Sobre la base del comunicado del Vaticano publicado hoy, viernes 27 de octubre, tras nuestra revelación de la carta de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores a algunas víctimas del antiguo Jesuita Marko Rupnik, me parece pertinente subrayar algunas afirmaciones:
1) ¿Qué acaso fue necesario el Sínodo para “aprender a escuchar con atención y compasión a quienes sufren, especialmente a quienes se sienten marginados por la Iglesia”, entre ellos las decenas de víctimas Rupnik, para las que nunca no hubo respuestas a sus cartas ni siquiera a sus cartas de denuncia?. ¿Que acaso no había sido anunciada a política de escucha, una prioridad de las prioridades?
2) ¿Ha descubierto el Papa recién ahora la «falta de cercanía a las víctimas» de Rupnik? Este asqueroso y doloroso asunto comenzó en 2018 y desde entonces Rupnik ha hecho estragos fuera y dentro de Santa Marta con y sin excomunión.
Y entonces, evidentemente, se renueva de nuevo la cuestión de fondo; ¿Quién y por qué levantó la excomunión de Rupnik en mayo de 2020?
3) Ahora, tras el nombramiento del Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (el pasado mes de septiembre) en la persona del cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, el Papa Francisco «ha pedido al Dicasterio para la Doctrina de la Fed que examine la caso y ha decidido derogar el plazo de prescripción para permitir que se lleve a cabo un juicio.»
¿A alguien le importaría explicar las razones últimas de esta decisión?
4) Como en el pasado, desde hace más de cinco años, en esta trágica historia los errores se acumulan. Quizás eso ya no sea posible. Para salir de esta gigantesca mancha del pontificado del Papa Francisco sólo bastaría la verdad.
Por LUIS LADARIA.
CIUDAD DEL VATICANO.
VIERNES 27 DE OCTUBRE DE 2023.
