Yarden Zelivansky, de 32 años, sirve en el ejército israelí. Es un reservista y actualmente se encuentra en un campamento militar cerca de Gaza. Hace tres años fue bautizado en Viena, incorporándose a la Iglesia católica. Como recuerda en una entrevista con Die Tagespost , hace 16 años era comunista y ateo. Convenció a otros de que no existía Dios.
Buscando buenos argumentos para su inexistencia, comenzó a estudiar las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento y su implementación según el Nuevo Testamento. Zelivansky asumió que los autores del Nuevo Testamento seleccionaron deliberadamente lo que les convenía del Antiguo Testamento para crear la imagen de Jesús el Mesías. Sin embargo, concluyó que ese no era el caso. Tampoco se trataba de errores lingüísticos. Jesús, reconoció Zelivansky, era en verdad el Mesías anunciado por los profetas.
Como resultado, los ateos comenzaron a buscar contacto con las comunidades cristianas. Sus preguntas fueron respondidas por la parroquia de St. Pedro en Tel Aviv. Allí empezó a ir a misa. – Me enamoré del catolicismo. Empecé a rezar el rosario todos los días y a ir a misa todas las semanas , dijo. Sin embargo, no pudo recibir los sacramentos porque todavía no era miembro de la Iglesia. Tenía 17 años y no podía ser bautizado sin el consentimiento de sus padres. Unos años más tarde, Zelivansky se mudó a Austria, donde vivió hasta hace poco. En 2021 fue bautizado en Viena.
Actualmente, el converso vive en Israel. Sostiene que no se distancia del judaísmo en el sentido de que ve una gran conexión entre la tradición y cultura judía y el cristianismo. Intenta complementarse, actuando, entre otras, en la Asociación de Católicos Hebreos, aprobada por la Santa Sede. El objetivo de la Asociación es fortalecer el catolicismo de los judíos preservando al mismo tiempo su patrimonio cultural.
GAZA, PALESTINA.
Lunes 4 de marzo de 2024.
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FOTOGRAFÍA: turistas contemplan la vista de la Cúpula de la Roca y el Monte del Templo desde el mirador del Monte de los Olivos, que domina la ciudad vieja de Jerusalén. Foto de Noam Revkin Fenton/Flash90
