar de toda la campaña global contra el movimiento MAGA y Trump, el gobierno tenía bastante éxito y apoyo popular. Había mucho trabajo, la gasolina costaba menos de dos dólares el galón, no hubo inflación ni guerras. La reelección de Trump para su segundo periodo estaba más que asegurada, a menos que sucediera algo muy extraño en el planeta. Y sucedió algo extraño, en 2019 asomó el COVID con una campaña de miedo global, luego apareció el tenebroso doctor Fauci decretando medidas draconianas sin sentido, pues el COVID se cura en el 99,99% de los casos, paralizando la economía y prohibiendo que los humanos interactuaran y se abrazaran. Seis pies de separación ordenó Fauci, “porque yo soy la ciencia” y cierran todos los negocios que no son esenciales y las escuelas. -En reciente interrogatorio en Congreso, Fauci a negado que el haya ordenado el uso de máscaras y la separación de seis pies.- Como Fauci prohibió la vida en comunidad, se ordenó el voto por correo masivo y universal. Todos los ciudadanos americanos recibieron cedula de votación por correo, un papel sin nombre, que no se firma, fácilmente duplicable en una fotocopiadora. Origen de la actual crisis política. Y en medio de la prohibiciones para reunirse, apareció otro grupo sedicioso marxista, BLM, Black Lives Matter que aterrorizaron varias ciudades en los Estados Unidos. Washington, DC, fue destruida. BLM es responsable directo de mas de veinte asesinatos. La ciudad de Seattle la destruyeron, y todo aquel que se les enfrentaba para proteger su vida o propiedad, eran acusados por fiscales del estado profundo, financiados por los super millonarios globalistas. Todo Estados Unidos estaba encerrado, menos BLM, porque Fauci les concedió permiso, protestar no transmite el virus, lo dijo la ciencia. En este ambiente Trump gobernó con éxito total.
Los mensajes subliminales y directos para matar a Donald Trump, son constantes. Hay que detener a Trump porque es racista, misogino, nazi, amenaza para la democracia, no es abortero, es religioso, amenaza la libertad, es agente ruso, odia el planeta, es violador, sedicioso, bocón, odia a los homosexuales y transexuales. Todo este discurso de odio, repetido las veinticuatro horas del día por la media corporativa y por los maestros en las escuelas y universidades, tiene que afectar el comportamiento de muchos jóvenes, que sufrieron muchísimo con las ordenes de Fauci, pues les cortaron su vida social escolar. La paralización de las clases escolares ocasionaron miles de muertos por sobredosis, suicidio, depresión, deserción escolar, y en medio de toda esta crisis, la curricula enseñaba que Trump es malo, y que el sexo es una construcción del patriarcado, consiguientemente, un hombre puede ser mujer y viceversa, o ambos, o ninguno. Basta con desearlo, mutilarse, inyectarse hormonas, y ya todo esta hecho, el sexo esta cambiado. Es en este ambiente perverso, creado por el cientifismo ateo del gobierno “woke” de Biden y, el comunismo corporativo; Thomas Matthew Crooks formó su personalidad de adolescente, la etapa más precaria del varón, la más importante para dar el paso a la adultes. Durante la adolescencia los varones estamos solos. Thomas Matthew Crooks, veinte años, adoctrinado en las escuelas progresistas del sistema de educación de los Estados Unidos, controlado por los sindicatos de maestros, asiduos contribuyentes del Partido Demócrata, se convirtió en asesino el 13 de Julio de 2024, día de la Virgen de Fátima, al disparar tres tiros contra Donald Trump, hiriéndolo junto con otra persona, y matando a un hombre de 50 años que con su familia asistía al mitin. Una tragedia que terminó también con la vida de Thomas.