Fue construido por voluntad de San Juan Pablo II (entre 1992 y 1994) y estaba dedicado a María, Madre de la Iglesia. El Pontífice quería que pudiera acoger comunidades monásticas femeninas de vida contemplativa que pudieran orar por el Papa y por la Iglesia. El Monasterio Mater Ecclesiae se ha convertido en el símbolo del silencio y de la vida escondida.
En 2012 la última comunidad de monjas abandonó el lugar para permitir las obras de renovación deseadas por Benedicto XVI. Los motivos no fueron revelados pero el Papa planeaba retirarse allí por el resto de su vida. Cuando anunció su dimisión al Sagrado Colegio el 11 de febrero de 2013, Joseph Ratzinger decidió retirarse inicialmente al Palacio Apostólico de Castel Gandolfo y luego regresar al Vaticano al finalizar las obras de renovación del monasterio.
Desde el 2 de mayo de 2013 Benedicto XVI vivió en el monasterio Mater Ecclesiae hasta el día de su muerte. A finales de año, luego de algunas obras de remodelación iniciadas en agosto de 2023, llegará al complejo una comunidad de monjas benedictinas de la Arquidiócesis de Buenos Aires.
CIUDAD DEL VATICANO.
JUEVES 26 DE OCTUBRE DE 2023.
SILERE NON POSSUM.