Opinión. Fratelli Tutti para México de Nemici Tutti

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El pasado 4 de octubre, en el pueblo natal de San Francisco de Asís, fecha en la que el santoral católico lo celebra; el Papa que adoptó su nombre dio a conocer la tercera encíclica de su pontificado.

Esos documentos se titulan con las primeras palabras del renglón inicial; anticipan, desde el comienzo de su lectura, el sentido integral de su contenido. El hilo conductor de los ocho capítulos y 287 apartados de Fratelli Tutti son la fraternidad y la amistad social.

Esta exhortación apostólica continúa por la senda de las dos anteriores: Evangelii Gaudium, sobre el anuncio del evangelio en el mundo actual, en la que enfatizó la dimensión social del mensaje cristiano (24-11-2013) y Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común y la raíz humana de la crisis ecológica (24-05-2015).

En Fratelli Tutti hace un vehemente llamado para encarar la profunda crisis que sacude a la comunidad universal, y las particulares de cada país, mediante una conversión personal; para despojar nuestras mentes y corazones de las tendencias dominantes en nuestros tiempos: el egoísmo individualista, el aislamiento rencoroso y las cegueras ideológicas.

Explica que comenzó la elaboración del documento antes de la aparición de la pandemia del Covid y que sus preocupaciones se acrecentaron al observar la insolidaridad con la que reaccionaron algunos países para protegerse. La pandemia exhibió la miseria de la globalización economicista y no se recuperará con la misma receta.

La política es una actividad humana, las instituciones son estructuras; somos las personas que les damos vida las que tenemos la posibilidad de corregir el rumbo.

Francisco se duele de Las sombras de un mundo cerrado (I); acude al ejemplo del buen samaritano: Un extraño en el Camino (II), para Pensar y gestar un mundo abierto (III). Hacerlo con Un corazón abierto al mundo entero (IV), lo cual es posible con la práctica de La mejor política (V) comprometiéndonos con el método del Diálogo y la Amistad Social (VI) y así emprender Caminos de reencuentro (VII). En esta tarea deben colocarse Las religiones al servicio de la fraternidad del mundo (VIII).

El documento examina con mirada misericordiosa el estado de la humanidad. Coincido con Héctor Pérez Villareal, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, cuando afirma que se trata de un manifiesto contracultural, porque desmonta, uno a uno, el conjunto de concepciones, costumbres y hábitos de esta crisis antropológica, social, ecológica, económica y política. No destila pesimismo, ni es una colección de condenas, por el contrario, alimenta la esperanza y anima a pensar y actuar diferente, con fraternidad y amistad social.

Hace un llamado directo a los políticos y a los responsables de los gobiernos. No más polarización, no más ideologismo que impiden ver la realidad. Insiste, una y otra vez: la unidad prevalece al conflicto.

Fratelli Tutti retrata el ambiente de nemici tutti –enemigos todos– impuesto a la sociedad y a la política mexicana: su desenfrenado ingreso al túnel de confrontaciones, violencia y muerte. Las fracturas se ensanchan; sean o no parte de una vesánica estrategia para acumular poder, las podemos cerrar con la propuesta franciscana del diálogo, su método y las pautas valorativas que nos propone.

Con información de El Universal/Luis Felipe Bravo Mena

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