La palabra que nos salva

Jeremías 31,31-34 | Salmo 50 | Hebreos 5,7-9 | Juan 12,20-33

Pablo Garrido Sánchez
Pablo Garrido Sánchez

DIOS nos habla por su HIJO y su Salvación nos llega plenamente y sin restricción. Estamos creados para ser salvados, según se entiende la Revelación contenida en la Biblia. Poseemos capacidad lógica -logos- para asumir la Palabra que DIOS ha revelado a través de los siglos y con toda plenitud en su HIJO JESÚS. El lenguaje es medio de humanización, pues sin este instrumento careceríamos de medio para relacionarnos, entendernos, socializar o crea lazos familiares y de amistad. El diálogo eterno intratrinitario, entre las personas de la TRINIDAD, llega a nosotros por el que el HIJO “ha bajado del Cielo” (Cf. Jn 6,51). La Palabra que nos llega del HIJO es alimento eterno que nos transforma espiritualmente y reviste de eternidad. La escucha atenta de la Palabra de la Escritura, su entendimiento por la meditación, da lugar a una relación nueva con DIOS y al desarrollo de la condición espiritual propia de los hijos de DIOS. Viviremos a lo largo de las próximas fechas la actualización de los acontecimientos fundamentales de nuestra Fe, que da finalización al paso del HIJO de DIOS por este mundo con el objetivo de llevar a una multitud de hijos a la Salvación. Las celebraciones tienen como fundamento la Palabra donde aparece en primer lugar lo que nos dice el VERBO eterno del PADRE, que se hizo hombre en tiempos de los emperadores César Augusto y Tiberio; desenvolvió su ministerio público en tiempos de Poncio Pilato y Herodes Antipas; y fue entregado por las autoridades religiosas a los poderes civiles, en tiempos de los sumos sacerdotes Anás y Caifás. Estas coordenadas históricas deben señalarse para decir que la Palabra revelada en el VERBO de DIOS no es una abstracción formal, sino la persona concreta de JESÚS de Nazaret, al que permanentemente hemos de escuchar por voluntad del PADRE, que así lo ha dispuesto. Las lecciones dadas por JESÚS, el MAESTRO, en estos días de celebración muestran su testamento o últimas voluntades. El modo de morir de JESÚS confirma todo su Mensaje y la finalidad de su misión. JESÚS les dice a los judíos: “vosotros investigáis las Escrituras, ya que creéis tener en ellas Vida Eterna, y ellas son las que dan testimonio de MÍ” (Cf. Jn 5,39) El conocimiento de las Escrituras es un camino que conduce a JESÚS en el que verdaderamente está la Vida Eterna, pues en ÉL el Cielo ha bajado para darnos algo de sus bienes, que nos esperan en plenitud más allá de este mundo. DIOS nos ha creado con una capacidad racional o logos, a “imagen  y semejanza suya” (Cf. Gen 1,26-27) con el fin de poder conocerlo aunque sea en un grado pequeño, como corresponde a nuestra condición elemental. Pero estamos creados para recibir distintos aspectos del LOGOS o VERBO de DIOS, absolutamente necesarios para el correcto crecimiento espiritual. Las Escrituras bien entendidas conducen a JESÚS, y la relación inversa también es cierta, porque aprenderemos más de JESÚS cuando las Escrituras nos siguen enseñando. Las palabras propias de JESÚS recogidas en el Evangelio establecen su relación con nosotros, las que deben existir entre nosotros y las relaciones propias entre JESÚS y el PADRE, especialmente el evangelio de san Juan. JESÚS no viene a descubrirnos los entresijos de la materia, el inicio de la Creación en el “bin-bang; o la terminación de este cosmos por efecto de la entropía y el enfriamiento. Tampoco vino JESÚS a proporcionar fórmulas para adelantar en un conocimiento científico o tecnológico. A JESÚS le preocupó el crecimiento moral y espiritual del hombre en orden a la Vida Eterna, que es el hogar definitivo al que debemos aspirar, sin dejar a un lado las responsabilidades en este mundo, que ocupa el importante papel de ser el campo de pruebas con carácter provisional. El VERBO -LOGOS- que se hace hombre -Hijo del hombre- tiene como objetivo principal hacer de todos los hombres “hijos adoptivos de DIOS” (Cf. Jn 1,12; Ef 1,5; Col 1,2; 1Jn 3,1).

La libertad personal

El LOGOS no es un enigma, que el hombre tiene pendiente y ha de resolver. El VERBO-LOGOS- se hizo hombre y lo conocemos en una relación de encuentro personal. En este punto se abre la encrucijada y cada uno toma su decisión: bien para seguir al SEÑOR, o por el contrario se elige otra dirección. Los signos relatados por san Juan ofrecen una manifestación de Poder que los constituye en verdaderos signos mesiánicos, ante los cuales la sensata razón debe plegarse y reconocer el señorío de JESÚS. Pero el resultado no fue el esperado, y de forma especial en la recta final de la misión, cuando las autoridades deciden dar muerte a JESÚS. La revivificación de Lázaro marca un hito en los signos mesiánicos y una reacción determinante en contra de JESÚS por parte de las autoridades religiosas, que profetizan con falsedad, dando así pruebas de lo antagónico de su condición espiritual. El poder de las tinieblas estaba concitando a los suyos para el asalto final. A la vista de lo que JESÚS había hecho en Betania, revivificando a Lázaro, “el Consejo de los sumos sacerdotes y fariseos decían, ¿qué hacemos?, porque este hombre realiza muchas señales. Si lo dejamos que siga así, todos creerán en ÉL, y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación” (Cf. Jn 11,47-48). El punto de partida de este pernicioso Consejo es falso: JESÚS no es un hombre como otro cualquiera. No se puede hablar de resurrección en el caso de Lázaro, pues la vuelta a la vida en este mundo no le impidió el punto final para entrar en la Vida Eterna. Pero nadie, salvo DIOS, tiene Poder para devolver a una persona a este mundo después de cuatro días fallecida. Los temores expuestos no tenían fundamento: los romanos no destruirían el Templo y la Ciudad por un masivo seguimiento de JESÚS; se produjo, sin embargo, por los falsos mesías que aparecieron y la reacción de Roma en el año sesenta y siete, que terminó, efectivamente, con el Templo y Jerusalén en el año setenta. Siempre que una conspiración se pone en marcha, la acompaña su justificación: el objetivo estaba en matar a JESÚS y la justificación se articulaba alrededor de la reacción del Imperio Romano que, según ellos, no podía permitir la pretensión de JESÚS acreditándose como el ENVIADO del PADRE. A Roma, en principio, le interesaba únicamente la paz social y el pago puntual de los impuestos; y las autoridades religiosas gozaban de una amplia autonomía en aquella región. La sentencia contra JESÚS por parte de aquel Consejo estaba tomada y según aquellos JESÚS debía morir; pero lo que no sospechaban era la victoria escondida en la misma muerte; cosa que sólo DIOS puede realizar. Lo que estaba por acontecer era de un orden muy superior a la revivificación de Lázaro. La Resurrección de JESÚS pondría un punto y final a todas las oposiciones humanas. Para eso nos quedan unos días de preparación y celebraciones, pero los cristianos debemos recorrerlas con la fuerza espiritual dada en la Resurrección: la victoria es de JESÚS, y su efecto lo debemos ver aplicado a todos los órdenes de la vida. Un Nuevo Pacto establece el SEÑOR con los hombres, que supera el dado por DIOS a Moisés en el Monte Sinaí. Ahora el Nuevo Pacto se escribe por el ESPÍRITU SANTO en los corazones de los creyentes, y su fuerza, en principio, no se agota. Así nos lo refiere el profeta Jeremías con varios siglos de antelación.

La Esperanza profética

Se ve en Jeremías un profeta que no cesa en sus lamentaciones, pero también en él hay lugar para la Esperanza. El presente es sombrío, y cuando mira al futuro reconoce y anuncia la Esperanza mesiánica. Una época nueva dará comienzo cuando YAHVEH haga surgir al MESÍAS y se establezca el tiempo de las realidades espirituales. El verdadero profeta no es un optimista que mira al futuro en el que las cosas saldrán bien. El verdadero profeta ve en el futuro la actuación providencial de DIOS, que tiene señalado su Día. El momento presente, que le toca vivir al profeta es verdaderamente dramático: el Pueblo elegido está siendo desposeído de todas sus pertenencias: propiedades, la posesión de la tierra, el Templo con sus prácticas religiosas y la posesión de Jerusalén como la ciudad religiosa donde el SEÑOR había puesto sus preferencias (Cf. Slm 131). Al tiempo que Israel está en el trance de la expulsión de su tierra, Jeremías ofrece palabras que pretenden dar un sentido a la situación presente: ”te corregiré como conviene, pues impune no te dejaré, pues irremediable es tu quebranto, incurable tu herida. Herida de enemigo te di, castigo de hombre cruel por tu gran culpa, porque son enormes tus pecados” (Cf. Jr 30,11-12.14). La gran tragedia del exilio a Babilonia por los graves pecados, no significa que DIOS rompa la Alianza con su Pueblo, sino que ese destino opera como duro correctivo. El SEÑOR insiste a través del profeta, que en ningún momento dejará de corresponder a los pactos sellados con los antepasados. El Pueblo en el presente se beneficia de la palabra dada a los padres en otro tiempo. De nuevo la institución familiar adquiere máxima importancia porque no sólo es trasmisora de vida y costumbres, sino que comunica  la acción de DIOS.

La promesa renovada

El SEÑOR no puede dejar al hombre sumido en las consecuencias del propio pecado, pues tal cosa sería la autodestrucción total y sin remisión. El libro de la Sabiduría dice: “en el pecado das lugar al arrepentimiento” (Cf. Sb  12,19). Las palabras del profeta vuelven la atención a la Divina Misericordia que no cesa de manifestarse: “he reservado Gracia para ti, volveré a reedificarte virgen de Israel” (Cf. Jr 31,4). Muchos de los israelitas nacerían en el destierro antes del retorno a los cincuenta años o setenta; otros en cambio echaron raíces en aquel pueblo extranjero. Pero la palabra de Jeremías dejó constancia de la promesa del SEÑOR: “mirad que YO los traigo del país del norte, y los convoco de los confines de la tierra, entre ellos el ciego y el cojo; la preñada y la parida” (Cf. Jr 31,8). YAHVEH es como un padre que corrige a sus hijos sin dejar de amarlos por encima de su pecados, defectos y debilidades: “YO SOY para Israel un padre y Efraín es mi primogénito” (Cf. Jr 31,9b) Efraín fue el segundo hijo del patriarca José, que participó en la distribución de la tierra en lugar de su padre. Efraín significa, “DIOS me bendice en tierra extranjera”, y eso estaba sucediendo con el Pueblo elegido ahora en el destierro. Las penas y los sufrimientos por los propios pecados no serían en balde, sino que estaban abriendo nuevas fuentes de Gracia. YAHVEH actúa como un padre con sus hijos, pero todavía no se daba la revelación trinitaria de DIOS, que viene por la presencia del HIJO, JESUCRISTO; y la presencia activa del ESPÍRITU SANTO. También en este punto como en otros la Revelación es gradual. No es poca cosa la aceptación del monoteísmo, concibiendo a YAHVEH como padre cercano que se interesa pormenorizadamente por sus hijos. La distancia o lejanía de YAHVEH es solo aparente.

Una Nueva Alianza

Era necesario un territorio con unos límites bien definidos para crear una identidad como pueblo. Israel es el Pueblo del SEÑOR. La Nueva Alianza ya no tiene como contrapartida un territorio, pues el Nuevo Pueblo recogerá a los propios judíos y a los gentiles pertenecientes a cualquier “raza, lengua, pueblo o nación” (Cf. Ap 5,9). Se podrá pronunciar el Nombre de DIOS en cualquier lengua y desde los lugares más distintos y distantes. El Nuevo Pacto representa la perfección de todos los pactos anteriores establecidos entre DIOS y los hombres. Quien va a pactar con DIOS en nombre de todos los hombres es el hombre perfecto, “en quien DIOS se complace totalmente” (Cf. Mc 1,11). Todavía habrán de transcurrir cinco siglos desde que el profeta Jeremías adelanta estos acontecimientos, hasta que se vean cumplidos. Estas franjas de tiempo nos resultan muy dilatadas, pero una vez más se pone ante la propia mirada la insignificancia que nos caracteriza. Quinientos años es un tiempo mínimo dentro de los miles de millones de años necesarios para determinar los tiempos de la formación del cosmos, de la tierra alrededor del Sol o el establecimiento de la vida y las especies en un medio habitable. DIOS tiene la eternidad y a nosotros nos trata con infinita paciencia acomodándose a nuestros ritmos.

Nuevo Pacto

“Días vienen en que YO pactaré con la Casa de Israel y con la Casa de Judá una Nueva Alianza” (Cf. Jr 31,31). Son tiempos en los que la Ley deja paso a la Gracia y el propio Jeremías lo refleja así: “del mismo modo que estuve presto contra ellos para extirpar, destruir, perder y dañar; así presto con respecto a ellos para reconstruir y replantar, Oráculo de YAHVEH” (v.28). La Nueva Alianza se afianzará interiormente en el espíritu del hombre, y remitirán de forma progresiva la preponderancia de las prácticas religiosas externas. JESÚS lo dirá así a la mujer samaritana: “DIOS quiere ser adorado en ESPÍRITU y Verdad” (Cf. Jn 4,23). El espíritu de cada persona ha de estar unido o ungido por el ESPÍRITU SANTO para saberse verdadero hijo de DIOS (Cf. Rm 8,16). Todo hombre que viene a este mundo por la acción del VERBO de DIOS se le ofrece luz en su conciencia para actuar conforme a lo que DIOS quiere (Cf. Jn 1), de tal modo que se cumple la palabra de Jeremías: “en aquellos días no dirán más: los padres comieron agraces y los hijos sufrieron dentera; y cada cual cargará con su culpa y morirá” (v.29-30). La Nueva Alianza queda establecida cuando JESÚS resucita de entre los muertos, la victoria del HIJO sobre el pecado y la muerte está cumplida, y se inicia el tiempo de la Iglesia, que difunde el Mensaje de la Fe para todos en JESUCRISTO. El mandato sigue vigente: “id, y haced discípulos de todos los pueblos, bautizando en el Nombre del PADRE, y del HIJO, y del ESPÍRITU SANTO; enseñándoles a guardar todo lo que YO os he mandado” (Cf. Mt 28,19-20). La Nueva Alianza que es de naturaleza estrictamente espiritual tiene como sustentación dos columnas: la Palabra y los Sacramentos, especialmente los que se refieren a la Iniciación Cristiana: Bautismo, Confirmación y EUCARISTÍA. La convocatoria a todos los hombres para formar un solo Pueblo de adoradores se hacía viable por la vía espiritual de los medios. Por el Bautismo -Iniciación Cristiana- nacemos a la Fe en JESUCRISTO y personas de toda raza, lengua, pueblo o nación (Cf. Ap 7,9), entramos en la gran congregación de los discípulos del SEÑOR. Aquel proyecto de unidad universal propuesto por los profetas y marcado objetivo fundamental por el propio SEÑOR (Cf. Jn 17), se va llevando a término por medio del Bautismo, que hace del hombre un verdadero templo del ESPÍRITU SANTO (Cf. 1Cor 6,19). La respuesta al Nuevo Pacto sellado en el corazón con el fuego del ESPÍRITU SANTO se concreta con la adhesión y compromiso a lo dado por JESÚS en su Evangelio. El mandato del SEÑOR no deja lugar a dudas: “enseñando a guardar todo lo que YO os he mandado”. El cristiano, el hombre nuevo, tiene la Gracia, o todos los dones espirituales necesarios para marcar una trayectoria evangélica. Esta es la tarea pendiente, y ocupará el resto de la vida en este mundo. Tendremos que admitir para uno mismo y los otros un grado de incoherencia con respecto al modelo evangélico, pero eso mismo debe ser un incentivo para aplicarse en el conocimiento y esfuerzo en seguir las pautas de vida, que nos ha dejado JESÚS.

La Antigua Alianza

“La Nueva Alianza no es como la que pacté con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, y ellos rompieron mi Alianza y YO hice estragos en ellos” (v.32). El pecado que abre las puertas del infierno y se opone a DIOS radicalmente es la idolatría o el culto a Satanás. Un atenuante puede ser la ignorancia en determinado momento; pero las consecuencias letales no se dejan esperar. Antes y ahora podemos comprobar a los pueblos en los que los cultos idolátricos están implantados, que acarrean desgracias claras y visibles. En nuestros tiempos presentes podríamos señalar ejemplos concretos de grupos y países marcados por la decisión de practicar cultos orientados al satanismo. Efectos así mismo indeseables los encontramos en los países donde se extiende la apostasía con poca contrapartida espiritual, que devuelva autenticidad y hondura al Cristianismo. Antes y ahora el abandono del Pacto con el SEÑOR es letal para las personas y los pueblos, pareciendo en algún momento que la locura social no tiene límites. Da la impresión no tener límites la degradación de la familia, la desnaturalización del concepto de hombre o mujer; parece no importar la inocencia de los niños y su crecimiento adecuado; damos por bueno que las nuevas dictaduras supriman derechos que resultaban intocables; se acepta sin gran crítica, análisis y oposición el nuevo dogmatismo climático; se acepta el maltusianismo salvaje e inversión brutal de la pirámide poblacional; se vuelve a alarmar falsamente a la población mundial con una escasez injustificada de alimentos incluida el agua, que algunos quieren convertir en un elemento más de especulación y empobrecimiento para una mayoría; y pudiendo añadir otros muchos dislates nos encontramos con determinadas élites políticas que juguetean con una guerra nuclear, buscando el enfrentamiento entre Rusia y la OTAN. El fondo de todo esto y de lo que falta en esta lista de disparates está en la pérdida de los principios dados por el Cristianismo, que en otras épocas se marcaban como el basamento del orden social. El progresismo, nos lleva a la desnaturalización del hombre y a la desconstrucción del verdadero orden social. No deben extrañarnos las consecuencias que de todo ello puedan derivarse. Aquella rebeldía del Pueblo elegido, que se regía por la Antigua Alianza, vivió la corrección en cierto grado; hoy la responsabilidad es mayor y las consecuencias pueden ser mucho más graves, pues la Gracia recibida ha sido incomparablemente mayor.

Una nueva conciencia

”Pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré; y YO seré su DIOS, y ellos serán mi Pueblo” (v.33). Las palabras de Jeremías se están cumpliendo desde el momento en el que JESÚS resucita. Las Diez Palabras y el Código de la Alianza escrito en las tablas de piedra se ha cambiado por una unción del ESPÍRITU SANTO que convierte la Voluntad de DIOS en Ley interior para los hombres. Las buenas mociones interiores, las inclinaciones más nobles del corazón son posibles, porque EL ESPÍRITU SANTO tiene campo de actuación en el interior de cada persona que lo acoge. Con la Nueva Alianza el Cielo entra en el mundo de forma insospechada. Las acciones de la Gracia de DIOS vienen sobre el Pueblo cristiano en forma de Sacramentos, dones, carismas, bendiciones y todo tipo de gracias espirituales y celestiales como nos dice la carta a los  Efesios (Cf. Ef 1,3). Les dirá san Pablo a los de Corinto: “no carecéis de ningún don” (Cf. 1Cor 1,7). A la vista de lo que nos está sucediendo, y vamos comentando, la pregunta surge por sí misma: ¿qué ha pasado para que hayamos llegado a este estado de cosas en el mundo y en la Iglesia? Naturalmente, lo primero es realizar un diagnóstico lo más ajustado y correcto; pues si alguien piensa que la situación presente es buena, el análisis huelga. Una vez hecho el diagnóstico es preciso indagar las causas del estado presente, pues alguna lección habrá que extraer. El cristiano es “luz y sal de la tierra” (Cf. Mt 5,13-14), por tanto tiene una obligación suplementaria de hacer algo por remediar las cosas para sí mismo y el resto de la comunidad. ¿Qué hemos de hacer para recuperar la fuerza interior que nace de los impulsos positivos y las tendencias dadas desde el interior del alma por la acción del ESPÍRITU SANTO? Si el cristiano particularmente ha sido neutralizado, bloqueado, desactivado, ya no molesta socialmente; pero si el cristiano mantiene encendida su lámpara y el fuego de DIOS late en su corazón, entonces será una persona activa  para promover los valores del Reino de DIOS en medio del mundo.

DIOS está vivo

“Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo y el otro a su hermano: conoce a YAHVEH; pues todos ellos lo conocerán, desde el más pequeño al más grande, cuando perdone su culpa y de su pecado no vuelva a acordarme” (v.34). Para la Nueva Alianza, DIOS promete un conocimiento personal y especial de su Presencia, hasta el punto que será superfluo insistir sobre ello. Pero no significa que sobre cualquier tipo de enseñanza o profundización en el hecho de vivir en DIOS, pues estamos en ÉL, pero la hondura de la unión debe ser intensificada. Grande es la promesa que realiza Jeremías: el beneficiario de la Nueva Alianza, que DIOS va a realizar será consciente del DIOS que lo ha creado y lo salva. Sabemos que en la actualidad un número importante de bautizados se dirigen a las parroquias y obispados para exigir que sean borrados de los registros del Bautismo. En otras épocas algunos cristianos cedían a las presiones o amenazas de muerte si no renunciaban a la Fe cristiana, que habían abrazado. Parece que ahora de forma voluntaria, sin presión alguna aparente, se pide desaparecer de los documentos que acrediten haber pertenecido un día a la Fe Católica. Jeremías nos dice que el SEÑOR perdonará el pecado y ya no se acordará de la falta cometida. Esta condición se cumple con la muerte de JESÚS por los pecados de todos los hombres: la Justicia de DIOS da paso a la fuente inagotable de su Misericordia. La experiencia de dos mil años nos dice, que también esta sobreabundancia de la Gracia puede ser inútil, y el hombre es capaz de invertir todos los procesos de crecimiento espiritual y negar al REDENTOR. Mientras nos quede tiempo en este mundo, hay opción al arrepentimiento para rehacer el seguimiento a JESÚS con el que pactamos la Nueva Alianza.

Ver a JESÚS

Este domingo tiene como lectura del evangelio unos versículos de capítulo doce de san Juan (v.20-33), que ofrece distintos modos de acercarse y ver a JESÚS. La Fe es un modo de ver, amar o conocer al SEÑOR; pero los grupos de personas aquí mencionados no presentan un interés especial, sino un acercamiento superficial, al mismo tiempo que se pone al descubierto el grupo que decide dar muerte a JESÚS. Faltan unos días para la Pascua y JESÚS con sus discípulos es recibido en Betania por Lázaro, Marta y María. Este dato lo extraemos de lo aportado por los sinópticos y el mismo evangelio de san Juan. JESÚS es invitado a una cena o banquete con rasgos de despedida y allí estaba Lázaro, que hacía poco fue traído de nuevo a este mundo por el Poder de JESÚS. Aquello conmovió un buen número de conciencias, que el evangelista san Juan va a relacionar con los que siguen a JESÚS en su entrada profética en Jerusalén (v.17). Previamente, el evangelista señala que muchos querían ver a Lázaro y eso inquietaba mucho a las autoridades, y estaban pensando no sólo en matar a JESÍS, sino también al propio Lázaro (v.10) A causa de la revivificación de Lázaro, muchos seguían a JESÚS y estaban dispuestos a realizar las acciones más drásticas. Matar a JESÚS y matar a Lázaro. Estas autoridades aparecen como aquellos que no quieren ver a JESÚS o rechazan la LUZ con determinación.

Repercusión del milagro

Los milagros que relata san Juan se convierten en signos mesiánicos de amplia repercusión, pero el de Lázaro especialmente. “La gente sale al encuentro de JESÚS para aclamarlo cuando viene de Betania, porque habían oído que había realizado aquella señal” (v.18). Los comentarios llegaron también a otros judíos que acudieron de otras naciones. “Algunos griegos de los que subieron a adorar en la fiesta, se dirigieron a Felipe y le rogaron: señor, queremos ver a JESÚS. Felipe fue a decírselo a Andrés, y Andrés y Felipe fueron a decírselo a JESÚS (v.22). El contraste se mantendrá a lo largo de los capítulos: las autoridades religiosas cierran el paso al reconocimiento mesiánico de JESÚS y un grupo amplio y variado de fieles sienten una atracción especial por aquel MAESTRO que impartía una nueva enseñanza cargada de poder, hasta el punto de revivir a los que habían fallecido. Aquello no era conocido en las sociedades avanzadas de aquel momento como la griega.

El Hijo del hombre

“JESÚS les respondió: ha llegado la hora en que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo, si el grano de trigo no cae en tierra y muere queda solo, pero si muere da mucho fruto” (v.23-24). El Juicio entregado al Hijo del hombre de Daniel (Cf. Dn 7,13-14) recae sobre el mismo JESÚS y confiere el verdadero sentido a la profecía que hablaba de ÉL. Es una extraña manera que el Hijo del hombre tiene de realizar su misión. Pero a la vista de los hechos entendemos que era la forma en la que DIOS estaba dispuesto a manifestar su AMOR incondicional a todos los hombres. Como dirá san Pablo, “a penas encontraremos a un hombre que esté dispuesto a morir por otro hombre justo -como fue el caso de Maximiliano Colbe-, pero por un injusto y malvado nadie da su vida. Pues JESÚS ha dado su vida por todos nosotros cuando éramos del todo injustos” (Cf. Rm 5,7-8). La Gloria del SEÑOR es su misma victoria sobre la muerte, que realiza asumiendo el hecho mismo de morir. Satanás se encontró con su peor sorpresa cuando de su muerte salía la LUZ insoportable para su mirada. El SEÑOR nos enseña con la Cruz el bien realizado por la donación de SÍ mismo y describe el Camino para todos sus seguidores. Desde ese momento el dolor y el sufrimiento pueden tener un sentido o una aplicación y eficacia: el dolor y el sufrimiento no son un absurdo y redundan en bien espiritual para uno mismo y muchas personas. Una y otra vez, los hombres tenemos que venir a la meditación de estos textos, pues nada produce más rechazo que el dolor y el sufrimiento, pues es de sentido común en el orden natural de las cosas. Sin embargo sabemos, por otra parte, que no podemos borrar de nuestras vidas el dolor y sufrimiento correspondiente. Estos dos elementos forman parte de nuestro caminar, y se trata de hacerlos aceptables compañeros de viaje.

El lenguaje de la generosidad

“El que ama su vida la pierde y el que odia su vida en este mundo se guardará para una Vida Eterna” (v.25). Somos muy limitados y sujetos de carencias y necesidades. No fue por casualidad que JESÚS nos dejase las siete peticiones del Padrenuestro como la oración maestra de todas las oraciones. DIOS nos tiene que proveer de lo fundamental y lo accesorio, mostrando su divina Providencia por muchos medios. Nos sale una lista muy larga de aquellas cosas que nos llegan y han sido procuradas por otras personas. Caemos en la cuenta cuando vamos a la tienda o el niño va al colegio. Aprendemos cosas porque otros muchos las investigaron y llegaron a conclusiones fiables. En el campo de la Fe nos sucede lo mismo, pues nadie irrumpe como Adán en el Paraíso, sino que es depositario de un legado con siglos de tradición. Reconociendo con agradecimiento todo lo que recibimos estaremos en mejores condiciones de ejercer la generosidad con otras personas. JESÚS nos marca el punto heroico o más allá de las fuerzas humanas en la donación de uno mismo: la entrega generosa de la propia vida. En primer lugar, JESÚS habla de SÍ mismo; pero se puede incluir a los que van entregando su vida paso a paso en su estado de vida como padres o consagrados; educadores o misioneros; defensores del orden público y la unidad de la nación como los policías o los militares. Existe un grupo amplio de buenas personas que de forma vocacional van entregando su vida allí donde entienden que es su parcela en la sociedad y en la Iglesia.

El SIERVO y el servidor

“Si alguno me sirve, que me siga; y a donde YO esté, estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el PADRE lo honrará” (v.25-26). La meta de JESÚS es la vuelta al PADRE (Cf. Jn 20,17); y todo su ministerio consiste en procurar que redunde en el cumplimiento de la Voluntad del PADRE: “mi alimento es hacer la Volunta del PADRE” (Cf. Jn 4,34; 6,38). JESÚS es el SIERVO fiel hasta el extremo, y deja señalado el Camino para todos aquellos decididos a seguir sus huellas. El Reino de DIOS en este mundo se hace posible con siervos seguidores de los dictados del Evangelio. El siervo fiel tendrá que tener su mirada personal en JESÚS, la enseñanza del Nuevo Testamento y el Catecismo de la Iglesia Católica promulgado hasta el momento. El camino del servidor es el que corresponde al discípulo que aprende y discierne; ora y actúa en la medida de sus posibilidades.

El peso del mundo

”Ahora mi alma está turbada, ¿y que voy a decir?: PADRE líbrame de esta hora. Pero si he llegado a esta hora para esto. PADRE glorifica tu Nombre. Entonces vino una voz del Cielo que decía: lo he glorificado y de nuevo lo glorificaré” (v.27-28). Acusar el golpe del dolor y el sufrimiento parece que hace débil y quebradizo al que lo manifiesta, pero eso sucede cuando DIOS está ausente. JESÚS no esconde la repercusión que ejerce sobre ÉL el Mal del mundo o el pecado de los hombres. El alma humana de JESÚS, que es verdadero DIOS, acusa el impacto del mal. JESÚS es el verdadero MESÍAS, hace unos días revivificó a Lázaro, pero no se sustrae a las conspiraciones y las insidias del Maligno. Como en los evangelios sinópticos, JESÚS padece la angustia del que se enfrenta a lo más tenebroso del alma humana.

Testimonio del PADRE

“Vino entonces una voz del Cielo: lo he glorificado y de nuevo lo glorificaré. La gente que estaba allí, lo oyó, y decía que había sido un trueno; otros decían: le ha hablado un Ángel” (v.29). Es san Juan quien narra este episodio y su lectura es amplia, pues la glorificación de JESÚS ocurrirá en la Resurrección, pero en el evangelio de san Juan tanto la Pasión como la muerte en la Cruz están sostenidos por la misma Gloria de DIOS, que no abandona al HIJO tampoco en los momentos en los que carga con los pecados de los hombres. La voz de DIOS suena como un trueno para algunos como les ocurrió a los israelitas en el desierto, al pie del Nombre Sinaí (Cf. Ex 19,16-17). En momentos clave el Cielo se manifiesta de forma extraordinaria como fue el caso del milagro del sol en Fátima, el trece de octubre, de mil novecientos diecisiete. Durante diez minutos setenta mil personas congregadas en Cova de Iria vivieron una experiencia de milagro, conversión con apreciación apocalíptica para algunos de los allí concentrados. Muchos confesaban sus pecados públicamente y otros se admiraban de una acción por encima de las fuerzas naturales. La veracidad de este acontecimiento es difícil refutarlo por las fuentes acreditadas que dejaron su testimonio. Para aquellos judíos en Jerusalén el Cielo se abrió y oyeron la voz de DIOS, pero como siempre no todos van a reaccionar de la misma forma, porque el signo extraordinario no subyuga la libertad personal. JESÚS les aclara: “no ha venido esta voz por MÍ, sino por vosotros” (v.30).

Efectos de la Cruz

“Ahora es el juicio de este mundo. Ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (v.31). El mundo en este versículo tiene un sentido negativo, pues es el conjunto de fuerzas y acciones que se oponen al proyecto de DIOS para instaurar su Reino. Ahora y por poco tiempo tiene un cierto dominio Satanás, pero aparecerá en el mundo una fuerza muy superior con capacidad de erradicarlo de la vida de los hombres, si estos quieren. En los evangelios sinópticos se da cuenta de exorcismos realizados por JESÚS; sin embargo en el evangelio de san Juan sobre Satanás se dicta una sentencia definitiva. Ambas versiones son verdad y se complementan. Exorcismo a exorcismo muchas personas necesitadas se ven liberadas del despotismo satánico; y pareciera que su erradicación fuera una conquista que debe producirse palmo a palmo. JESÚS es el más fuerte, y el hombre en este mundo no cuenta con otra fuerza de orden superior para expulsar de raíz el poder de la serpiente primordial (Cf. Ap 12).

Muerte de JESÚS

“Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia MÍ” (v.32). JESÚS es levantado tanto en la muerte como en la Resurrección. Clavado en la Cruz, JESÚS es levantado por los hombres. Sepultado, JESÚS es levantado por la acción del ESPÍRITU SANTO. Ambos momentos son necesarios para realizar la unidad de los hombres, pues una vez que sus pecados son perdonados pueden recibir la Nueva Vida que se da por el RESUCITADO. Así operan los Sacramentos de la Iglesia en la vida de los creyentes. El evangelista confirma que esa palabra de JESÚS iba en sentido de su pasión y muerte: “decía esto para significar de qué muerte iba a morir” (v.33). JESÚS no ha querido dejar a un lado las señales de la muerte, que han sido incorporadas a la Resurrección como signo permanente del pecado del hombre y la infinita Misericordia Divina. Ambas realidades causan la atracción del creyente hacia JESÚS. Aquel que pretenda negar su pecado nunca se acercará al SEÑOR, lo mismo que sintiéndose pecador no considera su Divina Misericordia.

Carta a los Hebreos 5,7-9

Sobre la cuestión de JESUCRISTO como Sumo Sacerdote, dice el autor sagrado de la carta a los Hebreos: “sobre este particular tenemos mucho que decir, aunque difíciles de explicar, porque os habéis hecho tardos de entendimiento” (Cf. Hb 5,11) El sumo sacerdocio de JESÚS está en íntima relación con la doctrina de la Justicia, difícil de entender para la mayoría de los cristianos: “os habéis hecho tales que tenéis necesidad de leche en vez de manjar sólido, pues todo el que se nutre de leche desconoce la doctrina de la Justicia, porque es niño; sin embargo el manjar sólido es de adultos, que tienen ejercitadas las facultades en el discernimiento del bien y del mal” (v.13-14). El autor sagrado describe la situación de muchos creyentes en cualquier época; pero en estos tiempos del mínimo esfuerzo, máxima comodidad y el mayor número de placeres para disfrutar con la pretensión de ser feliz a toda costa, resulta que es complicado seguir el sendero de la vía sacra. En el primer domingo de Cuaresma contemplamos el pasaje en el que JESÚS era tentado en el desierto por Satanás (Cf. Mc 1,13). Aquellos primeros compases de la misión despejaban cualquier duda: JESÚS iniciaba la senda del Siervo de YAHVEH. Siendo el HIJO único, amado del PADRE, decide el paso lento y con obstáculos añadidos por las controversias con las élites religiosas y el estrecho camino de la pobreza y el desprendimiento de cualquier gloria de tipo humano. ÉL vino para ser testigo de la Verdad (Cf. Jn 18,37), y su defensa lo llevó a la Cruz, como víctima y Sumo Sacerdote al mismo tiempo. Este es un argumento central en la doctrina de la carta a los Hebreos. Actuando de esta manera, dice el texto sagrado: “nadie se arroga la dignidad de Sumo Sacerdote, sino el llamado por DIOS, de la misma forma CRISTO, que la recibe de quien le dijo: HIJO mío eres TÚ, YO te engendrado hoy” (Cf. Slm 109,4; v. 5).

Sufrimientos de CRISTO

“CRISTO habiendo ofrecido en su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas, al que podía salvarlo de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente” (v.7). No sólo en Getsemaní, momentos antes de ser apresado, maltratado, escarnecido, martirizado y crucificado; sino que estos versículos pueden resultar un sumario de todo el padecimiento de JESÚS a lo largo, especialmente, de su misión evangelizadora. En su clamor y lágrimas fue escuchado, obteniendo la paz y fortaleza para afrontar su sacrificio y llegar hasta el final. JESÚS recorre todo el Camino previsto para el MESÍAS: “todo está cumplido” (Cf. Jn 19,30).

La obediencia

“Aún siendo HIJO con lo que sufrió experimentó la obediencia” (v.8). La desobediencia original de Adán tenía que ser expiada y reparada. La Justicia opera en este punto para resolver favorablemente todas las desobediencias particulares derivas de aquel primer pecado, que no fue una descortesía hacia DIOS, sino la alteración de una ley fundamental que introdujo la muerte en los corazones y la vida de los hombres. Sólo DIOS podía cargar con la reparación de ese pecado original, cuyas consecuencias aún padecemos de forma notoria, y en nuestro caso por no aprovechar las gracias derivadas de la Cruz de JESÚS. Esta expresión de la carta a los Hebreos debemos asimilarla a la humillación propia del que voluntariamente se hace “pobre de espíritu” (Cf. Mt 5,3). JESÚS es el verdadero pobre de espíritu, el verdadero obediente que escucha con toda fidelidad la voz del PADRE y la lleva a término. JESÚS es el verdadero Siervo de YAHVEH que se hace CORDERO de DIOS (Cf. Jn 1,20) para ofrecerse mediante su propio sacerdocio.

JESÚS es el SALVADOR

“Llegado a la perfección se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que lo obedecen” (v.9) desde la Encarnación el VERBO de DIOS entra en el tiempo de los hombres, haciéndose criatura: “JESÚS iba creciendo en estatura, sabiduría y Gracia, ante DIOS y los hombres” (Cf. Lc 2,52). Cualquier acto parcial de JESÚS nos hubiera redimido por razón de ser al mismo tiempo el VERBO eterno del PADRE; pero el Siervo de YAHVEH quiso completar todo el recorrido como manifestación de la sobreabundancia de la Vida y la Gracia que hay en DIOS para todas sus criaturas. JESÚS está en condiciones de pedir a cada hombre y a todo hombre la aceptación de la vida tal y como la ha encontrado, ofreciéndose por otra parte para ayudarlo y aliviarlo en las cruces que le hayan tocado. Contamos incondicionalmente con JESÚS siempre que reconozcamos que ÉL cargó primero con nuestro pecado y su consecuencia; y ahora está dispuesto a que nos resulte llevadera la carga y suave el yugo de su Palabra (Cf. Mt 11,30).

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