* Entre cohetes, repique de campanas, aplausos y una comilona, el actual párroco de San Miguel Arcángel, en Perote, recibe el cariño de amigos y feligresía.
* “La viña es de Dios, nosotros somos administradores”, indicó en una elocuente homilía.
* “Todos los dones, todos los talentos que Dios nos ha dado y nos da son instrumentos para poder amar y servir a los demás”, explicó el presbítero católico.
En un gran festejo, rodeado de amigos y feligreses, el padre José Manuel Suazo Reyes festejó su 30 aniversario de ordenación sacerdotal. Originario de Tecama, municipio de Tomatlán, en la entidad veracruzana, el noveno de diez hijos, José Manuel ingresó a los 17 años al Seminario de la Arquidiócesis de Xalapa en donde ha realizado una fructífera carrera sacerdotal.
Entre cohetes, repique de campanas, aplausos y una comilona que ofreció a feligresía e invitados especiales, el actual párroco de San Miguel Arcángel, en Perote, recibió el cariño de sus parroquianos. Las notas musicales y el canto del coro, “el Señor es mi luz y mi salvación” y la Oración Colecta, marcaron la ruta espiritual de esta celebración eucarística.
“Dios todopoderoso y eterno, que en la abundancia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir”, elevó al cielo el presbítero.
En el majestuoso edificio religioso del siglo XVIII, dedicado al arcángel San Miguel — Quis ut Deus?, ¿Quién como Dios?, se puede leer en las bancas— con un mural de la creación del mundo que es un espectáculo para la mirada, el padre José Manuel Suazo agradeció la oración y presencia de todos sus feligreses e invitados especiales.
LA VIÑA ES DE DIOS, NOSOTROS SOMOS ADMINISTRADORES
“La parábola de los viñadores asesinos que, el evangelio de San Mateo, nos presenta este domingo se ubica dentro del ministerio desarrollado por Jesús en JERUSALÉN, unos días antes de su pasión. Se trata de un fuerte reclamo para quien no reconoce o se le olvida, que los bienes que Dios pone en nuestras manos son del Señor; nosotros sólo somos sus administradores”, dijo el padre José Manuel Suazo al iniciar su homilía.
“El gran problema de los viñadores asesinos, de los que habla la parábola, fue que se olvidaron que eran administradores y adoptaron una conducta posesiva. En este sentido esta Parábola es una clara advertencia para todos nosotros. Debemos recordar siempre que Dios pone sus bienes en nuestras manos. Él es el dueño absoluto de todo. En diversas formas y de diversos modos todos tenemos distintas responsabilidades en la administración de los bienes del Señor”, indicó.
Luego de escuchar lecturas bíblicas de Isaías, San Pablo a los filipenses y el Evangelio de San Mateo, el padre Suazo reflexionó: “Todos los dones, todos los talentos que Dios nos ha dado y nos da son instrumentos para poder amar y servir a los demás. Si los usamos de una forma egoísta para buscar sólo nuestro propio interés nos asemejamos a estos labradores egoístas y asesinos. Debemos pedirle a Jesús constantemente que nos conceda asemejarnos a él que no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por todos. Este es el camino que el Señor nos propone a todos. Estamos llamados a vivir en este espíritu de servicio y de generosidad”.
NOS JUGAMOS LA SALVACIÓN, EXPRESÓ.
“Recordemos siempre que, a través de esos bienes, nos jugamos la salvación eterna. Estos bienes pueden ser nuestra vida, nuestra familia, una vocación, todo tipo de riquezas materiales o espirituales, un servicio a los demás y en mi caso EL MINISTERIO SACERDOTAL. Hoy estoy celebrando 30 años de este gran regalo que, por la misericordia de Dios, he recibido para dedicar mi vida a los demás”, asentó el sacerdote especializado en Sagradas Escrituras con estudios en el Instituto Bíblico de Roma y la Universidad Hebrea de Jerusalén.
“EL sacerdocio es el mismo amor del corazón de Jesús, decía el Santo Cura de Ars, es un regalo que Cristo ha dejado a la Iglesia para continuar en el tiempo su ministerio de salvación, por ello en este día 8 de octubre de 2023, Doy gracias a Dios que me ha confiado este don maravilloso”, expuso.
“Agradezco a Dios porque él, a través de mi persona, ha hecho llegar innumerables gracias a muchas personas. A través del ministerio sacerdotal que Dios me ha confiado, Dios ha perdonado a muchas personas, los ha alimentado con su palabra, los ha consolado, los ha animado y les ha dado esperanza, yo sólo he sido su instrumento.
Hoy agradezco además a la Iglesia, mi madre y mi maestra, que me ha formado y, a través de mis superiores me ha encomendado múltiples ministerios, en todos ellos el primer beneficiado he sido yo, agradezco a todos mis maestros en la fe que me han ayudado a crecer en el camino del sacerdocio, llegue mi gratitud a todos los fieles que he conocido en las diferentes parroquias o comunidades donde he prestado mis servicios”, asentó.
“Doy gracias a Dios por toda mi familia de sangre, a mis padres, hermanos y hermanas, a mis tíos, primos y sobrinos donde recibí la fe y las primeras lecciones de la vida; agradezco además a todos mis amigos que con su amistad, cariño y apoyo, me han hecho sentir como si fuera parte de su familia. Dios les pague todo el bien que han hecho conmigo”, dijo.
RENOVACIÓN DE VOTOS
Con esta Eucaristía renuevo mi consagración a Dios y a la Iglesia, renuevo mis deseos iniciales y mi compromiso de ponerme al servicio de Dios y de su pueblo, renuevo mi compromiso de seguir las enseñanzas del evangelio. Quiero seguir siendo un instrumento de la misericordia divina para que Dios haga llegar su salvación a todas las personas a mí encomendadas. Renuevo mi compromiso de servirles a todos ustedes a imagen del buen pastor, que da la vida por sus ovejas, indicó el ex vocero de la Arquidiócesis de Xalapa.
Y así, concluyó sus reflexiones rezando un himno de la Liturgia de las Horas, “que es para mí la ruta de mi vida sacerdotal y que me recuerda lo que soy y lo siempre debo hacer”:
“Señor, tú me llamaste
para ser instrumento de tu gracia,
para anunciar la buena nueva,
para sanar las almas.
—
Instrumento de paz y de justicia,
pregonero de todas tus palabras,
agua para calmar la sed hiriente,
mano que bendice y que ama.
—
Señor, tú me llamaste
para curar los corazones heridos,
para gritar, en medio de las plazas,
que el Amor está vivo,
para sacar del sueño a los que duermen
y liberar al cautivo.
Soy cera blanda entre tus dedos,
haz lo que quieras conmigo.
—
Señor, tú me llamaste
para salvar al mundo ya cansado,
para amar a los hombres
que tú, Padre, me diste como hermanos.
Señor, me quieres para abolir las guerras,
y aliviar la miseria y el pecado;
hacer temblar las piedras
y ahuyentar a los lobos del rebaño. Amén”.
Luego de la comunión y de que el coro parroquial cantara a voz en cuello “El profeta”, una pieza de música litúrgica de Gilmer Torres Ruiz, “tengo que gritar, tengo que arriesgar, ay de mi si no lo hago, ¿cómo escapar de ti?, ¿cómo no hablar de ti si tu voz me quema dentro?”, el padre Suazo leyó la oración final pidiendo a Dios “ser transformados en aquel a quien hemos recibido en este sacramento”.
Los grupos parroquiales se volcaron en atenciones hacia todos los que acudieron a la Eucaristía y en los salones parroquiales y el auditorio, sirvieron comidas y bebidas en un ambiente festivo por este 30 aniversario sacerdotal del padre José Manuel Suazo Reyes.
Por Miguel Valera.
PEROTE, VERACRUZ.
ESPEJODELPODER.