La supuesta continuidad entre el pontificado de Benedicto XVI y el de Francisco, nunca existió.
El tema del dualismo de los dos Papas en el Vaticano, que inevitablemente comenzó con la elección de Bergoglio en 2013 y continuó hasta la muerte de Ratzinger el 31 de diciembre de 2022, sigue estando en el centro de análisis eruditos y estudios históricos en profundidad. Hasta ahora nunca ha dado lugar a una respuesta clara.
Después de todo, los dos pontífices que vivieron juntos durante casi diez años en el Vaticano tenían diferentes temperamentos, diferentes caracteres, visiones distantes de la Iglesia, incluso si el Papa reinante hubiera sido capaz de construir una buena relación humana con el emérito a lo largo de los años. «El abuelo sabio en casa», decía de él con cariño.
En los últimos años, varios libros, a menudo muy detallados, se han centrado en las dinámicas internas del poder, explorando los mecanismos de toma de decisiones, para comprender hasta qué punto el teólogo Ratzinger estaba realmente alejado o, por el contrario, cerca de ciertos puntos de inflexión de Francisco.
El último volumen publicado lleva la firma autorizada del profesor Gianmaria Vian, historiador, ex director del Osservatore Romano bajo el pontificado de Benedicto XVI y también durante los primeros años del de Francisco (El último Papa, Marcianum Press). En su opinión, la linealidad que muchos identifican entre los dos pontífices y que quisieran resaltar con tanta seguridad no sólo no se corresponde con los hechos ocurridos, sino que incluso es objeto de operaciones mediáticas poco convincentes.
Vian repasa el libro de entrevistas que el Papa Francisco concedió hace unos meses al español Javier Martínez Brocal, corresponsal de ABC pero también numerario del Opus Dei. El título “Papa Francisco. El sucesor. Mis recuerdos de Benedicto XVI” indica con precisión su contenido, basado en tres horas de entrevistas.
A través del recuerdo que Bergoglio conserva de su predecesor «quiere que se transmita con la intención declarada programáticamente por el periodista que lo escribió de mostrar la continuidad entre los dos Papas. Pero el libro no es convincente» y, de hecho, plantea bastantes preguntas. Para Vian se trata de una operación mediática que debería considerarse «fracasada». Por varias razones.
En realidad, no se trata de las polémicas con los antiguos colaboradores de Ratzinger, empezando por Don Georg con quien Francisco no estaba en perfecta armonía, ni de la reconstrucción de los dos últimos cónclaves, ni de los deseos dispuestos por Francisco para el funeral del teólogo bávaro que Se celebraron de forma casi apresurada, sin énfasis ni demasiados honores. Más bien, Vian retoma un incidente de 2018, uno de esos hechos que por sí solos son capaces de iluminarlo todo:
Ese año, la editorial vaticana había publicado once pequeños libros sobre la teología de Bergoglio y el prefecto de la Secretaría para la comunicación, Dario Edoardo Viganò, había propuesto a Benedicto XVI escribir un breve texto para comentarlos. En la carta enviada a Viganò Ratzinger menciona una «continuidad interior entre ambos, a pesar de todas las diferencias de estilo y de temperamento», pero en la siguiente línea declina la invitación debido a «otros compromisos».
Por último, el Papa emérito mencionó con «sorpresa» la presencia entre los autores de los «volúmenes» de su colega teólogo Peter Hünermann, que había «liderado iniciativas antipapales», especialmente «en cuestiones de teología moral». Pero en la presentación de la iniciativa a los periodistas, el prefecto Viganò mostró sólo una parte de la carta de Benedicto XVI, evidentemente sin esta última parte. Las controversias que siguieron lo obligaron a dimitir.
Vian también relata las declaraciones muy diferentes sobre la dinámica de los dos cónclaves y, frente a muchos elementos, concluye subrayando que «el apoyo de Martínez-Brocal a la teoría de la continuidad entre los Papas, tema obligado para los historiadores, parece ser una operación fallida».
Vian escribe:
los comentarios sobre la evolución del pontificado de Francisco coinciden en general en subrayar el carácter muy personal (o autocrático) de las elecciones del Papa, especialmente a través de sus nombramientos episcopales y creaciones cardenales. De esta manera Bergoglio implementaría su intención, por un lado, de hacer irreversibles las reformas emprendidas – como el propio Pontífice mencionó – y, por otro, incluso influir de alguna manera en su sucesión».
Por Franca Giansoldati.
Ciudad del Vaticano.