No usar a los pobres de manera ideológica

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Los pobres ocupan el corazón del Evangelio, a ellos es anunciada la Buena Noticia de la salvación como señal de que el Reino de los Cielos ha llegado en la persona de Jesús, Hijo de Dios.

Sin fines utilitarios

Los pobres son un “lugar teológico”, es decir, la posibilidad de encontrarse con el rostro humano de Cristo, sufriente y doliente; el cuerpo y la sangre de Cristo son el pobre sufriente; el pobre es la carne de Cristo. Unida a la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia han abordado la pobreza como parte de su propia identidad misionera.

Son innumerables las obras y acciones que la milenaria Iglesia ha ejercido para superar la pobreza como injusta condición de vida. Pasa del discurso a la vida y aunque los esfuerzos parecen siempre insuficientes, han aliviado y salvado la vida a innumerables personas en condición de pobreza. Las acciones que emprende la Iglesia las hace por vocación, por mandato divino expreso en los Evangelios: “Denles ustedes de comer”.

La presencia de la Iglesia ha sido permanente, independientemente de los tiempos, las circunstancias, los regímenes políticos y las ideologías, es más, se puede decir con absoluta certeza que en más de los casos, a pesar de ellos.

Sin embargo, el tema de la pobreza es uno de los más abordados en la historia con carácter ideológico, es decir, con una mirada pragmática de la pobreza y sus causas. Los pobres son usados con fines ideológicos por políticos y gobernantes populistas a quienes no les importan las condiciones de vida sufriente de los más necesitados. Sino, a partir de ellos, crecer en popularidad utilizándolos al servicio de intereses políticos y personales, como señala el papa Francisco (Evangelii Gaudium n.199).

No invisibilizar la pobreza

En un gobierno, la mala gestión de la riqueza del país aplicada en deficientes políticas públicas, puede llevar a gran número de ciudadanos a engrosar las filas de la pobreza. No basta con darles. “Para buscar efectivamente su bien, lo primero es tener una verdadera preocupación por su persona, valorarlos en su bondad propia. Pero, una valoración real exige estar dispuestos a aprender de los pobres, aprender de ellos.

“Los pobres tienen mucho que enseñarnos en humanidad, en bondad, en sacrificio, en solidaridad”, recordó el Papa Francisco en su mensaje a los representantes de la sociedad civil en Paraguay (2015). Si no hay subsidiariedad con actitud solidaria, por más que existan programas sociales, nunca se superará la pobreza porque ese no es su objetivo.

Abordar de manera ideológica al pobre es un crimen porque lo condena a vivir y morir en esa condición; la supuesta lucha ideológica por la pobreza no es genuina. Recuerda también el Papa Francisco: “Las ideologías tienen una relación o incompleta o enferma o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo. Por eso, fíjense en el siglo pasado. ¿En qué terminaron las ideologías? En dictaduras, siempre, siempre”.

Con información de ArquMedios/Pbro. Ernesto Hinojosa Dávalos

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