Enrique Suárez García, abogado especialista en temas de vida y familia, habló sobre el tema que se discute en el Senado de la República para despenalizar el aborto en todo el país y recordó que México ha suscrito varios tratados internacionales y que tienen el mismo rango de obligatoriedad de nuestra Constitución mexicana; uno de ellos, -precisó- es la Convención Americana de Derechos Humanos: “Pacto de San José de Costa Rica”.
Entrevistado por José Octavio Morales, colaborador de Agencia Católica de Noticias (ACN), precisó que dicho Pacto, en su artículo 4.1 dice literalmente: “toda persona tiene derecho a que se respete su vida, derecho que está protegido por la ley y en general a partir del momento de la concepción (…). Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.
Sostuvo que dicho Tratado
“no merece ningún tipo de interpretación, -ya que- está muy claro que dice “al momento de la concepción”.
En relación al término “individuo”, enfatizó que la Suprema Corte ha hecho interpretaciones de cuándo es individuo, antes eran garantías individuales y ahora son derechos humanos; adicionalmente, dijo que también se hizo referencia a la persona, cuando es persona; sin embargo, este artículo es muy claro, cuando dice al momento de la concepción, no cuando tienes un día, dos días, dos semanas, tres semanas, o cuando sales del vientre de la mujer, dice: “a partir del momento de la concepción”.
En ese contexto, explicó que el ser humano como tal tiene la concepción con rango constitucional desde el momento en que es concebido; sin bien es cierto que pudo ser procreado de diferentes formas, que es la violenta que es la que todos no queremos, aún así es un ser humano y tiene derecho a la vida por definición expresa de la ley”.
Sostuvo que en el empeño de los impulsores del aborto, quienes pasan por alto el mencionado “Pacto de San José de Costa Rica”, “interviene una cuestión de técnica jurídica combinada con lo político; ello, en el sentido de que tanto la Ley de Código Penal Federal, como la de los estados de la república, (salvo los que ya despenalizaron el aborto), los cuales establecen que el asesinato dentro del vientre materno penaliza y puede ser sujeto de una sanción consistente en privar de la libertad por virtud de quien cometió ese delito.
Partió de la premisa de que él, como abogado está casado con la verdad por más cruda que suene. Por lo que fue enfático en subrayar que “ese ser humano tiene derecho por disposición a un Tratado Internacional a ser protegido; sin embargo, en México, estamos al revés pues en lugar de buscar las sanciones necesarias para cumplirlo ; es decir, para proteger la vida desde la concepción, lo que hace el Estado es buscar despenalizarlo, ósea ya no protege la vida ni lo sanciona”.
Señaló que “si el ciudadano no se involucra en nuestras legislaciones, lo que está pasando es el que el Gobierno está quitando lo que estorba; pero al quitarlo está violando un tratado internacional”.
“De ahí la importancia de tener un Código Penal, para hacerlo preventivo al condenar y castigar el delito del aborto”.
Señaló que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) debe intervenir para que no se apruebe la despenalización del aborto, pero no lo hace.
Cuestionó la labor de los grupos provida y familia, ya que a lo largo de 13 años en la CDMX se despenalizó el aborto; lo grave es que si nadie dice nada, habrá omisión de parte de organismos gubernamentales”.
Sobre su compromiso como litigante en defensa de la vida, precisó que “está enamorado de la verdad porque es la que nos va a permitir ser verdaderamente libres”. Consideró que sin esa libertad nos volvemos esclavos de determinados pensamientos e ideologías que están fuera de la verdad.
Como una incongruencia calificó el hecho de que sólo el ejecutivo y legislativo estén bajo el escarnio público y no suceda lo mismo con el judicial que corresponde a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), pues en el momento en que emiten las resoluciones todos, estén o no de acuerdo, las tienen que acatar.
Añadió que si bien es cierto, en el pasado, un ministro intentó en una ponencia brindar argumentos de por qué el aborto no debía legalizarse, no se le tomó en cuenta y al momento no hay un debate exhaustivo, con pros y contras y cuando debe de haber una medida de acepción.