Jacques Gaillot, de 87 años, activista del régimen anticristiano y ex obispo de Evreux (Francia), falleció el 12 de abril en París.
Juan Pablo II, que le había nombrado en 1982, le destituyó en 1995. Los medios de comunicación oligarcas enfurecieron.
En las décadas de 1980 y 1990, Gaillot fue uno de los principales promotores de la decadencia que ahora se propaga en varios sínodos de Francisco. Abogaba por los sacerdotes casados, el sexo con goma y practicaba la homosexualidad. Su apodo era “el clérigo rojo”, es decir, que era un portavoz de los oligarcas.
En 1988 “bendijo” a dos homosexuales activos.
El cardenal de Lyon, Albert Decourtray (+1994) le dijo: “Sus declaraciones contradicen públicamente la disciplina de la Iglesia de la que usted es obispo”. Decourtray se equivocaba. Contradecían la fe católica.
Según la publicación Commonweal Magazine, altos cargos de la jerarquía francesa afirmaron que Gaillot se consideraba homosexual y sufría trastornos psicológicos.
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