«La enfermedad silenciosa que nos afecta», comunicado dominical de la arquidiócesis de Xalapa

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

Es esencial que las mujeres y los hombres nos comprometamos y adquiramos las competencias necesarias para cumplir la misión y la visión elemental en la sociedad democrática a la que pertenecemos. Ante todo, existe una capacidad básica que consiste en volver a recuperar los grandes ideales de justicia y de paz, que nos permitan generar el bien común y el desarrollo integral de todos y para todos. Además, es urgente observar y conocer todo lo que está pasando a nuestro alrededor, para ver lo bueno que nos ayude a terminar con las dinámicas de violencia, la degeneración del tejido social y las olas de enfermedades, como el dengue y el covid 19, que siguen acechando en estos días.

Ante las problemáticas sociales, climáticas, económicas y de salud pública que seguimos enfrentando como nación y estado veracruzano, es urgente evitar los extremos en la conducta humana: Pesimismo u optimismo. Existe la posibilidad, ante dichos problemas, de pensar que ya no se puede hacer mucho o que todo se resolverá con alguna propuesta aislada y sin incluir a la comunidad.

El Papa Francisco nos invita, en su reciente Exhortación Apostólica sobre la crisis climática, a enfrentar, juntos y objetivamente, los problemas comunes: “Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra que son sólo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos” (Número 5). Es tiempo de generar espacios y propuestas comunes para resolver juntos todas las problemáticas comunes y lograr el progreso de y para todos.

Pbro. Juan Beristain de los Santos

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