“El chiste no es cambiar de amos, sino dejar de ser perros” es quizá una de las frases sublimes de la singular, pintoresca y acertada sabiduría con la que El Maquío Clouthier definía la abyección al poder hegemónico del viejo sistema y que vuelve a cobrar vigencia en el actual régimen.
La frase, que puede aplicar a cualquier factor de poder dentro del sistema, ayuda a comprender la relación de control y amedrentamiento del actual gobierno con los medios.
Durante los primeros meses de esta Administración se filtraron las millonarias cantidades recibidas por columnistas, comentaristas, quienes por sus programas y portales fueron beneficiados por los anteriores gobiernos.
En el caso de sus críticos han sido paradigmáticas las revelaciones de las últimas semanas sobre Nexos, Letras Libres y Clío que tan solo en los dos últimos sexenios recibieron cerca de 450 millones de pesos del erario.
Exhibir esas relaciones ha servido al gobierno para desacreditar a todos aquellos que estaban en esas listas.
Pero hay de tratos a tratos, como el de las televisoras, las cuales según el gasto publicitario del primer año del gobierno federal dado a conocer por FUNDAR y Artículo 19 siguen siendo las más beneficiadas. En 2019 Televisa recibió 360 millones 253 mil pesos; TV Azteca, 346 millones 891 mil pesos; Imagen Televisión, 93 millones 605 mil pesos.
No solo eso, dado el poder y las diversas empresas de algunos de los propietarios de las principales cadenas televisivas, ellos tienen otros negocios con el gobierno federal y forman parte de su Consejo Asesor Empresarial.
De los diarios, La Jornada recibió el presupuesto más alto al sumar 251 millones 646 mil pesos, muy lejos, por ejemplo, de Reforma, al que se le asignó casi una quinta parte, 59 millones 145 mil pesos o El Universal que recibió 85 millones 186 mil pesos.
Eso explica porque fue a La Jornada al diario al que el Presidente López Obrador concedió una entrevista exclusiva con motivo de su segundo año de gobierno y que tuvo un gran despliegue, muy similar a las varias que La Jornada le hizo a Miguel Ángel Osorio Chong cuando fue secretario de Gobernación en el sexenio pasado.
Ello también explica el análisis de contenido de medios que el Presidente mencionó en su mañanera en donde aseguró que La Jornada era el único diario que lo apoyaba.
Pero hay otro tipo de tratos del actual gobierno a los medios, que por la forma de exhibirlos parecen amedrentamientos, como el caso de El Financiero y El Economista.
En el caso de El Financiero tiene una deuda de 2 mil 120 millones de pesos en créditos otorgados desde 2014 por Nacional Financiera (Nafinsa) y Bancomext. El plazo restante es de 12 años y, de acuerdo al informe oficial fechado el 20 de agosto de este año y exhibido en una mañanera, “la empresa se encuentra al corriente en sus pagos”.
Hay que recordar que Luis Echeverría se hizo de la cadena de diarios García Valseca casi al final de su sexenio cuando exigió a su propietario, el coronel García Valseca la liquidación de un préstamo que tenía con Nafinsa. El militar llegó a un entendimiento con Don Eugenio Garza Sada para que éste le comprara la cadena, pero a los pocos días de cerrarse el trato el empresario fue asesinado por militantes de la Liga Comunista 23 de septiembre.
Echeverría entregó la cadena a Mario Vázquez Raña, quien le cambió el nombre a Organización Editorial Mexicana, que aún conserva.
La historia fue contada detalladamente por Salvador Borrego, amigo y colaborador del Coronel en 1984 en su libro “Cómo García Valseca fundó y perdió 37 periódicos y cómo Eugenio Garza Sada trató de rescatarlos y perdió la vida”.
Y el caso más reciente es el de una directiva de GINgroup acusada por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum de apoyar a las feministas violentas que tomaron la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Sheinbaum hizo una denuncia política, exhibió las relaciones del dueño de la empresa, Raúl Beyruti Sánchez con los priistas Javier Treviño Cantú, quien fuera subsecretario de Educación en el sexenio pasado y con Rolando Zubirán Robert, quien fuera secretario de Desarrollo Económico en el gobierno de Nuevo León con Rodrigo Medina.
Además mostró la lista del SAT en donde Beyruti y Asociados Contadores aparece como emisora de facturas falsas; la Jefa de Gobierno invitó a los medios a profundizar en estas relaciones y fue correspondida al día siguiente en… La Jornada, en donde Enrique Galván dio luces que podrían explicar las auténticas razones de la exhibición:
“Existe la hipótesis de que la propiedad o el control de un medio de información reviste de impunidad a un empresario: puede hacer lo que quiera, el gobierno no hará nada por miedo a ser atacado. Es una forma de presión que, lamentablemente, sigue funcionando. Pero no siempre. Un caso es el del “rey del outsourcing” y, además, principal facturero. Vean su caso. “Raúl Beyruti Sánchez, presidente de GINgroup –anunció recientemente el diario El Economista– ha llegado a un acuerdo con Jorge Nacer Gobera, presidente y director general de El Economista,para adquirir acciones por el equivalente a 19.9 por ciento del grupo editorial que incluye el periódico y revistas con marcas como Horloger y Equestrian, entre otras. El empresario se incorporará como vicepresidente al consejo de El Economista”. Por otro lado, la revista Forbes México publicó lo siguiente: “Media Business Generators, el grupo de medios de negocios, lujo y estilo de vida más importante de México, anuncia la incorporación de Raúl Beyruti Sánchez, presidente de GINgroup, como vicepresidente del Consejo Editorial de Forbes Latam, la marca de negocios más relevante de la región. Beyruti Sánchez, uno de los empresarios más influyentes de México, adquirió 15 por ciento de las acciones de Media Business Generators, el conglomerado que maneja la marca Forbes en México y Latinoamérica, además de las ediciones locales de Robb Report, Food & Wine, InStyle y Travel & Leisure”.
Las recetas del viejo sistema aplicadas actualmente para cooptar, mediatizar o reprimir a los medios y en respuesta varios medios que se convierten en voceros de facciones o grupos de interés, o más aún, que se ajustan a las necesidades del gobernante en turno.
Son estos entretelones los que realmente se deben debatir en aras del derecho a la información y la libertad de expresión pues solo con la verdad los ciudadanos pueden asumir un criterio, más allá de la propaganda de buenos y malos, conservadores o neoporfiristas.
… Vaya si tenía razón El Maquío Clouthier en su reclamo de libertad auténtica.