“¿Cuándo le doy la mano a una persona necesitada, a un enfermo, a un marginado, después de darle la mano hago así enseguida (gesto de limpiarse las manos) para que no se me contagie? Esta y otras preguntas son las que ha hecho esta mañana el Papa a algunos representantes de la caridad en Lisboa.
Esta mañana el Papa Francisco ha iniciado su jornada en Lisboa confesando a algunos jóvenes en la Plaza del Imperio para después encontrarse con los representantes de algunos centros de asistencia y caridad de Lisboa: “La caridad es el origen y la meta del camino cristiano, y vuestra presencia, realidad concreta de “amor en acción”, nos ayuda a no olvidar la ruta, el sentido de lo que hacemos” les ha dicho el Papa. A raíz de los testimonios de algunos de los representantes, el Papa se ha centrado en tres aspectos: hacer el bien juntos, actuar concretamente y estar cerca de los más frágiles.
Hacer el bien juntos
El Papa ha hecho referencia al testimonio de uno de ellos que ha hablado de lo importante que es que uno no se debe dejar “definir” por la enfermedad, sino hacerla parte viva del aporte que nosotros damos al conjunto, a la comunidad. “Es verdad – dice el Papa – no debemos dejarnos “definir” por la enfermedad, o por los problemas, porque no somos una enfermedad o un problema. Cada uno de nosotros es un don, un don único —con sus límites—, un don valioso y sagrado para Dios, para la comunidad cristiana y para la comunidad humana”.
Actuar concretamente
Después, el Santo Padre se ha referido a otro testimonio, en este caso el de don Francisco, que citando a san Juan XXIII ha dicho que “la Iglesia no es un museo de arqueología”. “Algunos la piensan así, pero no es – dice el Papa – es la antigua fuente del pueblo que suministra el agua a las generaciones actuales igual que a las generaciones pasadas”.
El Papa hoy te pregunta: ¿le tienes asco a la pobreza?
Francisco se ha detenido también en la importancia de entender que no existe el amor abstracto: “No existe el amor platónico, está en órbita, pero no está en la realidad” asegura y subraya que “el amor concreto es ese que se ensucia las manos”.
Después, destaca su batalla de preguntas para hacer reflexionar sobre la caridad: “cada uno de nosotros se puede preguntar: el amor que yo siento hacia todos los de aquí, ¿lo que siento hacia los demás es concreto o abstracto?” “¿yo cuando le doy la mano a una persona necesitada, a un enfermo, a un marginado después de darle la mano hago así enseguida (hace un gesto de limpiarse las manos) para que no se me contagie?” “¿le tengo asco a la pobreza, a la pobreza de los demás?”, “¿busco siempre la vida destilada, esa que existe en mi fantasía, pero no existe en realidad?».
Francisco recuerda que hay muchas vidas “destiladas inútiles que pasan por la vida sin dejar huella, porque su vida no tiene peso” pero – aclara – “aquí tenemos una realidad que deja huella, una realidad de tantos años que está dejando una huella que es de inspiración a los demás”. “No podría existir una Jornada Mundial de la Juventud sin tener en cuenta esta realidad, porque esto también es juventud en el sentido que ustedes generan vida nueva continuamente” ha puntualizado.
La caridad como fuente de inspiración
Por último, agradece la “conducta” de los representantes de la caridad, pues gracias a su compromiso y a ensuciarse las manos por tocar la realidad y la miseria de los demás “están generando inspiración” pero también “vida”.
Mireia Bonilla.