Autoridades federales y capitalinas, otra vez ignoraron disponer de accesos exclusivos para que familias mexicanas y turistas disfrutaran de su derecho inalienable a presenciar las misas, servicio de confesiones y vivir la gran experiencia de fe por ingresar a la Catedral Metropolitana, centro neurálgico, simbólico y patrimonio cultural de México.
Otra vez, como ha sido toda la semana, el cinturón de seguridad bloqueó todos los accesos al Zócalo y por ende tan emblemático templo religioso.
Mientras el plantón del Frente Nacional Anti Manuel López Obrador (Frena), amenazaba con ingresar al Zócalo, por diversas calles en su intentona de operación hormiga, la policía capitalina, continuó con el asedio a este sector de la población al que se le negó su derecho a manifestarse de forma pacífica; pero lo más grave: continuó la constante línea de violar la libertad de culto.
En el recorrido que efectuó Agencia Católica de Noticias (ACN) por calles aledañas a la Catedral Metropolitana, se pudo constatar que todo el perímetro que rodea a la plancha del Zócalo, en donde se encuentra tan importante inmueble religioso, abarcó un dispositivo policiaco, que solo permitió el acceso a los habitantes de la zona, comensales y empleados de giros comerciales; sobre todo de restaurantes, quienes ingresaron supervisados por centenares de elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX.
Los uniformados custodiaban detrás de vallas metálicas todas las calles que llevan a la Plaza de la Constitución y mostraron una actitud de desconfianza ante todo transeúnte que intentaba acceder cerca de ese perímetro; además, no ofrecían una información precisa al ciudadano sobre qué calles estaban abiertas al tránsito para poder llegar a la Catedral.
Fieles y laicos se quedaron otra vez con las ganas de visitar la Catedral Metropolitana; visualizaron a lo lejos el templo religioso emblemático y mostraron su tristeza e impotencia por no poder ingresar.
A muchas familias y extranjeros que viajaron de otros países, se les impidió su gran ilusión de conocer este importante templo católico, acercarse a Dios y confesarse.
Otro dato a resaltar es que los uniformados parecían ver moros con tranchetes, pues ciudadano que se acercaba a indagar algo o pretender ingresar, los observaban como si intentara quedarse a manifestarse en el Zócalo.
Es cierto, el movimiento “Frena”, amagó en concentrarse en la Plaza de la Constitución; sin embargo, al pueblo de Dios se le negó arbitrariamente su derecho a acercarse a Dios.