* El nuevo «prefecto» de la Doctrina del Vaticano, Tucho Fernàndez, contado por quienes lo conocen bien, su antecesor en la diócesis de La Plata, Monseñor Aguer.
* «La monarquía papal persigue y liquida a los que no se mantienen al día con el relativismo doctrinal que profesa el oficialismo latinoamericano», dice.
En el lugar de Víctor Manuel Fernández al frente de la arquidiócesis de La Plata estará monseñor Gabriel Antonio Mestre, hasta hoy obispo de Mar del Plata. Este nombramiento estaba en el aire ya que el perfil de Mestre pertenece a esa generación de obispos menores de 60 años fuertemente comprometida con los temas sociales con los que Francisco pretende rediseñar el rostro presente y futuro de la Iglesia argentina.
Ese surco se trazó con el reciente nombramiento de Jorge García Cuerva, de 55 años, en Buenos Aires, en la arquidiócesis que alguna vez perteneció a Jorge Mario Bergoglio. El relevo entre Mestre y Fernández seguramente será muy diferente al último anterior en La Plata que data de 2018. La Misa de instalación en la nueva arquidiócesis se realizará el 16 de septiembre en presencia del nuncio apostólico en Argentina, Monseñor Miroslaw Adamczyk.
En el mismo período, el cardenal electo Víctor Manuel Fernández tomará posesión del pupitre que perteneció a Joseph Ratzinger en el dicasterio para la doctrina de la fe y el 30 de septiembre recibirá la escarlata de manos del Papa en la Basílica de San Pedro. Basílica de San Pedro. Tucho definió la llegada de Mestre a su lugar como «un regalo de Dios». Como decíamos, el clima de esta sucesión promete ser muy diferente al que acompañó la llegada de Fernández hace cinco años.
En ese momento, en efecto, el nuevo prefecto del dicasterio para la doctrina de la fe tomó el lugar de monseñor Héctor Aguer, histórico opositor de la línea bergogliana en el episcopado argentino. No es sorprendente que Francisco aceptara su renuncia como arzobispo titular una semana después del 75 cumpleaños canónico. Un tratamiento nada sorprendente que el Papa reservó para muchos prelados a los que no les gustaba (o ya no les gustaba).
Sin embargo, el cambio de Aguer fue particularmente abrupto porque el enviado de la nunciatura le informó que tendría que salir de La Plata inmediatamente después de la misa de despedida y que el auxiliar Alberto Germán Bochatey nombró para la ocasión administrador apostólico. No solo eso: a Aguer se le ordenó no residir en la archidiócesis después de su retiro como había planeado originalmente.
Sin techo, el arzobispo emérito recibió la hospitalidad del obispo greco-melquita al final de la homilía final en la catedral, evidentemente impresionado por las formas en que Roma había decidido liquidar a uno de sus servidores.
Aunque retraído, monseñor Aguer no ha dejado de opinar sobre la situación de la Iglesia y en los últimos días ha enviado una nota a algunos destinatarios como La Nuova Bussola Quotidiana en la que formula su duro juicio sobre las primeras salidas públicas de Fernández como prefecto encargado. Respecto al sínodo sobre la sinodalidad, por ejemplo, Tucho dijo que su misión será velar por que “las cosas que se digan sean coherentes con lo que Francisco nos ha enseñado”.
Palabras que su antecesor en La Plata traduce así:
«Hay absoluta libertad para todos los inventos y artimañas; sólo hay que tener cuidado con los «atrasados» que siguen obstinadamente la Tradición eclesial. Para quien lo entienda bien, lo dicho explica el sentido de la ideología pontificia, según la cual la monarquía papal persigue y liquida a los que no se mantienen al día con el relativismo doctrinal que profesa el oficialismo latinoamericano».
Aguer pasa luego a analizar la carta al nuevo prefecto en la que el Papa pone por escrito cómo entiende él la tarea del dicasterio para la doctrina de la fe. La posición expresada en las indicaciones del Papa, según el arzobispo emérito de La Plata, sería «absolutamente contraria a la profundidad histórica del cuidado eclesial de la Fe, desde los tiempos de los Apóstoles» porque «incluso en tiempos en que el poder papal estaba ejercida por hombres inadecuados, mujeriegos, mundanos o víctimas de la intromisión imperial, siempre se cuidó que no se manchara la Verdad que Cristo confió a la Iglesia».
Finalmente, Aguer subraya una paradoja al retomar un comentario reciente del Papa sobre la situación en Argentina. Francisco afirmó que «el problema son los argentinos»: «¡Sí, pero hemos colonizado la Roma papal!», observa con sarcasmo el prelado.
Lunes 31 de julio de 2023.
Ciudad del Vaticano.
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