A una madre soltera no se le impide comulgar en el Novus Ordo. Así lo afirma Tucho Fernández en una respuesta publicada el 14 de diciembre a una pregunta formulada por monseñor Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, obispo de San Francisco de Macorís (República Dominicana).
De la Cruz es un «académico» que se doctoró en Bonn (Alemania) y fue rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra antes de que Francisco lo nombrara obispo. Uno se pregunta, entonces, por qué molestó a Tucho con una pregunta que podría haber respondido cualquiera con un conocimiento siquiera elemental del Catecismo.
Correspondientemente, Tucho presentó la perogrullada de que «como para todos los demás cristianos, la confesión sacramental de los pecados permite a la persona acercarse a la Comunión».
El problema comenzó, sin embargo, cuando Tucho aprovechó para menospreciar el Evangelio: «A menudo, al comentar el episodio bíblico de la mujer adúltera (Jn 8,1-11), se subraya la última frase: ‘no peques más'».
Para Tucho, esta conclusión crucial «no constituye el mensaje central de esta perícopa evangélica», que, según él, «es simplemente la invitación a reconocer que nadie puede arrojar la primera piedra».
Incluso para un simple creyente, basta leer el texto para ver que la interpretación de Tucho es errónea.
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