Cambiemos el rumbo

ACN
ACN

Seguramente con mucha frecuencia nos hemos preguntado qué hacer para poder cambiar el rumbo de nuestra realidad social tan lastimada por la violencia y el sin sentido de tanto joven que vende su vida en cambio de nada, familias completas destrozadas por las agresiones que manifiestan la ausencia de Dios en sus vidas. Sin duda que esta realidad nos lleva a cuestionarnos y nos preguntamos qué podemos hacer, en qué podemos contribuir, cómo hacer llegar la Palabra de Dios a estos ambientes.

El peor escenario sería caer en el desánimo, en la desilusión y en el pesimismo. Hoy, a pesar de la pandemia y de las tantas enfermedades sociales, como miembros activos de la Iglesia estamos llamados a no solo quedarnos en una simple reflexión, más que nunca es necesario actuar y luchar para que desde nuestras comunidades parroquiales, nos activemos y hagamos un compromiso personal para que esta realidad sea transformada con Cristo al centro y dispuestos a ser una Iglesia de Salida.

El Papa Francisco en la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, en el apartado de la Nueva Evangelización nos da tres retos muy importantes para poner en marcha:

En primer lugra, la Iglesia, en la escucha del Espíritu, que nos ayuda a reconocer comunitariamente los signos de los tiempos. El creyente ha de buscar busca cómo alimetar su fe. Así, la Iglesia, «animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y se reúnen en el día del Señor se nutren de su Palabra y del Pan de vida eterna». También se incluyen en este ámbito los fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, expresándola de diversas maneras, aunque no participen frecuentemente del culto. Esta pastoral se orienta al crecimiento de los creyentes, de manera que respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios.

En segundo lugar, el ámbito de «las personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo», no tienen una pertenencia cordial a la Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe. La Iglesia, como madre siempre atenta, se empeña para que vivan una conversión que les devuelva la alegría de la fe y el deseo de comprometerse con el Evangelio.

Y en tercer lugar, la evangelización está esencialmente conectada con la proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado. Muchos de ellos buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro. Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio.

Es por eso que tú y yo como cristianos tenemos el deber de anunciar el Evangelio sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino por atracción.

Estamos llamados a asumir estos retos y juntos poder cambiar el rumbo de nuestra Patria, tan lastimada por la la cultura de muerte manifestada en la violencia social e intrafamiliar, la cultura de lo fácil y estéril, el desánimo de dejar las cosas como están sin mover siquiera un dedo. Es tiempo de unirnos y anunciar con valentía el mensaje del Evangelio manifestado, sí en la Palabra de Dios y experimentado en lo ordinario de la vida.

Con información de Gaudium/Editorial

Comparte:
By ACN
Follow:
La nueva forma de informar lo que acontece en la Iglesia Católica en México y el mundo.