El equinoccio de primavera del presente 2024 comenzó el pasado martes 19 de marzo a las 21:06 horas (tiempo del centro de México), fenómeno astronómico que marca el inicio de la primavera en el hemisferio norte. Se trata de uno de los momentos más especiales del año, porque el día y la noche tendrán prácticamente la misma duración en todo el mundo.
Se habla de un equilibrio en cuanto a la duración, es decir, del tiempo que duran el día y la noche en todos los rincones del mundo y, a su vez de la luz que emite el sol, la claridad que éste trasmite durante el día y las sombras de la noche; es todo un equilibrio. Sobre este equilibrio quiero hablar: la vida equilibrada del ser humano no puede alcanzarse sin una vida espiritual.
Desde mi apreciación me atrevo a decir que, por regla general, la dedicación que ofrecemos al mundo interior es muy escasa, prácticamente nula en muchas ocasiones; no hace falta ser un experto en espiritualidad para percibir la profunda crisis que vive el hombre en este punto, pues se percibe la impresión de que la fe religiosa no es relevante ni ayuda a mejorar el nivel de vida. Guardar un equilibrio es “un equinoccio espiritual”.
El equilibrio ecológico se produce cuando hay armonía y estabilidad entre los seres vivos y el medio en el que habitan. El ser humano, a través de la relación que establece con el medio ambiente, influye de forma beneficiosa o perjudicial sobre el mantenimiento de ese equilibro tan necesario para la vida de las especies animales y vegetales. El llevar una vida espiritual te permite mantener una relación con Dios al punto de que te encuentras en armonía contigo mismo, con los demás y con todo lo que te rodea para asumir la fe y en su centro a Jesucristo.
La espiritualidad nos lleva a darle sentido a nuestra vida, nos permite mantener la vista en las cosas importantes y discernir sobre cuáles son aquellos aspectos de mayor relevancia, de ese modo somos llamados a ser felices o bienaventurados.
Ser santos supone un gran esfuerzo y este esfuerzo es llamado vida espiritual, es decir que comprende todas aquellas acciones y actividades que realizamos para alcanzar la amistad con Dios. Por tanto, nuestra vida espiritual dará frutos de eternidad en la medida que hagamos caso de los llamados y de las exhortaciones de Dios. Gracias a esto es que encontramos realmente un sentido a nuestra vida, un “equinoccio espiritual”, equilibrando la vida misma sin que Dios deje de ser el centro de ésta.
La espiritualidad cristiana católica es el resultado de un encuentro con el Señor, al cual nos ha invitado en algún momento de nuestra vida, y nos ha llamado a una conversión para dejar al hombre viejo y dar paso al hombre nuevo.
En efecto, la espiritualidad brinda la fe católica que se esfuerza por ser equilibrada entre la doctrina y la vivencia, entre la teoría y la práctica, así como una contemplación y un servicio de apostolado, todo esto impulsado por el dinamismo que da el Espíritu Santo; por ello, la espiritualidad cristiana debe integrar doctrina y vida, así como principios y experiencia.
Es urgente vivir este “equinoccio espiritual” y así ser ciudadanos comprometidos al mundo para que se participe y se logre alcanzar una mejor sociedad, una mejor cultura, economía y política.