* La declaración del prefecto Fernández vuelca el concepto Natural y Revelado de “pareja”, para incluir a quienes no lo son.
* Esto una forma eclesial de “wokismo”.
El filósofo francés Thibaud Collin comenta con algunas de sus reflexiones libres la declaración Fiducia supplicans en un artículo relanzado por Sandro Magister en su blog El séptimo cielo . Las observaciones absolutamente sensatas de Collin están en gran sintonía con lo publicado en Nuova Bussola , en particular la consideración de que la declaración del cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, no sabe qué es una «pareja» y confunde la bendición de los individuos con la de las parejas.
Collin nos recuerda que “una pareja es un todo que es más que la suma de sus partes, es decir, los dos individuos. Es una entidad que tiene consistencia propia, un ser relacional distinto de los dos términos relacionados… en el derecho natural lo que constituye una pareja es el matrimonio.
El matrimonio es una institución que no puede reducirse a una simple relación de intersubjetividad porque los dos cónyuges asumen un vínculo objetivo que les ofrece la naturaleza humana, la sociedad y en definitiva Dios.
Los dos individuos se comprometen mutuamente como hombre y mujer y su alianza es potencialmente el lugar del nacimiento de un tercero, el hijo. La noción de pareja connota, por tanto, la propia conyugalidad (…).
Hablar, por tanto, de una «pareja irregular» o de una «pareja del mismo sexo» está lleno de significado porque tal lenguaje reconoce, al menos implícitamente, que la relación entre estos dos individuos participa analógicamente del orden de la conyugalidad. De ahí la inadmisibilidad de la Declaración por ser confusa y errónea.
En el mismo artículo , además de esta importante idea, también hay una audaz comparación entre el enfoque de Fiducia supplicans y la perspectiva del despertar:
«De ahí la pregunta clave: ¿en qué medida la declaración de Fiducia supplicans deconstruye implícitamente la doctrina moral y antropológica?
¿Es fundamental la práctica de las bendiciones?
Si así fuera, se adoptaría otra lógica, la de la inclusión, justificada en nombre de una pastoral presentada como más adecuada a la misericordia divina. Esta nueva pastoral sería la forma eclesial del «wokismo», porque generaría de facto una deconstrucción de lo que se le opone: el orden humano natural asumido hasta ahora por la doctrina católica y hoy juzgado discriminatorio por el espíritu del mundo».
La conexión, decía, es audaz, pero no por eso carece de fundamento, y la idea de un «wokismo eclesial católico» no es descabellada.
La cultura despierta se ha puesto de moda últimamente, pero su origen es más antiguo .
«Permanecer despierto» significa «mantenerse despierto». ¿Despierto a qué? Despiertos y militantes respecto de lo que no es inclusivo sino discriminatorio.
La explosión mediática del wokismo se produjo con el movimiento estadounidense Black Lives Matter (2013) y especialmente tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía (2020). Aquí el elemento a deconstruir, como productor de exclusión, es el ser de piel blanca, que a partir de ese momento se ha convertido en un elemento negativo en sí mismo, algo estructural e independiente de las personas individuales, un bastión a derribar.
Toda persona blanca es culpable por ley. A partir de ahí fue fácil extender la discusión al colonialismo blanco, americano, cristiano con la acción de destrucción incluso material de los vestigios -desde los símbolos de Cristóbal Colón hasta todo lo vinculado a los padres fundadores de Estados Unidos- de esta centenaria forma de exclusión. Se trata de la destrucción de la memoria así como de la destrucción de los monumentos y de los aniversarios que se celebrarán.
La iniciativa se extendió luego a otras «minorías» sujetas a exclusión, como los pueblos indígenas, las mujeres, los homosexuales e incluso los animales y las plantas, víctimas del especismo antropocéntrico. La patria, el matrimonio natural y la familia, la identidad sexual del hombre y la mujer, la idea de una superioridad de la especie humana sobre otras especies vivas, etc., se han convertido en objeto de una feroz deconstrucción al considerarse principios discriminatorios.
El wokismo es el resultado nihilista de la deconstrucción con el objetivo de incluir todo y a todos. Para hacerlo debe negar cualquier elemento objetivo e inaccesible porque crearía intolerancia, cualquier verdad porque tendría pretensiones de exclusividad, cualquier idea de naturaleza porque excluiría por antinatural lo que no le conviene, cualquier ley establecida por cualquier legislador, como la propia naturaleza o Dios, porque según ellos constituiría una exclusión normativa de quienes viven de manera «diferente«.
El wokismo tiene una larga historia detrás, a pesar de que los periódicos recién ahora hablan de él y ha habido muchos pensadores «deconstructivos» a lo largo de la modernidad: de Marx a Freud, de Foucault a Derrida y muchos otros. También se puede decir que es la conclusión predecible de las categorías modernas del pensamiento, para las cuales la realidad es el primer límite a romper para ser libres y no discriminados.
¿Existe alguna relación entre todo esto y el «wokismo eclesial» de Fiducia supplicans ?
Esta declaración derriba el concepto natural y revelado de “pareja” para que quienes no lo son no sean discriminados y se active una práctica inclusiva y acogedora hacia ellos.
Amoris laetitia, de Francisco, ya había hecho lo mismo , «eliminando» el pecado de adulterio.
Eliminar estas dos realidades significa eliminar el derecho natural y el derecho divino positivo, implícitamente vistos como obstáculos a la inclusión según el principio «¡todos, todos, todos!».
Al eliminar el concepto real y verdadero de pareja porque no es inclusivo, cada pareja de personas puede ser una pareja para ser bendecida.
Entonces, bajo esta lógica, si la pareja ya no existe, todo puede ser pareja. Sin embargo, una vez emprendidos este camino, ¿por qué no eliminar también la diferencia entre familia y familias, o entre religiones o morales, que no sería inclusiva con respecto al ateísmo y la inmoralidad?
Sólo queda considerar y aceptar todo lo que realmente existe, sin filtros ni criterios… y esta es, al fin y al cabo, la propuesta de la teología del progresismo de inspiración rahneriana, según la cual allí mismo, en la existencia aún no categorizada en pareja o no pareja, familiar o no familiar, heterosexualidad u homosexualidad, religión o no religión, se comunicaría el Dios de la misericordia.
Por Stefano Fontana.
Sábado 13 de enero de 2024.
Ciudad del Vaticano.
lanuovabq.
