¿Eres consciente de que Dios habita en ti?

Pbro. Hugo Valdemar Romero
Pbro. Hugo Valdemar Romero

La Iglesia hoy se celebra la solemnidad de la Santísima Trinidad, es decir, celebramos a Dios que es uno solo en tres personas distintas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo que con ser cada uno Dios, no son tres dioses, sino un solo Dios verdadero en tres personas distintas.

Esta reflexión es difícil de comprender, nos puede parecer que Dios, en su realidad, es inalcanzable, pero nada más lejos de la fe cristiana en la que tenemos claro la profunda relación de la Trinidad en nuestra vida. Estamos aquí en este mundo porque el Padre nos ha creado, tenemos esperanza en la vida eterna porque el Hijo nos ha redimido y perseveramos en la fe porque el Espíritu Santo la hace posible y nos santifica; sin Él, dice san Pablo, ni siquiera podríamos llamar a Dios como nuestro Padre.

Lo cierto es que la Trinidad es para el cristiano como el aire que respira sin el cual no podría vivir, es como, dice también Pablo, que en Él, en el Dios uno y trino, existimos, nos movemos y somos, pero más todavía la relación de la Trinidad es tan íntima que habita en nuestro cuerpo y alma, pues nuestros padres, cumpliendo el mandato que Jesús dio cuando subió al cielo, ‘Vayan y bauticen a toda criatura en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’, nos bautizaron con esos tres sagrados nombres, quedamos transformados en templos de Dios.

Por eso, nuestra persona es sagrada porque en ella habita la Trinidad Santísima, porque fuimos consagrados para Él y esa consagración bautismal es para siempre, ni siquiera el pecado la puede borrar. ¿Eres consciente de que Dios habita en ti? ¿De que tu cuerpo es su templo? ¿De que no podrías vivir si no es porque Dios te mantiene en la existencia? Y si tu vida depende radicalmente del amor y la bondad de Dios, lo reconoces y reconociendo lo agradeces y agradeciendo, adoras con toda reverencia y respeto a la majestad de Dios, ¿Te das cuenta de tu pequeñez y su infinita grandeza? ¿De tu suciedad y su infinita pureza y belleza? ¿De tu insignificancia y, sin embargo, de su inmenso amor por ti?

“¡Oh Dios uno y trino! Cuando contemplo tu misterio, me da miedo tu grandeza e inmensidad, pero tu amor me inunda, tu amor me rodea y me sumerge en el océano de tu misericordia y paso del miedo a la indignidad. Señor ,no soy digno de que entres en mi casa, pero tú quieres vivir en ella, no soy un templo que esté a la altura de tu hermosura y majestad, pero tú no me desprecias y has venido a poner en mí tu morada. Ayúdame a ser digno de ti, límpiame de todo pecado e inmundicia, haz que sepa reconocer tu inmenso amor y disponme a corresponder a tu benevolencia con el mismo amor que tú me amas”.

Feliz domingo. ¡Dios te bendiga!

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