Jubileo 2025: Francisco entrega la Bula de Invocación en la Solemnidad de la Ascensión

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El jueves 9 de mayo de 2024, a las 17.30 horas, en la basílica de San Pedro, el Papa Francisco presidirá la entrega y lectura de la Bula de convocación del Jubileo 2025 y de las Segundas Vísperas de la solemnidad de la Ascensión del Señor. 

«El Jubileo ha representado siempre un acontecimiento de gran importancia espiritual, eclesial y social en la vida de la Iglesia. Desde que Bonifacio VIII, en 1300, instituyó el primer Año Santo – con periodicidad secular, que luego pasó a ser, según el modelo bíblico, cincuentenario y, por tanto, fijado cada veinticinco años -, el pueblo santo y fiel de Dios ha experimentado esta Celebración como don especial de la gracia, caracterizada por el perdón de los pecados y, en particular, por la indulgencia, expresión plena de la misericordia de Dios.

Los fieles, a menudo al final de una larga peregrinación, recurren al tesoro espiritual de la Iglesia. cruzar la Puerta Santa y venerar las reliquias de los Apóstoles Pedro y Pablo guardadas en las Basílicas Romanas. Millones y millones de peregrinos, a lo largo de los siglos, han llegado a estos lugares santos dando testimonio vivo de la fe de todos los tiempos»,  escribió Francisco en una carta  dirigida al Proprefecto del Dicasterio  para la Evangelización. 

Luego el Papa explicó:  

«Según la costumbre, la Bula de Invocación contendrá las indicaciones necesarias para celebrar el Jubileo de 2025. En este tiempo de preparación, me alegro ya de pensar que el año anterior al acontecimiento jubilar podrá ser dedicado, 2024, a una gran “sinfonía” de oración. 

Ante todo recuperar el deseo de estar en presencia del Señor, escucharlo y adorarlo. Además, oración para agradecer a Dios por los múltiples dones de su amor por nosotros y para alabar su obra en la creación, que compromete a todos al respeto y a la acción concreta y responsable para su protección. La oración como voz «de un solo corazón y de una sola alma» (cf.  Hch  4,32), que se traduce en solidaridad y en compartir el pan de cada día. Oración que permite a todo hombre y mujer de este mundo acudir al único Dios, para expresarle lo que se esconde en el secreto del corazón.

La oración como camino principal hacia la santidad, que conduce a la contemplación viva incluso en medio de la acción. En definitiva, un año intenso de oración, en el que los corazones se abren para recibir la abundancia de la gracia, haciendo del «Padre Nuestro», la oración que Jesús nos enseñó, el programa de vida de cada uno de sus discípulos». 

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