Una vez más ayer, el arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes, repitió una curiosa conducta: decir lo mínimo que ha venido mencionando desde 2018 sobre el régimen sandinista que gobierna Nicaragua.
Durante la jornada del miércoles siguió repitiendo a los periodísticos, a los que evidentemente no puede soportar, que su hermano obispo, monseñor Rolando Álvarez, estaba en prisión y que los rumores de su liberación eran sólo «especulaciones de ustedes periodistas».
La verdad era otra y todos lo sabían, pero el cardenal fingió caer de las estrellas.
Monseñor Álvarez fue sacado los lunes en la cárcel La Modelo , protegido y custodio, para hablar con algunos hermanos obispos, familiaris y un enviado especial de la Secretaría de Estado.
En concreto, a los periodistas buscaban conocer la opinión de Mons. Álvarez sobre la propuesta de Ortega al Vaticano, hecha por medios indirectos: libertad para el prelado a cambio del destierro.
El obispo Álvarez respondió negativamente y luego fue llevado de regreso a su celda en la cárcel La Modelo .
Mientras tanto, el cardenal Brenes continuó diciendo que no sabía nada, que hacía meses que no veía a Álvarez, que solo visitaba a familiares y que no había negociación en curso.
Brenes ya se comportó de la misma manera en el pasado, diciendo que no sabía nada sobre el decomiso del dinero de la diócesis depositado en los bancos, y ante ello se mantuvo en silencio en varias oportunidades, en las que Ortega ordenó nuevas acciones represivas contra la iglesia local.
Meses después, tras una visita al Vaticano, en medio de una crisis, Brenes argumentó que todo estaba bien y que estaba en diálogo con el gobierno. Días después, el dictador Daniel Ortega, que había expulsado del país al Nuncio Apostólico durante 15 meses, ordenó la suspensión de las relaciones diplomáticas con el Vaticano.
En cualquier caso, como se puede observar, para el cardenal Brenes…todo siempre parece «normal».
Por LUIS BADILLA.
CIUDAD DEL VATICANO.
JUEVES 6 DE JULIO DE 2023.
