Ha llegado un año más la Semana Santa, en la que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Millones de cristianos en todo el mundo participan de una celebración que, además de religiosa, tiene una gran relevancia histórica y cultural.
Una de las tradiciones más destacadas de la Semana Santa son las procesiones, durante las cuales se portan imágenes religiosas en un desfile público. Los participantes visten túnicas y capuchas de diferentes colores para representar diferentes personajes de la Pasión de Cristo. En México son famosas las procesiones de Taxco, Guerrero, con sus calles empedradas y empinadas, y las imágenes ricamente adornadas y rodeadas por velas y flores.
La Semana Santa ha sido una fuente de inspiración para muchos artistas y ha dado origen a diversas expresiones de la cultura popular. Es también una época en la que muchos turistas aprovechan para visitar los lugares donde se celebran los muy variados actos conmemorativos.
En algunos sitios de nuestro país, como el ya mencionado Taxco, San Miguel de Allende, Iztapalapa, Huamantla o San Luis Potosí, las celebraciones de la Semana Santa son de los principales atractivos turísticos.
En México existe una tradición muy peculiar conocida como la “quema de Judas”, en la que se queman en público muñecos vestidos con trajes extravagantes que representan a Judas Iscariote, el discípulo que traicionó a Jesús.
A menudo, esta tradición incluye la representación de personajes que son ampliamente despreciados por la opinión pública, como expresidentes, políticos o incluso entrenadores de la selección de fútbol.
Si hay una figura compleja y enigmática en la historia de Occidente esa es, precisamente, la de Judas Iscariote, y así ha sido reflejada en la literatura.
Dante Alighieri lo coloca en el último círculo del infierno en su celebérrima Divina Comedia, mientras que más recientemente novelistas como Taylor Caldwell o Nicos Kazantzakis han intentado humanizarlo y tratar de encontrar una explicación a su comportamiento.
El cine no ha sido ajeno a la figura de Jesucristo, el gran protagonista de estos días santos. Decenas de películas han representado su pasión y muerte, entre las que destacan La Pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson, Rey de Reyes (1961) de Nicholas Ray, La más grande historia jamás contada (1965) de George Stevens, o Jesús de Nazareth (1977) de Franco Zeffirelli.
Para los cristianos, la Semana Santa es la más importante, ya que la resurrección de Jesús representa el triunfo sobre la muerte y el pecado.
Pero incluso para los no creyentes, la Semana Santa es un momento de descanso y en donde se puede apreciar nuestra rica tradición cultural. Por eso podemos decir que es, con toda justicia, la Semana Mayor.
Fernando Rodrígues Doval / Politeia
Recuperado de El Heraldo de México